Capítulo 7. CONFESIÓN EN NAVIDAD

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Estaba agradecida de poder llegar a tiempo para celebrar la fecha que se acercaba, si bien era el infierno habían algunas tradiciones que algunos habitantes mantenían, ella con la esperanza de poder celebrarlas algún día cuando finalmente estén juntos, tenia todo planeando para cuando eso pasara, los objetos que había ido adquiriendo eran para eso, sabia que le gustarían mucho cuando se los diera, también había echo una especie de acuerdo con un pino infernal de gran tamaño años atrás; éste aparecía únicamente para estas fechas y cuando se lo pedía, claro que su cuidado y mantenimiento era extraño como todo ser vivo en el infierno, pero nada que no podía hacer, ahora solo le quedaba encontrarle, solo eso, quería saber alguna noticia suya, nada más, si estaba bien y no quería volver a saber nada de ella lo aceptaría, pero si estaba mal, era su responsabilidad ayudarle con o sin su consentimiento... pero, últimamente no sabia porque sentía como si...
—Y, ¿recibiré algún regalo? —pregunta Ángel  esperanzado, interrumpiendo sus pensamientos.
—Depende, ¿crees que lo mereces?
—¡Hey!, estoy en este jodido lugar ¿o no?
—Así es, entonces lo que tendrías que contestar sería: "sí, si merezco un regalo".
—Genial, ¿y que me dices de mi pequeño bebé? —lo carga mostrándoselo orgulloso.
—Tu mascota también tendrá un regalo.
—¿Oíste eso Nugs? —restriega su nariz contra la del otro cariñosamente.
El día había llegado, al despertarse puso una tonada suave en su cuarto y la sala blanca para conmemorar lo que se celebraría esa noche y el día siguiente, un poco de toque navideño se dijo así misma. Mientras terminaba de arreglar los últimos detalles, la comida, alguna que otra decoración y demás, Ángel no paraba de preguntarle por los regalos, detalles como, el tamaño que tenían, si era algo comestible, si era algo pequeño rectangular y delgado, si era un guardarropa completo, etcétera, etcétera, ella solo pudo responderle que tendría que esperar hasta que fuera navidad para saberlo.
—6, 5, 4, 3, 2, 1... —observa en la televisión como varios fuegos artificiales explotaban en algunas partes del cielo del infierno.
—Feliz Navidad, niño —le dice Liv mientras apretaba un botón.
Ángel estaba por decirle lo mismo cuando escucha como algo se abría a un lado de su cama, tomando a Fat Nuggets entre sus brazos mira asombrado como su pared dejaba a la vista otro cuarto en el cual se mostraba un hermoso y espacioso jardín, con vegetación variada desde simples rosas, hasta pequeñas plantas carnívoras, arbustos, enredaderas que crecían por las paredes y lo que más llamo su atención, un gran pino en el centro del jardín con guirnaldas de todo color, adornos de bastones de caramelo, campanas, muñecos de nieve, luces, y no podía faltar la estrella en la punta del árbol, aunque ésta estaba invertida.
Liv lo veía contenta desde una esquina, en la cual se encontraba una mesa rectangular y sillas de madera con varios alimentos —¿Piensas quedarte parado ahí toda la noche? —lo saca de su sorpresa llamándolo para que se acercara.
—¿Cuándo pensabas decirme de este lugar? —se acerca a la mesa observando en esta lo que parecía ser pavo relleno, salmón ahumado, una gran botella de cerveza, un plato con dulces, y galletas rellenas. 
—En esta fecha precisamente —le responde, sirviéndole un vaso de bebida deteniéndose a pensar si debía servirle al cerdito también.
—¿Esto contiene alcohol? —mira la bebida alegremente— ¿puedo tomarla aunque esté en rehabilitación?
—Sí, por este día puedes tomar todo lo que gustes.
—Joder, ya era hora —se lleva contento la bebida a la boca, no sin antes de que Liv lo detenga acercando su vaso para un brindis.
—¡Salud! —dicen ambos, para que luego Ángel se tome un gran trago de golpe, para después comenzar a toser.
—Hazlo con calma —le da golpes en la espalda con uno de sus tentáculos, mientras toma un sorbo de su vaso —recuerda que a pasado un tiempo.
—Ya lo se... —se queja molesto con una voz rasposa —mierda... ¿qué rayos es?
—Puedo conseguir algo más suave si quieres —toma un sorbo más grande esta vez.
—No, está bien, eh consumido cosas mas fuertes que esto —quería disfrutar este momento y definitivamente no lo arruinaría una jodida bebida dulce.
Empezaron a comer sin mas contratiempos, Ángel seguía mirando curioso a su alrededor de vez en cuando mientras comía, preguntándose como era posible que todas esas plantas y vegetación podía crecer en lo que prácticamente era un sótano, como adivinando lo que pensaba, ella le dijo que era gracias al gran pino, él les brindaba alimento y gracias a eso las plantas tenían una fuente de energía, también le dijo que esta área iba a estar abierta de ahora en adelante, a lo que el otro se alegro y le pregunto el porque no lo había abierto antes, no le dijo que era porque pensó que se comería alguna de estas plantas en un delirio por conseguir droga, en vez de eso decidió decirle que era por su seguridad.
Ni bien terminaron de comer habían comenzado a beber nuevamente, Ángel entre comidas se había ido acostumbrando al sabor de la fuerte bebida, por lo que ya llevaban tres botellas mientras comían los dulces y escuchaban la tonada que había puesto Liv. Ángel balanceaba su pierna en su regazo disfrutando de la canción cuando no pudo aguantarlo más.  
—Vamos a bailar, anciana —le dice levantándose de golpe.
—No me gus...
—Vamos —la interrumpe rápidamente, sabiendo que se negaría— es navidad, no desperdicies el momento —la arrastra hasta un lugar despejado del jardín donde coloca sus manos inferiores en su cintura y con las superiores toma sus manos. 
En un principio Liv se mostro un tanto reacia dejando que Ángel la guiara, pero a medida que pasaba el tiempo comenzó a disfrutar la canción y fue ahí cuando ella empezó a guiar sorprendiendo al otro de lo bien que lo hacia.

¿Qué pasaría si...?[RadioDust]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora