Introducción

26 7 1
                                    




Un mundo puede cambiar con solo un cruce de miradas, un toque, una palabra... Pues existen personas que marcan un antes y un después en la vida que nadie jamás logra igualar, y él era esa persona. Llegó, simplemente lo hizo, no preguntó si podía entrar porque logró hacerlo como si siempre hubiera estado destinado a ser de esa forma. 

¿Era así como se sentía el amor de verdad? Antes jamás lo había sentido, y sabía que nadie lograría hacerme sentir tanto como él. 

No sabía lo que era, pero de algo estaba segura... lo amaba, y de un momento a otro, era incapaz de imaginar mi vida sin que él formara parte de ella. Había estado toda mi vida sin él, pero ya no podía imaginar un solo día en el que él no estuviera. 

No me importaba qué tan jóvenes éramos, yo quería un futuro junto a él, y estaba segura de que lo teníamos. Pues solo fue cuestión de un momento, de un segundo, de un parpadeo, para que la luna fuera testigo de que todo perdió el sentido cuando lo miré a los ojos en aquella noche helada y el cielo resplandeciera en su mirada. No fue azul, ni verde, ni marrón, ni otro color. Solo su brillo, su voz y esa sonrisa, los que me empujaron a sentirme viva una vez más. 

Había esperado por años, pero esperaría cien más solo por él... Nada me preparó para lo que sería el privilegio de ser suya. Si antes hubiera sentido el calor de su tacto, si hubiera visto la manera en que sonreía, o la forma en que su voz lograba envolverme, si solo hubiera coincidido alguna vez con él, habría sabido por lo que estuve viviendo todo el tiempo. Estaba hecha para amarlo, y lo haría toda mi vida, no podía verlo de otra manera.

Yo no sabía que el primer encuentro de sus ojos con los míos significaría el comienzo de una nueva historia, mi página de inicio, donde solo quedan escritas las palabras más dulces. Podría decir "un nuevo capítulo comenzó a escribirse", pero estaría mintiendo, porque él siempre será mucho más que un solo capítulo en mi vida. Es el protagonista de cada uno de esos versos escritos en nuestra historia. 

Y, aunque estábamos atados a la historia que debíamos contar, cuando lo vi por primera vez en aquella tarde dorada, sabía que la contaríamos bien, que no nos estábamos equivocando al permitirnos entrar en la vida del otro.

Esa mañana desperté normalmente, como cada día, pero no sabía que mi mundo estaba por cambiar, pues solo fue cuestión de una notificación, de dos caminos que se cruzaron. El comienzo de algo tan increíble que no puede ser expresado por palabras, incluso si pudiera hacerlo no sería suficiente, pues se trataba de mi amor inefable.

𝑰𝒏𝒆𝒇𝒂𝒃𝒍𝒆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora