31/12/1999

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El verano de 1997 fue la última vez que vio a Alan. Recordaba como después de aquel día en al piscina nunca más se había vuelto a bañar, ni a ponerse ropa corta, no se sentía bien realmente. También recordaba llorar toda las noches en su habitación. Se miraba frente al espejo, cuando terminaba de ducharse, desnuda. Sentía repulsión hacia sí misma, ¿tan mal había ido? No lo recordaba así. 

No le había dolido, nadie le había pillado, al menos no les habían dicho nada. Luego merendaron y estuvieron tranquilos hasta que anocheció. Ahí fue cuando todos los problemas llegaron. Él se marchó de su casa, se despidió de sus padres y posteriormente de su hermano. Todos sonreían, hasta ella lo hacía. Se sentía mayor, se sentía increíble. Su novio había querido acostarse con ella. La amaba a nivel de querer hacer esas cosas con ella. Se sentía especial. 

"Ha sido genial", así se despidió de ella. Selene simplemente sonrió viéndole marchar. 

Cenó con rapidez aquella noche, sus padres se habían sorprendido, nunca comía rápido. También subió rápido a su habitación, no dijo nada más a nadie, solo se encerró allí. Su cabeza muchas veces le seguía repitiendo la imagen de ella sentándose en su cama rompiendo a llorar, pensamientos varios habían pasado por su cabeza en aquel momento: "Es estúpido estar así" "Te ha gustado" "¿No deberías estar feliz?". 

Claro que no lo estaba, ahora sentía asco de si misma, de si misma, de Alan, de su miembro, de absolutamente todo. No se sentía bien. Cuando menos se lo esperó se vio corriendo hacia el baño, lugar donde empezó a vomitar debido a las sensaciones que recorrían su cabeza. Con la cara enterrada en el váter siguió llorando con desconsuelo. Agradecía haber cerrado la puerta. 

Desde aquel día había evitado a Alan. Nunca le abría cuando estaba en casa, fingía dormir cuando le llamaba, se excusaba con faltas de cobertura cuando le mandaba SMS. Sabía que enfadaba al chico, pero ella no se sentía preparada para tener contacto con él. 

Una noche accedió a quedar con Alan, quería romper su relación. Se puso lo primero que pillo en el armario, le había dicho al chico de ir a cenar, pero ella solo iba a dejarle y volver a su casa, había entendido que aquella persona no era la indicada para su vida. 

Volvió tarde. Su padre le esperaba tranquilamente leyendo en el salón. Preparado para echarle la bronca de su vida. Tenía que haber llegado a las once de la noche, eran cerca de las dos de la mañana. Con mucho sigilo abrió la puerta de su casa. Iba llorando, había discutido de mala manera con Alan y este le había golpeado. A ella no le había dejado de sangrar la nariz, no hasta que un sanitario del centro de salud más cercano le cortó la hemorragia. 

Cerró la puerta tras de sí y rompió a llorar. Zac se acababa de levantar del sofá, dispuesto a mandar a su hija a dormir y pasar la charla al día siguiente. Todo su plan se fue al suelo cuando escucho los quejidos de su hija. Jamás olvidaría como el rostro de su pequeña denotaba cierto terror por que la descubriesen. 

Le abrazó con fuerza y ella simplemente lloró como si no hubiera mañana. También le contó todo lo sucedido, desde la piscina hasta aquella misma noche. Zac apunto todas y cada una de las cosas en su cabeza. 

Nunca más se volvió a saber de Alan en Londres. 

Los siguientes dos años se resumieron en la normalidad que aquella familia vivía. Selene por fin encontró un profesional que le gustaba, le ayudó bastante a mejorar en su percepción de si misma, en olvidar a Alan, en superar la muerte de Lucy. Para diciembre del 99 podía decir que era medianamente feliz.

Había entrado en su último año de instituto. Al siguiente entraría a la universidad. La verdad no tenía demasiado claro que hacer y que no, solo sabía que quería estudiar algo para ser una gran profesional en el futuro. Aunque también había empezado a tener contacto con las drogas, no se sentía orgullosa de aquello.

Rosa NostraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora