Capítulo #03

922 91 52
                                    

Akaza solo podía hundirse en esa mirada tan penetrante, quería que esa mirada lo mirase fijamente a él, solo a él, nadie más, quería que los ojos zafiro fuera lo primero y último en ver cada maldito día de su vida

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Akaza solo podía hundirse en esa mirada tan penetrante, quería que esa mirada lo mirase fijamente a él, solo a él, nadie más, quería que los ojos zafiro fuera lo primero y último en ver cada maldito día de su vida. No sabía cómo pero se acercó lo suficiente a su prometido para tomar sus mejillas con ambas manos, acariciar esas regordetas y suaves mejillas…Dios era el cielo mismo, ese tacto es suficiente para no alejarse más nunca del azabache.

Por otro lado, Giyuu no sabía cómo reaccionar ante la situación, quería apartar al pelirosa, pero también deseaba más tacto con él, no sabía qué hacer, desea ser amado con anhelo, desea ser la primera opción de esa persona y no ser solo un juego como lo fue antes, desea amar al pelirosa frente a él, desea amar a Akaza para siempre.

Pero claro, el maldito miedo puede más si está acompañado de las asquerosas dudas y el indecible miedo, una combinación que solo hace un daño, un maldito daño para ambas personas.

Giyuu tomo ambas manos del contrario, apartandolas de sus mejillas, no se sentía preparado aún, su corazón aún no ha podido sanar desde la última vez. Akaza se sorprendió por el tacto de sus manos con las de él, eran jodidamente suaves como algodón, pero se percató de la mirada baja del azabache, pensó que lo había echado a perder, pensó que Giyuu creía que solo lo iba a utilizar y ya, maldijo sus malditos impulsos.

Giyuu: …Akaza…vamos..al parque…si? -Necesitaba aire fresco, quería aclarar su mente antes de seguir con esos pensamientos negativos-

Akaza: Por supuesto, ven vamos - Extendió su mano para ayudarlo a pararse, creía que se desmayaría de la felicidad cuando Giyuu aceptó ese gesto-

Ambos salieron del restaurante agarrados de una forma formal, Akaza con su brazo doblado para que su acompañante pudiera agarrarse mejor, y Giyuu agarrándose fuertemente de ese musculoso brazo, se sentía seguro con ese agarré.

Al pasar los minutos podía ver la entrada del parque, decidieron hacer una pequeña caminata en dirección al centro de esa área, sabían que ahí se encontraban unas bancas esperando por cualquier persona deseando descansar o simplemente pasar el rato en ellas, iban de lo más tranquilos posible, se sentían bien pues aún seguían en el mismo agarré, al visualizar una banca frente a ellos, Akaza fue todo un caballero, ayudando a sentarse primero para luego acompañarlo a su lado. Sentir ambos la refrescante brisa de primavera fue algo cómodo, Giyuu cerró sus ojos con el primer roce del aire frío, sentía mucha paz y harmonía en su ser, mientras un pelirosa solo podía ver con brillos en sus ojos esa maravillosa vista, los cabellos rebeldes siendo movidos sutilmente por ese aire, rayos de sol posados sobre la tez blanca como nieve, labios semi rosa siendo levemente abiertos, no está seguro si realmente está vivo porque está seguro que está persona frente a él es un ángel, un hermoso ángel que será solo para guiarlo al cielo. Juro por todo lo estaba ahí que no olvidaría jamás esa imagen de su mente.

Aunque claro, no todo es color de rosa en esta vida, un ladrido hizo reaccionar al azabache, miró con horror de dónde provenía, y terminó mirando frente a él un pequeño Pekinés ladeando su cola con felicidad.

Mi "Dulce" MatrimonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora