Capítulo 30

1.1K 97 8
                                    


30.

Yoongi observó el cuerpo tendido de Jimin sobre la cama, con una mueca de preocupación, y además una placa de resignación colgada en el pecho. Es que él era tan amable y se hizo cargo Jimin para que Jungkook y Taehyung tuviesen un tiempo juntos, como el mejor amigo le conocían.

Jimin murmuraba algunas cosas que no lograba entender muy bien ya que atropellaba las palabras, y movía sus manos como si estuviese hablando con alguien, eso a Yoongi le parecía gracioso hasta cierto punto. Cierto punto que marcaba una gran diferencia entre su sentido del humor y la realidad, porque los balbuceos de Jimin, lo inquietaba un poco, sobre todo si intentaba recrear lo que seguramente estaría pasando entre Jungkook y Taehyung.

-Kooki, abrázame, por favor...-balbuceaba el rubio, con sus ojos cerrados y sus mejillas coloradas, sus manos acariciaban las sábanas alrededor, llamando a alguien que no llegaría esa noche -Kooki...quiero que estés conmigo, no con Taehyung. Kooki, te amo mucho... -Yoongi se preocupó entonces, sobre todo al ver las lágrimas cristalinas deslizarse por el rostro de Jimin. Algo así estaba muy mal.

Soltó un suspiró y decidió empezar a buscar por algo de ropa más cómoda, no sabía dónde empezar a buscar pues era una habitación desconocida para él, y Jimin no estaba en condiciones de ayudarlo. Así que tomó una camiseta color negra del primer cajón que abrió, no sabía si era suya o de Jungkook, pero lo que sea sería mejor que la ropa ajustada que traía puesta.

Se acercó de regreso a la cama, donde se sentó a un lado de Jimin y empezó a desabotonarle la camisa; se sintió como cuando ayudaba a su hermana mayor a cuidar a sus sobrinos bebés, y le tocaba siempre vestirlos después del baño; solo que Jimin no era un bebé, o bueno, sí lo era y estaba ebrio.

-Jungkook... -Jimin suspiraba mientras Yoongi hacía su trabajo desabotonando la prenda -Kooki bésame... -Jimin movía su cabeza, con los ojos cerrados y los labios entre abiertos, buscando un contacto de quien creía su subconsciente era Jungkook. Y Yoongi se sintió increíblemente mal, por algo de lo que no tenía culpa alguna.

-Jimin, yo no soy Jungkook -habló el castaño, sintiéndose un poco incómodo de que Jimin estuviera confundiéndose de esa forma. Si bien no conocía a ese par, estaba enterándose de muchas cosas sobre ellos sin siquiera planearlo -soy Yoongi y tú estás muy ebrio, anda, dilo ¿quién soy?

-Yoon... -murmuró, cayendo rendido de nueva cuenta a la cama una vez con la camisa puesta -Yoongi... -el nombrado sonrió al escuchar su nombre entre quejidos, ahora por lo menos sabía que Jimin no estaba del todo perdido.

-Muy bien, soy Yoongi, y tú eres Jimin, quien va a dormir como un bebé, ¿de acuerdo? -el castaño procedió a quitarle los zapatos y los calcetines al menor, que había decidido tomarse un momento de silencio, bajo suspiros suaves y jadeos.

Yoongi estuvo a punto de decir algo más, algún chiste o algo acerca de que era un buen niñero de adolescentes ebrios, pero su intención se esfumó por completo, cuando levantó la mirada y se encontró con el rostro de Jimin escondido detrás de sus manos, de repente estaba sollozando y llorando como si Yoongi hubiese estado golpeándolo

-Jimin... - su voz preocupada atacó los jadeos del menor, inclinándose un poco sólo porque no le gustaba esa manera tan intensa de llorar, no en alguien como Jimin -Jiminnie, ¿qué pasa?...-confundido se quedó quieto, esperando por la aprobación del menor.

-Jungkook no vendrá, ¿cierto?... - su palabras fueron balbuceos entrecortados, su llanto le impidió tomar aire, su pecho tenía una presión desagradable. Sentía algo como una grieta en el alma, algo como una traición que siempre aceptó.

