-FOUR-

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some moments before

A menudo, nos vemos obligados a ocultar nuestra verdadera esencia ante el mundo exterior, temerosos del juicio ajeno o simplemente para encajar en el molde de lo que se espera de nosotros. Los desafíos diarios que enfrentamos son muchas veces solitarios, pero omnipresentes en nuestras vidas.

No era que Jungkook deseara proyectar una imagen de desinterés, seriedad o brusquedad; simplemente buscaba enmascarar su autenticidad tras un velo de apariencias. Evitaba mostrar aquellas facetas de su personalidad que pudieran parecer obsesivas, no tanto para evitar asustar a los demás, sino principalmente para no ahuyentar a la única persona que realmente le importaba.

Jeon era consciente de que comportarse como un alfa posesivo y acosador no era precisamente atractivo. Namjoon, su hermano y confidente, se lo recordaba a diario mientras se encargaba de cubrir sus rastros y mantener sus secretos a salvo.

Pero no era su culpa. Desde mucho antes de que Jimin siquiera reparara en su existencia, el alfa ya estaba completamente enamorado de aquel omega cariñoso y bullicioso. Su actividad preferida se basaba en pasar horas observándolo desde la distancia, deleitándose con la belleza de su risa y la inocencia de su rostro angelical. Con el tiempo, aprendiendo a apreciar las pequeñas cosas que eran especiales para él. 

Descubrió que al omega le encantaban las cosas tiernas y dulces, así que se dedicó cada día a comprarle algún bocadillo delicioso o algún accesorio que realzara aún más su belleza, dejándolo luego a su disposición como muestra de su afecto silencioso.

Pudo notar cómo el omega disfrutaba hablar sin parar sobre ballet con sus amigos, tanto que en muchas ocasiones, su cola esponjosa se asomaba, ondeando alegremente como señal del amor por sus clases. Impulsado por este descubrimiento, el alfa se dedicó a seguir al menor durante sus prácticas, ocultándose entre las cortinas para poder admirar la pasión con la que bailaba.

Jungkook podía pasar horas describiendo su rutina diaria, la cual giraba en torno al rubio, y algunas veces eso lo hacía cuestionar su propia cordura. Sin embargo, ¿qué más se podía esperar de un alfa terco y algo tonto, que solo veía lo peor en la vida y el por venir?

No se necesitaba mucho para que el alfa se sonrojara, una faceta de su personalidad que solo conocían Namjoon y Chaewon. Ambos amigos solían presenciar los rubores del gran alfa Jeon Jungkook luego de que el pequeño omega rubio llegara para abrazarlo sorpresivamente o para reclamarlo como suyo frente a los demás.

Eran espectadores de los celos de Jeon cuando cierta persona, mostraba demasiado afecto hacia el rubio. Su personalidad posesiva era evidente, llegando incluso al punto de burlarse,  despreciar e incluso golpear a cualquier persona que se le declarara al rubio. Claro todo aquello muy a las espaldas de Jimin.

Aunque pudiera parecer infantil e inmaduro, en realidad, Jungkook tenía un profundo miedo al abandono y a la soledad. Deseaba fervientemente que Jimin nunca lo abandonara y le seguiera a donde fuera, pero al mismo tiempo, se sentía indigno del amor incondicional del omega.

A pesar de reconocer que no merecía a aquel bonito rubio, Jungkook se sentía abrumado cuando estaba frente a él. Cada vez que intentaba hablar, solo lograba lastimarlo con palabras y aciones innecesarias. Se estaba quedando sin oportunidades, y cada error parecía llevarlo más cerca del precipicio del arrepentimiento.

La cautela y el silencio que solían envolver a Jungkook parecían haberse convertido en una prisión emocional. Cada día se sentía más distante de sí mismo, atrapado en un laberinto de temores y dudas. Aunque anhelaba desesperadamente la cercanía de Jimin, la sombra del miedo se interponía en su camino, oscureciendo su verdadero deseo.

Esa jornada, sin embargo, despertó en él un impulso incontrolable de hablar, de expresarse y de confrontar sus propias emociones. Pero antes de que pudiera encontrar las palabras adecuadas, una escena lo dejó atónito y enardecido: Seokjin, el alfa amigo del omega, había besado los pomposos labios de Jimin. La ira lo consumió, pero logró contenerla lo suficiente como para evitar una confrontación en público. Sin embargo, su mente seguía ardiendo de furia y confusión.

Intentó pasar desapercibido, sumergirse en la invisibilidad de la multitud, pero el destino parecía empeñado en ponerlo a prueba. En el momento más inoportuno, Yuqi, la presidenta de la clase, se le acercó para hablar sobre los preparativos del festival de la Luna llena en el bosque. La mención de invitar a su pareja destinada resonó como un eco en su mente, alimentando aún más el fuego de sus emociones.

El aroma dulce y familiar se acercaba, y Jungkook se estremeció. Trató de ignorarlo, sumergiéndose en la conversación con la alfa que parecía disfrutar de su compañía, pero la incomodidad crecía con cada paso que el omega daba hacia él. Cuando Jimin finalmente llegó y lo abrazó, su amiga se retiró discretamente, dejándolos a solas. A pesar de sus esfuerzos por tranquilizarse, el impulso de confrontarlo se hacía cada vez más fuerte.

Sin embargo, sabía que no tenían ningún derecho, que no eran nada. Entonces, se cerró emocionalmente, erigiendo un muro invisible a su alrededor. No pensó antes de hablar y respondió de manera brusca y desagradable. Aceptó el bocadillo con una mueca de desdén y se retiró lo más rápido posible, deseando no empeorar aún más la situación.

Durante todo el trayecto, Jungkook percibió la presencia persistente y el sutil aroma del omega que lo seguía. En un arranque de resentimiento, arrojó el regalo a la basura, solo para darse cuenta de su error apenas unos instantes después. Con determinación, rebuscó entre los desechos para recuperar la comida, sin importar las miradas curiosas que atrajo. Agradeció en silencio la fortuna de que el envoltorio hubiera protegido la comida de cualquier daño

En su clase de química, en medio de la calma tensa previa a la llegada del profesor, se permitió saborear el regalo, una pequeña indulgencia ante el tormento de su propia conciencia. Sin embargo, cada bocado era un recordatorio amargo de la distancia cada vez mayor entre él y Jimin. Los días siguientes se volvieron una prueba de resistencia emocional para Jungkook. El omega, que una vez fue su fuente de alegría y consuelo, ahora lo evitaba por completo. La fría indiferencia de Jimin lo atormentaba en cada encuentro, como si fuera un extraño en su propia vida. Y cuando finalmente lo vio llegar de la mano con Seokjin, la punzada de dolor en su corazón se intensificó hasta volverse casi insoportable. 

Los rumores de su inminente unión oficial, bendecida por la diosa luna en el próximo festival de la luna llena, resonaban en su mente como un eco de su propia desdicha. Su lobo rugía con la necesidad de reclamar a quien siempre había sido el destinatario de su alma y sus sentimientos.

Lo odiaba, nuevamente habia tropezado, parecia que realmente no habria una nueva oportunidad. Todo se habia salido de control, ahora entendía que nunca fueron necesarias las palabras, solamente necesitaba demostrarle su amor, aquellos sentimientos serian irremplazable

Necio y Terco - KMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora