Cambiaré Su Destino //EVAN MERCER (OC) EN KUROINU// (EN CORRECCIÓN)

Capítulo 2: Abaddon: El Cazador de Almas

Narrador Omnisciente

Zona Norte del continente de Eostia - Antiguo Bosque de Elfos Oscuros - Año 519 a.c.

Viajando casi 400 años en el pasado, cuando el número de elfos oscuros aún era relevante para el resto del continente, podemos centrarnos en lo que era antes el castillo de la reina de los elfos oscuros, pero no la que conocemos actualmente, sino alguien distinto, una elfo oscuro adulta que compartía muchos rasgos físicos con la futura reina Olga Discordia, sin embargo, ella no contaba con el mismo aire arrogante y prepotente que su predecesora, esta reina era mucho más serena y elegante, mostrando mucho más madurez.

La misma reina se encontraba paseando por su basto castillo en la serenidad de la noche estrellada, al ser la mujer más importante de su raza, se encontraba rodeada de sirvientes y súbditos a lo largo de su día, pero durante las noches, ella era capaz de disfrutar de una calmada caminata que le hacía olvidar el estrés de ser la reina. Sin embargo, a medias de su trayecto, divisó una tenue luz de vela que se asomaba por debajo de una puerta, cosa que la extrañó, ya que todos deberían estar dormidos a estas horas; Extrañada fue a revisar dicha habitación que daba entrada a la biblioteca real, y cuando entró, se llevó una sorpresa al ver a su pequeña hija de 9 años, sentada en el sofá mientras recargaba un libro abierto sobre sus piernas, leyéndolo bajo la gentil luz de una lámpara de aceite.

- Olga? -Llamó extrañada la mujer, no esperando ver a su hija despierta a estas horas- Cariño, es medianoche, que haces despierta aún?

- Madre! La hora no es excusa para seguir estudiando, después de todo estás hablando con la futura reina! -Exclamó radiante la pequeña elfo, quien resultó ser nadie menos que Olga Discordia, mucho antes de ser la reina en la que se convirtió-

Las palabras de su pequeña enternecieron el corazón de la reina, la cual se acercó a su hija y la levantó del sofá para así sentarse ella en el, pero dejando a su hija sentarse en su regazo.

- Aww, mi linda devoradora de libros -Habló la reina oscura mientras acariciaba el cabello lacio de su retoña, ella adoptó el amor a la lectura desde muy temprana edad- Y qué está leyendo la princesa más hermosa de toda Eostia?

- Es el cuarto tomo de los manuscritos acerca de las deidades de los reinos del occidente, hablan acerca del Dios Yahvéh y los seres que él creo para habitar su reino, los llamaban ángeles.

- Se escucha interesante Olga, me dejas leer contigo? -Preguntó la madre sonriente, quien no tardó en recibir luz verde de su hija, tomando así el libro y leyendo en voz alta partiendo desde donde su hija terminó- Veamos... Dice así: "Capítulo 20, Abaddon El cazador de almas" -Parando un momento al leer el título del capítulo- Uhh, un nombre tenebroso, me recuerda a las crónicas del reino.

- No te distraigas mamá! -Se quejó tiernamente la pequeña elfo-

- Jeje, lo siento lo siento, continúo leyendo -Volviendo a retomar la lectura-

"El demonio "Abadón" o "Abaddon" es una deidad demoníaca que tiene renombre desde los principios de la mitología hebrea; y su nombre proviene de la palabra hebrea "avad·dóhn" y significa "destrucción" o "perdición"; Se cree que él es el máximo líder de los demonios de la séptima jerarquía del abismo, de donde emergen los espíritus oscuros descritos como saltamontes que tienen formas de cabezas de humanos, con cabello de mujer, dientes de león, cola de escorpión, armaduras de hierro y diadema de oro."

En el mismo libro venían ilustraciones y bocetos de aquellos espíritus oscuros, sin embargo, lo que logró provocar un severo escalofrío en la pequeña fue la ilustración de demonio Abaddon, ya que a este lo describieron como un ente de total oscuridad; Abaddon era mostrado como un hombre barbudo, un humanoide que poseía horribles tentáculos, su rostro era cubierto por una máscara con seis ojos y vestía una toga desgarrada, su mano izquierda extendida con la palma mostrada hacia arriba representándolo como un heraldo del caos, y en su mano derecha lleva el pergamino sellado que nadie podía leer.