VI

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Regresé a casa solo ya que Hyunjin no había venido, en realidad estaba preocupado y no sabia donde podría estar. Cuando atendió esa llamada no nos dijo absolutamente nada, simplemente se fue, así que estaba preocupado. 

Sentía un pequeño vacio en mi pecho, algo que nunca había sentido. Era diferente, un vacio diferente que el que sentía con mis padres, tampoco sabía el motivo de este.

Al entrar en casa nadie me recibió, ya estaba acostumbrado así que no me importo, pero en cuanto cruzé todo el gran salón mi abuela me recibió con una bandeja de galletas recien horneadas, mis favoritas.

- Bienvenido a casa pollito - me dijo mi abuela

- ¡Abu! - la saludé extendiendo mis bazos para ir a abrazarla. Ella se separó rapidamente sujetando la bandeja bien fuerte y dejandome una muestra de confusión en el rostro.

- A,a,a, si tocas la bandeja te quemarás, dejame dejar la bandeja en la mesa y te doy tu super abrazo - dijo acercandose a la mesa redonda que decoraba el salón en medio de los 2 sofás. 

Mi abuela me dio el abrazo, un abrazo que realmente necesitaba. 

Nos sentamos en los sofás y conversamos durante un largo rato. Más tarde, cuando iba a subir a mi habitación el sonido del timbre al ser apretado resonó por toda la sala, y al ver que mi abuela iba a levantarse para abrir deje ir un leve "voy yo" y me dirigí a abrir la puerta.

Cuando agarré el pomo y traje la puerta hacía mi una ola de emociones me inundó bajo el profundo mar. Hyunjin estaba parado delante mio con una mirada tierna y una sonrisa dibujada perfectamente a medida en su perfecto y delicado rostro. 

- Hola Lix, ¿podemos hablar? - dijo el rubio

- Has desaparecido por 2 dias sin decir nada ni dejar pista - las palabras salieron de mi boca como si de humo se trataran, no las controlaba y nunca había sido tan directo como ahora.

- Yo... Lo siento, debí avisar - contestó rascandose la nuca y mirando hacia otra parte.

- ¿Donde fuiste?

- Yo... - pareció pensarse la respuesta - fui a visitar a mi abuela al hospital, está enferma y no había nadie que pudiera ir a hacerle compañia.

Ahora me sentía mal, de haberme enfadado con Hyunjin, lo único que podia hacer era disculparme. 

- Yo... siento haberme enfadado contigo, pensaba que habías pasado de mi - le dije agachando la cabeza y mostrando arrepentimiento. 

- Tranquilo, no hace falta que me pidas perdón, ¿Y porque tendría que dejarte? - preguntó confundido y cruzando los brazos.

- Yo.. no lo sé, supongo que como siempre me pasa pues pensé que tu también lo harías.

- Vamos Lix, no digas tonterías, somos amigos, como crees que podría dejarte - dijo Hyunjin dedicandome una sonrisa sincera y amable. Era esa sonrisa, simplemente esa sonrisa la que hacía que me sintira seguro, que en mi interior se produjera una sensación de calidéz tan grande que hacia que todos los músculos de mi cuerpo se relajaran al instante. 

Finalmente Hyunjin se fue y yo volví a entrar con esa sensación de calidez en mi cuerpo, una sensación que no quería que se fuera. Sentía como si miliónes de mariposas revolotearan en mi interior, y como si ya nada me importase, solo me importaba Hyunjin, y no entendía el porque. 

Al entrar a mi habitación me dirigí directo a mi cama, no sin pasar antes por mi armario que estaba casi al lado. Me paré allí delante, ese armario me traía mucha nostálgia, no el armario en si, sinó su interior. Ya se que en un armario se guarda ropa pero en la parte de arriba de este había cajas de cuando era pequeño, así que sin pensarlo cogí una. 

No me había atrevido a coger una de esas cajas desde que tenia 10 años y las guardé prometiendome a mi mismo no volver a habrirlas, pero ahora que Hyunjin me había dado esa paz como si de comida se tratara me dirigí direco a cogerlas. 

Había 2 cagas, pocas para lo que yo recuerdo, pero suficientes como para abrir mi memoria. 

Al abrir la primera caja lo primero que encontré fue mi peluche de pollito que me regaló mi abuela cuando tenia 4 años, creo que se llamaba Bbokari me lo queria muchisimo. Fue el primer regalo que obtuve de pequeño, no he recibido muchos a lo largo de mi vida dado a que mis padres no pensaban que me los merecía, pero en mi cuarto cumpleaños mis padres le dieron permiso a mi abuela para regalarme algo no muy grande ya que ese año mi padre empezó a ganar el triple de lo que ganaba, y supongo que estaba de buen humor. 

Lo segundo que saqué fue una foto familiar, es de cuando tenia 6 años, la foto estaba enmarcada en un marco blanco sencillo, la verdad es que esa foto me traia recuerdos; ese día se metieron conmigo en el colegio porque se entrearon de que mis padres tenian dinero, fue la primera vez que me mudé a Suwon. En la foto nadie sonreía, solamente mi abuela; mostraba una sonrisa amable y alegre, intentando dar luz a aquella foto. Yo estaba sentado en el regazo de mi seria madre y mi padre estaba detrás con una mano en la espalda y otra apoyada en la silla en la que mi madre estaba sentada. Mi abuela estaba tambien de pie al lado derecho de mi madre y mio. 

Lo último que había en la caja eran dibujos de cuando tenia entre 2 y 4 años, dibujos donde se me veía a mi y mi abuela, a mi junto con mis padres riendo y jugando, arcoíris y demás cosas que dibujaban los niños pequeños.

Guardé todo en la caja, excepto a Bbokari que lo dejé encima de mi cama, y fui a abrir la segunda y última caja. Al abrirla me encontré con más dibujos, todos iguales, mis padres, mi abuela y yo sonriendo, como una hermosa familia, pobre niño. Saqué todos los dibujos de la caja y al fondo de esta encontré un pequeño libro, su tapa era marrón con una textura como si tuviera pelos por encima. No parecía un libro de lectura sinó más un pequeño diario. Lo abrí y empezé a leer su contenido:

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Another Love [Hyunlix] [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora