Capítulo 4: El conde diferente

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Para la Condesa Dunnet el ponerse un vestido era incomodo, todo el proceso le resultaba ligeramente molesto y tan solo podía esperar el día en que le fuese permitido el asistir a eventos sociales con pantalones.

—Alyssa ¿No quieres apretarlo más?— Pregunto con sarcasmo mientras sentía como sus entrañas se apretaban bajo ese corset.

—Me encantaría señorita, pero aún no planeo que muera— Contesto con una sonrisa la sirvienta mientras apretaba el corset por una última vez, para después anudarlo y continuar con el proceso de vestirla ahora con el precioso vestido morado que había mandado a hacer.

El proceso de tortura como lo describía la señorita Dunnet continuo por lo menos una hora, hasta que quedo completamente lista, desde los zapatos adecuados hasta el peinado, todo estaba perfectamente elegido para realzar su belleza, pero también para que destacara y fuera tomada con seriedad, iba a un baile no a intimidar, pero si deseaba ser tomada en serio por sus pares debía asistir de la forma más inteligente que existiera.

—Esta preciosa señorita— Comento Alyssa mientras le colocaba el anillo insignia de la casa. —Los va a deslumbrar— No podía evitarlo, siempre se pondría un poco maternal con su ama.

—Solo espero que nadie diga algo incomodo— No le molestaban los eventos sociales, no cuando la personas no eran molestas, pero si se veía cuestionada por alguien siempre entraba en modo de defensa, era su ávida lengua la que podría meterla en problemas si no se comportaba como una señorita.

—Va a estar con Kai, no creo que el permita que ninguno diga algo que la incomode— Respondió con una sonrisa mientras admiraba su creación en el espejo, su señorita estaba creciendo.

—Tienes razón, no tengo de que preocuparme, aparte Ciel va a estar ahí— Por lo menos habría alguien que la entendiera por estar en la misma posición.

Observo su reloj y luego alzo su falda mientras se dirigía hacia la salida. —Deberíamos ya ir en camino, la mansión Trancy se encuentra lejos y no quiero llegar tarde, la impuntualidad es un mal habito — Alyssa solo asintió haciendo que el carruaje fuera preparado en la menor brevedad posible.

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Mientras tanto el ajetreo de la mansión araña continuaba igual que antes, los músicos ya habían llegado y la comida estaba lista, solo hacia falta la presencia de los invitados.

—¿Qué hora es Claude? — Pregunto Alois Trancy el mayor enigma entre los chismes y palabrerías de la alta clase londinense.

­Con un habido movimiento, el demoniaco mayordomo saco su reloj de bolsillo y verifico la hora, odiaba tener que fungir como reloj personal del rubio porque este se negaba a usar uno. —Las cuatro de la tarde, se espera que los invitados lleguen en una hora— Contesto mientras hacia una reverencia para alejarse de su amo, no toleraba al chiquillo.

—Una hora, es demasiado tiempo— Se quejo, su mente ya se encontraba aburrida de dar ordenes a todos en ese lugar, le parecía imposible esperar otra hora para poder divertirse con todos los viejos de sus invitados, pero sobre todo no podía esperar para conocer a la Condesa Dunnet y todo el misterio y alegría que esta le podía proveer.

—Paciencia su majestad— Le respondió el pelinegro mientras se iba a ocupar con algo más, si algo le faltaba al rubio era paciencia, tal vez por eso estaban juntos.

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Ella sera mia (Ciel o Alois X Tu/Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora