Another Love [Hyunlix] [✓]

I

Esos momentos en los que no te conoces a ti mismo, en los que solo quieres que todo se acabe y dejar de sentir. Esos momentos en los que prefieres desaparecer y no volver a existir nunca. No querer empezar de 0 porque piensas que todo seguirá igual, sientes que aburres y solo eres una carga. Prefieres pasar desapercibido a estar con alguien que probablemente sea lo que necesitas. No quieres nada ni a nadie, ni a ti mismo. Solo quieres cerrar los ojos.... y desaparecer.

Siento el aire chocar contra mi cara mientras me dirijo a mi nuevo instituto. Las mudanzas no son lo mio. Me he mudado tantas veces que ya ni me molesto en hacer amigos, aunque mis padres me han prometido que esta será mi ultima mudanza, yo no les creo. Llevan 10 años diciéndome lo mismo, y siempre me mienten.

Me da miedo llegar y ser el bicho raro. Siempre quiero pasar desapercibido pero no se como me lo hago que acabo llamando la atención, y no de buenas maneras precisamente. 

Como odio mi vida. 

Mis padres me han obligado a ir al instituto aunque yo les rogara de estudiar en casa. Mi padre es muy serio y estricto. Se ciñe mucho a sus creencias y si intentas llevarle la contraria prepárate. Le gustan las cosas perfectas y bien hechas. Es muy elitista y da mucho miedo. Mi madre es como su copia pero en versión femenina. Los dos son muy tradicionales. Los chicos no pueden salir con otros chicos, las muñecas son de niñas, las chicas no pueden salir con otras chicas, un chico o chica no puede cambiarse de sexo, los hombres a trabajar y las mujeres a la cocina... Nunca me han dejado hacer baile porque dicen que eso son cosas de chicas, cuando les he intentado llevar la contraria siempre me he llevado algún que otro golpe. Cuando le decía a mi madre que no quería jugar a fútbol me encerraba en mi cuarto por 2 días. Lo único bueno es que mis padres son exitosos empresarios, bueno, mi padre. Mi madre es su "secretaria",  aunque trabaja más haciendo cosas de la casa que de la empresa tienen mucho dinero, así que cuando me castigaba encerrado en mi cuarto más bien era como una salvación ya que mi cuarto era grande y amplio, con un balcón enorme donde podía tomar el aire. También tenia siempre una habitación secreta donde allí me escondía por días, y mis padres ni me buscaban, ahora, cuando salía, siempre me daban algún golpe. 

A parte del dinero, lo que más me gusta de esta familia es mi abuela, siempre me ha apoyado en todo. Es mi abuela paterna así que supongo que mi padre ha heredado el carácter de mi abuelo, al que nunca llegué a conocer, y si era como mi padre o peor, prefiero no haberlo hecho. Mi abuela es la mejor, y, por suerte, vive con nosotros. Mi abuela ha recibido algún golpe intentando defenderme y al final yo me llevaba otro por meter a mi abuela de por medio. Aún así, es como mi heroína. 

Después del largo camino a pie, llegué. Era un instituto grande, bastante elitista por los uniformes que nos hacían llevar y con mucha gente pija. Respiré hondo, intenté calmarme y di un paso hacia delante sin fijarme en lo que tenia justo enfrente.

- ¡Mira por donde vas capullo! - me dijo un chico en una bicicleta que, de lo rápido que iba, me tiró al suelo. 

- Lo- lo siento mucho - dije con una reverencia pidiendo perdón. Empezábamos bien.

Cuando entré al instituto me dirigí a la oficina del director, pero antes de poder entrar un chico alto, de pelo rubio y ojos cafés salió.

- Tu debes de ser Lee Felix, el nuevo estudiante ¿no? - me dijo el extendiéndome la mano.

- S-si, soy yo - mierda, porqué soné tan tímido

- Yo soy Hwang HyunJin, puedes llamarme Hyunjin, es mas corto. 

- Encantado - le dije dándole la mano, no quería sonar grosero y tener más problemas mi primer día. 

El silencio que se produjo entre nosotros dos fue incomodo. El me miraba de arriba a abajo, como si me estuviera haciendo una revisión.

- Cuidado con el director - dijo cortando el silencio - puede dar miedo así que no te confíes mucho, intenta caerle bien sino te estará vigilando todo el curso, como a mi - dijo sacando la lengua. Seguidamente me dio una palmadita en la espalda y se fue. Que tipo tan...

Genial, admítelo, le envidias

Gracias conciencia, pero ahora mismo no te necesito.

Salí de allí unos 5 minutos más tarde. Fue más rápido de lo que me esperaba. Me dijo a que clase tenia que ir, mi taquilla y su pin, mis clases y algunos consejos y normas, muchas normas. 

Cuando llegué a mi clase respiré hondo, al entrar todos se girarían a mirarme, cosa que no me gustaría absolutamente nada. Intenté respirar hondo, otra vez, e intentar no destacar. Puse mi mano sobre el pomo de la puerta y la abrí. Todos los alumnos pusieron sus miradas encima mio, algo muy incómodo. La clase no era muy pequeña, era más amplia de lo que me imaginaba. Tenia 4 ventanas a la derecha bien abiertas para que el aire entrase y 5 filas con 5 cinco pupitres cada fila ocupado por alumnos, excepto uno vacío al final de la clase, justo al lado de una de las ventanas y detrás del chico rubio de antes, genial.

- Chicos - dijo la maestra acercándose hacia mi pidiendo la atención de todos - el será vuestro nuevo compañero, Lee Felix, por favor, darle una buena bienvenida, puedes sentarte allí cielo - me dijo señalándome con la mano el asiento del fondo.

Pasaba entre las dos filas con los ojos de todos puestos encima de mi. Fue el camino más largo y, corto a la vez, que había hecho nunca. Cuando llegue a mi pupitre me senté en silencio y todos los demás volvieron a mirar a la maestra, excepto Hyunjin, que estaba sentado en frente de mi.

- Bienvenido Lee Felix - dijo el - ahora sabrás perfectamente lo que es estar en una cárcel.

Si tu supieras...

Cállate conciencia

Ante mi silencio Hyunjin decidió hablar otra vez

- Oye, después de clases te presentaré a mis amigos ¿vale? - dijo con los brazos entrelazados apoyados en mi mesa.

- Oh, no-no hace falta, no quiero molestar - murmuré

- Claro que hace falta, eres nuevo y no conoces a nadie, ya verás, te caerán fenomenal - me dijo alzando un poco la voz 

- Hyunjin, por favor, baja el volumen - gritó la maestra. Los otros alumnos rieron.

- ¡Perdón! A lo que iba - dijo - También aprovecharé para enseñarte la escuela - dijo con los ojos bien abiertos, y por algún motivo, eso me hizo sonreír.