-Yo, creo que no... -Yoongi confesó, dejando entonces su tarea y sentándose en la cama junto a Jimin recostado, bastante inseguro acerca de lo qué hacer. Él no esperaba que le dejaran al niño del corazón roto en la historia, mucho menos si ese niño se miraba tan feliz y vivo, cuando en realidad de pura y fina porcelana estaba hecho.

Jimin se levantó y entre movimientos torpes se arrastró sobre la cama hasta recostarse en las almohadas, Yoongi lo observó atento, y esperó algo más, pero el rubio sólo se abrazó a las cobijas, encogiendo sus piernas y sorbiendo la nariz entre sollozos.

-Q-que bueno, porque... él siempre me quita la cobija...-Y Yoongi no supo qué era más falso, si sus palabras o su sonrisa.

Herido de una forma que no logró entender, porque aquel no era su problema, ese niño no era su amigo, y esa no era su ilusión rota. Sin embargo, él no quería dejar a Jimin allí, en medio de donde no recibiría nada más que dolor, y esa clase a situaciones, en las que no eres requerido y te sientes inútil. Si había algo que él pudiese hacer, entonces lo haría, porque también quería que Taehyung estuviese feliz, mas no a costa de alguien más de esa forma.

Sin palabras adecuadas, lo único que atinó a hacer, fue a quitarle la cobija a Jimin entre jalones y pequeñas quejas del menor. La extendió, cubriéndolo con ella por completo, bajo la curiosa y confundida mirada del rubio, que había interrumpido su llanto sólo para ponerle un poco de atención al castaño que se estaba haciendo cargo de él.

-Descansa, Jimin... - murmuró con voz suave, pensando que por el momento, la solución sería dormir. Ya después, encontrarían otra manera de hacer las cosas menos difíciles para Jimin. Le sonrió porque lo vio ideal al momento en el que Jimin lo miró detrás de sus lágrimas, lo hizo porque le gustaba pensar que podía contagiarle a las personas su sonrisa.

Yoongi pensó en esperar a que Jimin se durmiera para así irse sin sentirse tan preocupado, pero no contó con que él terminaría durmiéndose primero, arrullado por los sollozos de Jimin, que poco a poco se fueron convirtiendo en suspiros soñolientos.

A la mañana siguiente, Jimin fue quien despertó primero. Lo hizo porque la luz del sol lo perturbó increíblemente, y además, el cuerpo de alguien lo empujaba casi hasta caer de la desordenada cama. Se quejó, y al removerse y sentarse miró a Yoongi dormido, con la ropa mal colocada y el cabello desordenado. Se sintió apenado y sorprendido al mismo tiempo, observando la serena expresión en el rostro delicado y varonil de Yoongi a su lado.

Suspiró, sintiéndose cansado y con su cabeza punzando de dolor. Recordó lo que había pasado la noche anterior, y la vergüenza lo alcanzó, además de una triste resignación, esa que antes lo había hecho llorar como un niño pequeño siendo regañado, Yoongi tenía la razón, Jungkook no regresó esa noche.

Su cuerpo le ordenó correr en dirección al baño fuera de la habitación cuando su estómago amenazó con hacerlo devolver la última comida que tuvo, decidió que tomaría un baño y se desprendería por un momento de todo su malestar, Jungkook no estaba, y así él también podría respirar tranquilamente, como inconscientemente no podía hacerlo cuando estaba con él.

Cuando terminó y salió bañado y un poco más reparado, su instinto le hizo hacer lo de siempre. Jungkook no estaba, y no lo estaría más, así que él tenía que aceptarlo, y entonces, continuar como siempre. Fue hasta la sala del departamento, encendió el televisor en las noticias, abrió las cortinas y la luz del sol se propagó por el lugar con rapidez, y finalmente, preparó café, ésta vez para Yoongi.

Con la taza de café caliente en manos, justo a lado de su corazón maltratado, caminó hasta la habitación y se encontró con Yoongi recién despertado, sus ojos expresivos mirándolo curioso y sus movimientos lentos peinando su cabello, lo hicieron sonreír amablemente, y ofrecerle la taza de café con una reverencia de agradecimiento.

-Gracias por cuidar de mí, Yoongi, toma el café que preparé para ti  -Yoongi sonrió, aceptando entre sus manos la taza de café humeante, totalmente seguro de que esa sonrisa y esas palabras, eran sinceras esta vez.

Crecer KookTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora