❝―Después de tanto tiempo estando sola, prácticamente había olvidado lo que era anhelar el contacto con alguien más, y no me creí capaz de sentir algo hasta que te tuve frente a mi, a riesgo de sonar como una egoísta, estoy dispuesta a ofrecerte lo...
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Lisa.
ChaeYoung no dejaba de verme con una mueca de angustia de lo más deprimente, como si de pronto estuviera demasiado arrepentida de haberme invitado.
—Imagino que no me hiciste venir hasta aquí solo para beber té ¿O si? —pregunté desconfiada.
—Claro que no —mencionó—, tienes que familiarizarte con el lugar —admitió—, la reunión con mi familia será aquí.
—¿Se supone que ellos creen que vivo contigo? —pregunté aturdida.
—Claro que no, pero sería extraño que siendo mi omega no conocieras el lugar.
—¿Cuál es el verdadero problema con tu familia? —pregunté interesada—, me dices que no eres de las que gustan de otras alfas, pero tampoco es que seas tan horrenda como para no poder conseguir a un omega que guste de ti sin tener que pagar por ello. —mencioné.
—¿Gracias? —balbuceó aturdida.
—De nada —respondí—, ¿Cuál es el problema? —insistí.
—Mi familia en general es un lío —suspiró exasperado—, mamá busca controlar a cada uno de sus hijos, como si fuese algo que le debiéramos por habernos dado la vida.
—¿A cada uno? —pregunté—, ¿Cuantos son?
—Tres si contamos a RyuJin —respondió—, aunque en realidad, para ella no es un problema ser controlada, hasta el día de hoy es una mantenida.
—También está tu hermano —mencioné—, el omega.
—¿Hermano? —preguntó algo aturdida.
—Entonces no es un hermano. —comenté convencida.
—Es un hermano si —admitió—, solo me atrapaste desprevenida.
—Es mujer —lo miré incrédulo—, no hubieses dudado de tratarse realmente de un hombre.
—¿Porque te mentiría?
—No lo sé —se encogió de hombros—, tu dime.
—Esto es absurdo.
—¿Verdad que si? —pregunté divertida—, ¿Cual es el nombre de tu hermano? —pregunté rápidamente.
—Ummmm... El es... —balbuceó—. Imma. —dejó salir estúpidamente.
—¿Ginario? —respondí divertida.
—No es imaginario, ese es su nombre.
—No es cierto.
—No lo estoy inventando.
—Entonces ¿De quien es ese nombre? —pregunte—, porque claramente no es el de tu hermano imaginario.
