다섯

37 7 3
                                    

Corriendo por la habitación, tomó algunos documentos del escritorio y su billetera; poniendo rápidamente todo en una mochila de aspecto viejo, pero costoso. Cambió su ropa demasiado formal por unos jeans sueltos y un suéter negro. Cuando estaba dispuesto a calzarse las zapatillas, su teléfono sonó avisando de un nuevo correo, siendo rápido abrió el documento con la insignia del hospital y lo envió a la impresora. Siguió en su trabajo de poner sus zapatos y alistar todo para salir lo antes posible. La hoja con el permiso de guardián la dejó dentro de una carpeta y se dispuso a salir rápido de su casa. En cuanto pasó por la sala, su padre lo intercepto.

- ¿A dónde vas?, es mitad de semana.- La voz del hombre sonaba molesta y gruesa.- Debes ir a la oficina. Tienes trabajo, JiMin.

- ¿Ahora debo decirte que hago y que no?.- Ambos se quedaron mirando intensamente unos segundos.

- Eres mi hijo mayor, me debes decir que haces y cumplir con tus obligaciones.

- Pues nunca te interesó antes y si este interés repentino es por lo del evento, piérdete. No iré.- JiMin solo lo miró de arriba abajo sintiendo pena y también miedo. Mucho miedo.- Me voy. Me despides de mamá. Oh, y no me hables de cumplir obligaciones, papá. Eres el menos indicado.

- ¿A qué hora regresas?.- El hombre se movió unos pasos más cerca de JiMin, molesto. Su voz era fuerte, rosando la voz de mando. El joven se quedó unos segundos mirando a la nada, simulando pensar algo realmente importante.

- Pues... no llego. Adiós.- Y salió de la casa dando un portazo suave.

En cuanto salió al patio el frio le pegó directo en la cara, siendo recién las diez de la mañana el día estaba un poco frio aun, caminó directo a su auto sintiéndose observado; su padre desde la ventana miraba con ojos furiosos los pasos seguros de su hijo mayor. JiMin entró al auto, poniendo de inmediato el cinturón de seguridad y saliendo rápido de la vista de su padre. En cuanto salió del terreno de los Park, condujo un poco nervioso por las calles, hasta que su teléfono volvió a sonar, se estacionó a un costado de la calle y revisó el aparato. Un mensaje de un número desconocido había llegado.

" Min EunJi, aquí te dejo su número.

( ☏ CONTACTO)"

JiMin suspiro y se dispuso a marcar dicho número. Al tercer tono una voz apagada le dió los buenos días.

- Buen día, soy Park JiMin. ¿ Es usted la señora Min?.- La mujer a través de la línea dió una afirmación corta y nerviosa.- Señora Min, me llamaron hace unos minutos desde el hospital y dijeron que usted no podría ir a ver a su hijo.

- Así es muchacho, la señora para la que trabajo tiene invitadas y me necesita aquí.- La voz se oía cansada... dolida, JiMin pensó que tal vez la mujer se encontraba un poco enferma.

- Quería pedirle si me permitía ir a ver a su hijo. Y hacerme cargo de él mientras usted está ocupada.

- Puedes, no necesitas preguntarlo muchacho, la verdad... te lo agradecería mucho.- El joven sonrió sintiéndose un poco tímido por el tono usado por la mujer, su voz había sonado cargada de agradecimiento.

- Necesitaría que usted me concediera el permiso de guardián.- La mujer aceptó inmediatamente.- Usted debe firmar un documento, ¿Yo podría pasar a su trabajo para que lo firme?

- Claro .- Dijo poco convencida.- ¿Te doy la dirección ahora?

- Por favor.- JiMin oyó atentamente las indicaciones de la mujer y encendió el auto nuevamente dispuesto a irse.

- En cuanto estés afuera llama a este número, no toques el timbre. La señora Choi se molestará.

- No se preocupe señora Min, nos vemos en unos minutos.- JiMin rápidamente se puso en marcha, el auto estaba en completo silencio lo que era extrañamente raro, ya que, siempre solía poner música de fondo, pero sus nervios le estaban ganando esta vez; aunque tratara de actuar relajado y como si no le afectara, aquel alfa de aspecto bonito y muy educado le preocupaba, mas aun sabiendo que YoonGi era una buena persona, honrada y aunque callado, era como bueno estar con él. Cómodo. O al menos así lo sentía JiMin, aunque solo habían estado juntos una sola vez, había sido bueno, no era incomodo y eso era genial; el alfa no le había abordado jamás por el dinero que él tenía. Él nunca había pedido nada y se negaba a usar alguna de las cosas que le enviaban, y tal vez eso fue lo que más le sorprendió, YoonGi jamás había exigido nada, incluso si era de bajos recursos.

TRAIN ME, ALPHA. YMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora