Capítulo 7

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–Justo al otro lado de la calle hay un restaurante, el estacionamiento es seguro. Quédense allí hasta que les dé una señal, o...– les dice Ben a Dumbo, Bizcocho y Frijol. No termina la frase, pero sé de lo que habla.

«...o hasta que el hotel vuele en mil pedazos».

Dumbo es inteligente, y nos mira fijamente.

–Yo soy el médico– dice, se ha dado cuenta, obviamente. –Debería ir yo, Sargento.

Ben lo mira con dureza, como diciéndole que no es un buen momento para bromas.

–Sal de aquí.

–Pero...– empieza a cuestionar, entonces doy un paso adelante y le pongo una mano en el hombro.

–Vamos Dumbo, yo los acompañaré.

Se niega, y con un suspiro da un paso atrás –Está bien, podemos solos.

Él y Bizcocho intentan llevarse a Frijol, que se muestra bastante reticente.

– ¡Ya basta, soldado! Obedece a tu Sargento– le dice Ben, ya harto.

Sus palabras no son duras, pero al niño se le llenan los ojos de lágrimas de todos modos –Ven aquí– le digo.

El niño corre a mis brazos llorando como si lo estuvieran matando. Le tomo la mano y caminamos hasta el final del pasillo, y luego bajamos las escaleras hasta estar justo frente a la puerta de salida del hotel –Escúchame, ¿eres un soldado?– él asiente rápidamente. –Sí, claro que lo eres. Y los buenos soldados siguen órdenes, y tú eres un buen soldado. ¿Cierto?

–No Ice, no soy un buen soldado. Quiero ser mejor, como tú y como Zombi.

–Y como Hacha– le digo, el asiente y mi corazón se estruja un poco ante la preocupación por mi compañera –. Claro que puedes, Frijol. Así que ahora ve y obedece a tu sargento. Eso es lo primero que tienes que hacer.

–Pero quiero quedarme aquí con ustedes.

– ¿Y quién cuidará a Bizcocho y a Dumbo si tú no estás? Tienes que ir ¿Sí, soldado Frijol?– le hago el saludo militar.

El me imita y sonríe aún con los ojos húmedos, aunque ya dejó de llorar –Señor, sí, señor.

Él se aleja hacia Bizcocho que aguarda en la puerta. Yo me vuelvo y subo las escaleras hacia donde Ben y Cassie me esperan, fuera de la habitación.

–Tienes habilidad– me dice ella.

–Gracias.

–No era un cumplido.

–Está bien.

–Aun así, te agradezco por encargarte de él.

Siento que la ira se enciende dentro de mí y no puedo conseguir detener las palabras que salen de mi boca –Sí, déjame a mi encargarme de tu querido hermano mientras tú le tomas la mano a un alienígena asesino herido. Perfecto.

–Ya está bien– nos corta Ben –.Creo que ahora deberíamos ocuparnos de la situación que tenemos aquí.

Suspiro –Bueno, supongo que ya hemos respondido al gran acertijo. Pero lo que no entiendo es por qué no acabaron con nosotros con un par de misiles Hellfire. Saben que estamos aquí, era mucho más sencillo.

–No es su estilo– contesta Sullivan.

– ¿Estilo?

– ¿No te habías fijado en lo personal que ha sido esto... desde el principio? Creo que matarnos les encanta.

Ben la mira, entre asombrado y asqueado –Sí, bueno, ya veo por qué quieres salir con uno de ellos.

Le hecho una mirada de reproche. No es lo más apropiado para el momento y se da cuenta rápidamente. Ambos estamos algo irritados, y se nota.

La Quinta Ola - El mar Infinito (Ben Parish)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora