Descubriré Tu Secreto (Bakugou x T/N "Yunami Yarekyo")

Capitulo XII

No sabía si seguir adelante o volver atrás. Había parado su carrera a los diez metros quedando paralizado en el lugar. Su madre le decía que siguiera pero él no estaba seguro de eso. Sentía que quería volver, pero no sabía si era lo correcto. Tenía un mal presentimiento que no lo dejaba tranquilo que parecían dos enormes manos que lo arrastraban hacia atrás con la voz de fondo diciéndole "Corre...corre...regresa....Yunami esta en peligro....te necesita.."

Su madre o tomaba del hombro intentando arrastrarlo con ella al ver que no reaccionaba a sus palabras. Pero inexplicablemente, con toda la fuerza reunida de la mujer, Bakugou seguía paralizado en su lugar cuestionándose que hacer.

-Debo volver- murmuró bajo pero suficiente como para ser escuchado- Pero no se si es lo que en verdad debería hacer

Su madre para de forcejar y lo mira. Ve como sus manos tiemblan y sus piernas estan indecisas de hacia donde dirigirse. Su mirada estaba perdida en lo que dejaron atrás mientras su cerebro intenta organizarse para tomar una decisión. La comisura de los labios se eleva en el rostro de la mayor al comprender las emociones de su hijo. Suelta el brazo del chico y este se voltea a verla por la repentina acción.

-Sabes que yo jamás te permitiría volver allí, pero te conozco, y sé lo testarudo que eres- dice la mujer acariciando el cabello del contrario- Cuídate..

Estas palabras fueron suficientes para animar al menor. Sin pensarlo dos veces echó a correr de vuelta dejándole la tarea de denuncia a su madre. Corrió lo más rápido que pudo el pequeño trecho que hacía falta para volver a su casa, en donde se encontraría con un verdadero desastre.

Apenas divisó el portón del lugar en el que se crió, aceleró su andar. Atravesó la puerta de entrada y corrió ágil por la casa hasta llegar al patio trasero en donde se detuvo sorprendido con la imagen frente a él; varios de los guardias de Ratmur estaban esparcidos por el césped, algunas plantas estaban quebradas y tiradas en el suelo habiendo sido pisoteadas varias veces. Ratmur se encontraba del lado opuesto a él mirando al centro con sastisfación. Sin poder contener su curiosidad la mirada de Bakugou terminó posada en una chica arrodillada en medio del césped con varias heridas de cortes, golpes y rasguños en su cuerpo. Trataba de mantenerse estabilizada apoyándose sobre un arma larga como una escopeta en forma vertical mientras protegía con su cuerpo un rollo de papel. Su cabello tricolor estaba ahora manchado en una gran zona de un rojo fuerte que escurría por el pelo rubio goteando hasta impactar contra la tierra creando un pequeño charco de sandgre. Un guardia le estaba apuntando por la espalda, advirtiéndole que tenga cuidado en sus acciones.

-Entrega el pergamino- ordenaba el tutor de la chica con una mano extendida sin percatarse siquiera de la presencia de la cuarta persona consciente en el lugar.

-Solo en tus repugnantes y podridos sueños..- dijo Yunami con la respiración entrecortada tratando de erguirse para dar una impresión de resistencia y fuerza, pero un golpe en la espalda la obligó a caer por completo al suelo sin fuerzas soltando su soporte y apoyando el peso de su cuerpo en sus codos. Ahí fue cuando el cenizo logró distinguir en el pecho de esta una herida de bala que se incrustaba un poco en la piel. Y eso fue lo que colmó su sentido de la razón.

-Te recomiendo que lo hagas- vuelve a hablar el mayor haciendo una seña con su mano para que el guardia amenazase más directamente a la joven. Este acató la orden y colocó la punta de su arma en la nuca de la chica listo para disparar y acabar con su vida-Despídete de tus últimos segundos

Los ojos de Yarekyo se abrieron sintiendo la sensación de jamás volver a ver nuevamente la luz. Por su mente aparecieron las personas a las que quiso y que la trataron con cariño, su amigo, sus compañeros de la U.A, los señores Bakugou...y Katsuki. La última imagen que se le vino a la mente fueron aquellos ojos rojos carmesíes que estuvieron dispuestos siempre a ayudarla antes de escuchar el fuerte sonido del disparo y ver todo a su alrededor oscuro. Al último segundo escuchó una voz familiar llamando su nombre para acto seguido perder la conciencia.