Festival y fuegos artificiales

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[...] Hace poco una de las hermanas Nakano se acercó a mí, Dio, cuando estábamos en la escuela, su nombre es Nino y es la segunda hermana, debo admitir que me sentí un poco extraño en un principio pero al parecer ella solo quería hablar para conocernos y así ha sido con el resto de días.

Lo importante aquí es que ella no es la niña de Kioto pero mi hipótesis anterior ya está comprobada y sé de qué hermana se trata, es algo sorprendente como volvemos a encontrarnos después de tantos años aunque al parecer Jojo no se ha dado cuenta o tal vez si lo ha hecho pero no lo demuestra.

Hoy es un domingo aburrido aunque es probable que vaya al festival de hoy con Raiha.

<Fragmento extraído del diario de Dio Brando>

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Un pequeño niño rubio de no más de 6 años estaba sentado en una silla y se limpiaba las lágrimas mientras su madre curaba sus heridas e intentaba alimentar a su otra hija de tan solo un año, así estuvieron las cosas hasta que alguien abrió la puerta revelando a un alcohólico gordo que ese día, como de costumbre, había ido al bar con el dinero que su esposa ganó trabajando. Cuando escuchó todos los sonidos, quejidos y llantos que venían de la sala (que a la vez era comedor y cocina) soltó un gruñido y se acercó a ver que pasaba.

—¿En serio? ¿Otra vez?—preguntó el viejo con molestia en su voz—¿Qué pasó ahora mocoso?

—Fue ese niño Erwin King—respondió su esposa—, él vino y...

—¿¡Te pregunté a tí?!—interrumpió el hombre abruptamente—No, ¿verdad? Pues desde ahí empezamos mal. ¿Qué pasó mocoso?

E-Erwin estaba destruyendo las ventanas d-de la casa—dijo el niño intentando hablar lo más alto posible para no recibir otro reproche de su padre—... y quería destruir las paredes con un molotov que había creado y... y después te insultó a tí y a mamá y yo le quité el molotov y lo alejé de él para tirarlo lejos y e-entonces él me golpeó.

¿Me insultó?—preguntó el viejo como si fuera lo único que le importara.

S-sí... y a mamá también.

¿Y dejaste que te golpeara?

El niño solo bajó la cabeza.

¡Contéstame!—ordenó el hombre golpeando la mesa y provocando el llanto de la bebé.

S-s-sí, me golpeó.

¿Ves como tus cuidados y tus tonterías del cielo están formando a un marica?—le reprochó a su esposa—. Haz que la bebé se calle y tú—señalando a su hijo—, sal, vamos a arreglar las cosas.

A pesar de los reproches de su madre, él niño obedeció a su padre de inmediato y ambos salieron de la casa. Caminaron hasta llegar a un callejón donde un chico negro estaba rompiendo botellas y otras cosas de vidrio con un bate de baseball, Erwin King, lo que enfurecía más al viejo era que el imbécil de su hijo se dejara golpear por un negro.

!Oye King!—dijo el viejo llamando la atención del chico—. Escuché que golpeaste a mi hijo.

¿Y qué si lo hice?—dijo el chico para darles la espalda.

El viejo lo tomó agresivamente del hombro para que volviera a darse la vuelta.

Y también escuché que me insultaste.

No lo hice, mi padre lo hizo y yo solo lo repetí.

Eso cuenta de todas formas.

¿Y qué? Todo lo que dije es la verdad, solo pregúntele a...

Un Tutor CaballerosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora