II.

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Capítulo 2: Kaido y Yamato.

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Hay muchas cosas que puede hacer un padre cuando un hijo realmente se porta mal, y hay muchas atrocidades que un padre realmente no puede hacer. Pero.... hay muchas cosas que realmente no pueden cuadrar con esa descripción cuando se habla de Yamato.

Y una de esas tantas descripciones que no caben en la descripción factible de las acciones atroces que el padre ha hecho, es maltratar a tu hijo durante años por ninguna razón factible. ¿Solo porque tenía un gran corazón, y unas ganas de ser libre? Eso fue realmente estúpido.

¿Era malo que una persona malvada tuvieses a una hija bondadosa? ¡En lo absoluto que no! El bastardo debería de estar orgulloso qué tal bondad existiese dentro de su familia. Pero como bastardo siempre era un bastardo, el hombre no había aprovechado esa bondad de su hija.

Sin embargo, pero como muchos, el bastardo no hizo una mierda para ganarse ese maldito tratamiento especial. Solo hizo la vida de su hijo picadillo, por la razón única de que su hijo era demasiado blando. ¿Blando? Claro que el hijo de unos de los piratas más fuertes del mundo, no sería blando.

¿Era malo soñar? ¿Era malo querer el mundo en como lo conocían?

Si le preguntabas a Yamato, te diría que ella realmente no quería estar al lado de su viejo por un buen tiempo. Incluso, si alguien decía que lo quería matar, no le iba agarrar odio, ya que ella misma quería hacer ese cometido. ¿Qué tan bastardo podías ser para que tu propia hija quiera matarte? Eso era otro nivel de bastardo.

Matar a la persona que la había librado de su libertad, que la había tomado de momento a otro en un encerramiento por ninguna razón. Esa era la misión que una hija había tomado en su mente.

Todo mientras que pasaba por la selva hecha de las llamas del infierno, todo por la culpa de Kaido, y era cierto que le quería devolver todo el sufrimiento. Sin embargo, ella quería irse de ese país que su padre había tomado a la fuerza; Wano Kuni.

Y si, ella quería conocer el hijo de quien admiraba; Kozuki Naruto. También admiraba a Kozuki Naruto. Había escuchado de él, era una buena persona que se preocupa por sus aliados como por su familia. Esta era la persona indicada para estar con.

Él era más alto que su persona, pero no le importó, vivir una vida con ese hombre era mejor.

Ese nombre de Kozuki Naruto, se hacía escuchar solamente en las partes del nuevo mundo. Las informaciones del Nuevo Mundo no salían mucho de ahí. Solamente entraban, y la poca que salía, era difundida de manera incorrecta.

Y el nombre de la persona que esperaba que viniese, es demasiado famoso entre los Yonko. Los Yonko lo querían, incluso su padre lo quería en sus filas, todo por darse cuenta de la existencia poderosa de ese chico.

Y no le podía decir chico, ya que tenían la misma edad. Ambos tenían la edad de 24, ya que ella había visto la muerte de Oden dos años después de su nacimiento. Eso era porque Oden había sido encarcelado por ese tiempo.

Cosa que su nacimiento fue unos dos meses después que el de Kozuki Naruto. Años que le habían enseñado a odiar poco a poco. Años que le abrieron los ojos.

Cada año que pasaba cerca de ese bastardo, hacía que el odio que vive adentro de su ser, siempre se haga más fuerte con cada hora, día, y semana que pasa al lado de su padre.

Quería ser libre, explorar el mundo como siempre había querido. Ver los peligros, pelear con gente fuerte, y, sobre todo, superar sus límites en la batalla.

¿Y que había mal con eso?

Por supuesto, todo era mal visto debajo de los ojos dorados de Kaido.

¿Por qué no había nacido con un mejor padre? ¿Alguien no la podía venir a salvar de las manos de su propio padre?

La Estrella más BrillosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora