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El timbre resonó por todo el aula y los pasillos. Uno a uno nos fuimos levantando para irnos a la siguiente clase, la cual era historia. Dos horas seguidas estando en el mismo sitio, soportando sus dagas rubíes clavándose en mi cuerpo, aguantando mis ansias de salir corriendo de ahí, intentando olvidarme de la pequeña sensación de humedad en mis bragas. Dos horas.

Una vez llegados a nuestra respectiva clase tomamos asiento y sacamos nuestros libros, los abrimos por la página correspondiente y me quise estampar la cabeza contra la mesa.
Deseaba volver al temario de los climogramas al ver este tema que se basaba casi enteramente en la geografía, temario que peor se me daba.

La explicación empezó, con su tono neutral y sin mostrar sus emociones habló para toda la clase, para que entendiesemos y el temario se nos quedase grabado en la cabeza, pero por desgracia mi mente me impidió concentrarme en sus palabras.
Intenté cerrar los ojos para distraerme de las imágenes que se me pasaban por la cabeza debido a mi subconsciente pero en eso se quedó, en un intento fallido que solo empeoraba la situación, a eso también se le sumaba el dolor de cabeza que empezaba a sentirse como un martillo taladrando mi cráneo sin piedad alguna.
Necesitaba salir de ahí pero no tenía el suficiente coraje para pedirle que me dejaste ir al baño así que esperé, uno, cinco, diez minutos para que la valentía me inundase el cuerpo. Cuando por fin encontré mi motivación y me despedí de mi miedo levanté el brazo y pedí por favor si podía ir al lavabo. Me miró y yo a él, asintió y en eso se quedó el asunto.

Fui al baño con la cabeza agachada, deseaba evitar cualquier contacto con el sol y tener que subir la mirada, eso solo empeoraba mi estado.

Abrí la puerta y me encerré en uno de los cubículos, apoyé mi cabeza contra una de las paredes para aliviar aquel martirio que me suponía la vida en ese momento, por suerte la temperatura baja de dichas paredes resultaba perfecta para mi persona. El frío alivió bastante el dolor pero por desgracia nada más separaba mínimamente la piel de mi mejilla y parte lateral del frente de aquel sitio el tormento volvía a mi multiplicado así que me quedé más tiempo del que debía ahí hasta el punto de entrar en un estado de dormitación del cual salí con el sonido del timbre.

Mi cuerpo se encontraba completamente frío al darme cuenta de lo que había hecho.
Me había quedado medio dormida durante su clase.
Estaba muerta.

Los pasos siguientes de camino al aula se me hicieron cada vez más pesados y fueron acompañados de la sensación de querer vomitar toda la bilis existente en mi cuerpo en aquel momento. Cuando estuve frente a la puerta me quedé mirando el pomo, sin hacer nada más, con la cabeza gacha me quedé ahí durante un tiempo indeterminado, hasta que esta se abrió y ahí fue cuando lentamente levanté la mirada, estaba cansada, molida, hecha trizas y se me notaba, lo sabía.

No dije nada, solo lo miré a los ojos, él hizo lo mismo aunque me daba la sensación de que a mí se me dificultaba más esa tarea puesto que me encontraba en una batalla con mi subconsciente, quería bajar la mirada hacia sus labios pero no podía, y mucho menos debía.

_¿Dónde estabas?

No quería responder pero tenía que hacerlo.

_En el baño.

_¿Durante toda la hora?

Me reí, colapsé mentalmente cuando escuché esa pregunta, me resultaba tan irónico todo, tan patético.

Parecía que la enorme roca que simulaba ser mis problemas y que llevaba arrastrando durante estos meses y años me estaba aplastando con su enorme peso. Todo eso en aquel momento.
Me reí sin ganas, llena de ironía y de autodesprecio, deseaba en ese preciso instante arrancarme la cara con mis uñas, pero no lo hice, solo me mantuve riendo lo más silenciosamente posible.

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⏰ Última actualización: Mar 31, 2023 ⏰

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Un profesor demasiado estricto (Bakugo Katsuki x tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora