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El viento gélido de la noche golpeaba la cara del hombre que conducía de forma mecánica por la ciudad. Eran las diez con quince de la noche, las luces de las casas y edificios iluminaban la ciudad de forma tenue. Condujo diez minutos más, alejándose del bullicio de la ciudad, cambiando las casas y edificios por árboles y oscuridad. Las casas cada vez se hacían más lejanas e imponentes, grandes y con elegancia; condujo por el pequeño camino que lo llebava a aquella gran mansión de color hueso y grandes pilares cincelados, aparcó al frente del par de Ceresos a un costado de la vivienda, suspiró cansado y se dirigió al interior.

Silencio.

Frio.

Oscuro.

- ¡BoKyun!, Ven acá .- Vociferó enojado, segundos después de la cocina salió una mujer alta y delgada, sus ropas finas contoneaban su figura esbelta; el escote en v dejaba a la vista su cuello adornado con un collar de oro, y a su lado la orgullosa marca de los dientes de su alfa. Su cabello atado en una coleta alta resaltaba sus facciones finas, dignas de una Omega debota, sus ojos fríos contrariaban su aspecto dulce. A su lado caminaba cabizbaja una Omega de aspecto dulce, aparentaba unos 35 años, su delantal de servidumbre dejaba ver su abultado abdomen y su aroma Omega se veía opacado por el olor a leche, característico de una Omega en gestación.

- No grites, BonHwa.- BoKyun dejó un beso en la mejilla de su marido y luego tomó su mano para guiarlo hasta el sofá. Ambos se sentadoron frente a frente. BonHwa tenía mueca molesta y aroma ácido demostraba su disgusto.- NaRi, traenos una copa de vino. Rápido, anda.

- ¿Dónde está tu hijo?-. Pronuncia con molestia. La mujer suelta una risa incrédula y gira los ojos con burla. Pronuncia un "¿Cuál?" Mientras se acomoda en el sofá de un cuerpo. Sus piernas cruzadas y postura recta pero relajada demostrando comodidad. - JiMin. Se supone que teníamos una reunión con la familia Kim.

Desde los 15 años la tensión reinaba entre padre e hijo. Park BonHwa era un alfa ambicioso, anhelaba concertar un matrimonio ventajoso para su hijo mayor, Park JiMin. La elegida era Kim SooJin, una joven omega de impecable linaje y belleza sin igual. Adinerada, buen apellido y socia comercial de la empresa de su Park.
Sin embargo, JiMin, de espíritu libre y corazón rebelde, se negaba rotundamente a aceptar el destino trazado por su padre. Sus deseos iban en contra de las tradiciones y las expectativas familiares. JiMin soñaba con un amor verdadero, basado en la mutua atracción y el respeto, no en arreglos convenientes.
JiMin aún no había presentado su naturaleza alfa o omega, lo que incrementaba la presión sobre él. Su padre lo presionaba constantemente para que se apresurara, ansioso por asegurar la alianza con la familia Kim

- ¿Cómo te fué con eso?.- NaRi salió de la cocina con una bandeja de plata en sus manos, dos copas de cristal y una botella de vino tinto.

- Mal. El señor Kim quiere que el compromiso sea pronto. Maldición, ¡JiMin debía estar ahí!.- La Omega gestante sirvió ambas copas, entregó una a BoKyung y otra al alfa presente, este hizo un movimiento rápido y dejó caer el líquido burdeo sobre sus pantalones. - NaRi, idiota. ¿Tienes idea de cuánto cuesta este traje?.

- Lo siento mucho señor.- Presa del pánico, la mujer intenta desesperadamente limpiar el líquido con sus manos; pronunciando muchos "lo siento".- ¡No me toques!. Vete, no te quiero ver.

- Tranquilo, cariño.- BoKyun, se levantó con una sonrisa maliciosa, caminó hasta su esposo y puso sus manos en la cintura de los pantalones.- Seguro que podemos sacarle provecho a este infortunio.

- No BoKy. Hoy, no.- El alfa molesto apartó a su esposa y se encaminó a las escaleras, al pie de esta se volteó a ver a la Omega, quien descansaba su figura en el sofá, con sus ojos fijos en el piso, tomando sorbos cortos de vino.- Quiero estar solo, así que dormiré en la habitación de invitados. Y si ves a tu hijo, dile que tenemos que hablar.

