Deliciosamente irresistible
Ya tranquilo en su recamara, el dueño de casa reflexionaba, acostado en su cama, sobre sus concepciones acerca del dr. Flug.
Si bien es cierto que valoraba el trabajo del científico (a pesar de nunca decírselo, y cuando realmente no era interceptado por la chica lagartija), su admiración secreta por la dedicación que ponía en cada proyecto y su milimétrica destreza para recrear las más viles ideas, hasta ahora no había reparado en lo demás. O dado la importancia que tenia a esas cuestiones, dicho sea de paso.
No se percató de que la compañía de Flug, poco a poco, se volvió indispensable pues cada vez que pasaba algo el castaño era el primero al que acudía. Ya sea por información, para realizar algún que otro trabajo, para pedirle cualquier cosa que deseara o simplemente para torturarlo. Si bien disfrutaba molestar a Demencia o 5.0.5, Flug siempre era la primera opción.
Sus lastimeros llantos ya no le eran desagradables, aunque procuraba que no se notase cuanto los amaba (aunque en su cabeza empezaba a imaginarse que sucedían bajo otra circunstancia), cada vez que el cuerpo ajeno temblaba Black Hat esperaba que fuese por su cercanía y el deseo controlado, rogaba para que el tartamudeo se debiera a su entusiasmo (y con la nueva información ya lo daba por sentado). Y después estaban esas increíblemente talentosas manos...
Recordó, con algo de bochorno, que a principios de ese mes tuvo la fantástica idea de ir a ver a su empleado torturar al héroe de turno. Flug estaba suministrándole un nuevo virus letal que había creado y el desgraciado la estaba pasando muy mal. Y Black Hat, como era de esperarse, se regocijo con el espectáculo. Tanto, que no se percato de la vena expuesta que reventó, manchándole el rostro y el pecho. No le dio mucha importancia, pero el científico acudió presto a limpiar a su jefe.
Los guantes fueron removidos, para llevar un delicado trapo remojado a su cara. Con una suavidad que casi lo adormece, las manos ajenas removieron la suciedad con algo que podría catalogarse como cariño. Si Black Hat no fuera Black Hat, el sonrojo verdoso habría sido muy notorio para el mortal. Luego, una ligera carcajada que viajo por todo su pecho llenando de felicidad su interior sonó en el laboratorio.
—No puedo sacarlo a jugar, ¿eh, jefe? Mire como termina todo manchado...
En el momento no dejo notar el más leve pensamiento, ni mucho menos la sonrisa, que esa divertida frase ocasiono en su interior.
Pocos días después, Demencia comentaba sobre el misterio del rostro de Flug y si se veía tan bobo como cuando Black Hat lo asustaba. Aquello no dejo de rondar por su mente y le saco unas cuantas dudas nada inocentes que le dieron más de un problema cuando tenía que grabar con el genio malvado ¿Qué tan sonrojado podría volverse el rostro de Flug durante una noche de inmenso placer? Y, sobre todo, ¿Cómo luciría sin la bolsa de papel y acostado desnudo en su cama? A salvo en su solitaria alcoba, ahora se dio el lujo de sonrojarse cachondo con esas preguntas... para recrear la imagen, ahora con los datos fidedignos.
Un suspiro cansado dio fin a sus prontas fantasías.
Había desplazado todas esas emociones, todos esos momentos, y lo que conllevaban, al rincón más apartado de su conciencia para tratarlo mas tarde. Siempre más tarde, pero siendo consciente de que no quería verdaderamente enfrentarse a ello y, al final, todo aquello que evadió le exploto en la cara.
Black Hat no era idiota, sabia que sus sentimientos (¡Oh, sorpresa! ¡Al final si los tiene!) por el torpe hombre estuvieron cambiando desde el mismo instante en que Flug llego a su mansión. Mutando hacia algo que jamás quiso sentir, pero parecía querer perseguirlo tras miles de años dejado en lo mas recóndito de su despreciable ser.
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Historias PaperHat
FanfictionOneShots, Historias Cortas e historias entre medio sobre la serie de CN de Alan Ituriel: Villanos. Con la ship de Black Hat/Doctor Flug.