- Okey.- BoKyun pronunció sin mirar al alfa, molesta y exasperada.- Buenas noches, alfa.

Sin decir nada el hombre subió las escaleras y se encaminó hasta la habitación del fondo, al entrar cerró la puerta con seguro y se apoyó en ella, sus ojos se cerraron y un suspiro pesado salió de sus labios, cansado. Unos minutos más tardes se encontraba en el baño de la habitación, en ropa interior se posicionó frente al gran espejo que adornaba la pared blanca. Miró su reflejo, ¿Que era lo que veia ahora?
Park BonHwa, hombre de 52 años, alto, esbelto e imponente, era la imagen perfecta de alfa dominante y eso le enorgullecía, rico, poderoso y de linaje puro, dominaba el mundo empresarial con puño de hierro. Sin embargo, detrás de la fachada de éxito se escondía un corazón endurecido por el rencor y la amargura, una infancia dura, marcada por la violencia de su padre. Un alfa estricto e implacable, quien había comenzado un linaje perfecto de alfas dominantes, sus tres hijos se presentaron a los 10, 12 y 15 años como alfas, quienes a su vez tuvieron sus respectivos hijos, también presentados como alfas, excepto uno.

JiMin.

En todos sus años de vida, sentía que su mayor deshonra era su hijo mayor, Park Jimin. De personalidad introvertida y silenciosa. Un soñador ilusionado. Bonhwa y JiMin no se llevaban bien, desde pequeño JiMin mostraba una feroz actitud por defender lo que consideraba justo, no le importaban los negocios de su padre ni las apariencias que debía guardar ante los demas. A sus 20 años, JiMin aún no había presentado las características físicas que lo marcarían como alfa, una anomalía que BonHwa consideraba una vergüenza para su linaje.
En la opulenta mansión familiar, Jimin era un fantasma invisible. Su padre lo ignoraba con desprecio, tratándolo con desden y dirigiéndole la palabra solo cuando se trataba de cosas de la empresa, era obvio que no existia ninguna relación entre ellos, mas nadie en esa mansión se atrevia a hacer algo al respecto. Las miradas despectivas y los comentarios hirientes eran el pan de cada día para el mayor de los Park.
JiMin, a pesar del dolor, se aferraba a la esperanza de que un día manifestaría su alfa interior y demostraría a su padre que era "digno" de ser un Park.

En su Juventud, cuando aún le importaba lo que pensaba su padre sobre él dedicaba horas a entrenar en secreto, perfeccionando su fuerza y su agilidad, soñando con el momento en que podría confrontar a su padre y exigirle el reconocimiento que merecía. A pesar de su privilegiada posición, Jimin cargaba con una pesada incertidumbre: su lobo interior aún no había despertado.
En su familia, los alfas se presentaban desde los 10 años, marcando el inicio de su camino hacia la adultez y la búsqueda de su pareja destinada. Jimin, ya con 10 años de retraso, sentía la presión de sus padres y la mirada burlona de su hermano.
La duda lo atormentaba: ¿sería realmente un alfa? La posibilidad de ser un Omega, un lobo sumiso y destinado a servir, le provocaba un terror indescriptible.

En su mente, se visualizaba solo y rechazado por su familia, condenado a una vida de soledad y humillación.
Las noches se convertían en un tormento para Jimin. Se miraba en el espejo, buscando algún signo de cambio, alguna señal de que su lobo interior estaba a punto de despertar. La frustración lo consumía, sintiendo que se alejaba cada vez más de su destino, la duda lo atormentaba. ¿Era solo una ilusión? ¿Y si su lobo interior era realmente un Omega? La posibilidad lo aterraba, lo llenaba de vergüenza y frustración.
En las noches de insomnio, Jimin se preguntaba si estaba destinado a ser diferente, a no encajar en las expectativas de su padre y de la sociedad. Se sentía atrapado, dividido entre el deseo de ser aceptado y el miedo a su propia naturaleza.

















¿Porqué?

















¿Por qué se sentía atraído por ese embriagador aroma?





















¿Por qué sus dientes picaban por marcar la piel de un alfa?





















De ese alfa.






































- ¡YoonGi!.

TRAIN ME, ALPHA. YMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora