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Ambos nos observamos en silencio. No sabía que hacer así que me mantuve callada y expectante hasta que lo escuché decir.

__Acércate.

Eso hice, sin rechistar o preguntar nada, ahora me encontraba en frente de su escritorio, mirandolo, esperando a que continuase con sus órdenes.

Se levantó de su sillón y se movió hacia la izquierda, quedando detrás mío, luego.

__Siéntate en mi sillón.

Y de nuevo así hice. Tomé asiento e intenté que mis piernas no empezasen a temblar de forma descontrolada e involuntaria, también bajé mi cabeza y miré el suelo como si fuese la cosa más interesante del mundo hasta que aquel rubio ceniza con una de sus manos levantó mi barbilla y me hizo mirarle.

__Te voy a enseñar como chuparla, sólo hoy, si te vuelvo a llamar y no sabes como hacerlo, vete olvidando de esta oferta. ¿Entendido?

__Sí.

Contesté sin dejar de mirarle.

__Pero antes de eso, ¿puedo hacerle una pregunta?

__Hazla.

__¿Por qué yo? ¿Por qué me hizo a mi la oferta?

Durante unos segundos de silencio en los que mi mente ya me estaba empezando a decir que la había cagado no rompí el contacto visual con él, cosa que lo empeoró todo, sus ojos, aunque fuesen rojos e intensos me transmitían frio en vez de calor, y esta vez, me travesaban como si fuesen dos espadas.

__Simplemente pareces ser del tipo que se calla todo. Al menos con la mayoría de gente, exceptuando tu amiga, probablemente ya se lo habrás contado todo, ¿verdad?

Abrí la boca, intentando excusarme de alguna manera pero nada salía de mi garganta.

¿Como lo sabía?

No, era imposible, probablemente fuera solo una prueba que intentaba buscar cual sería mi reacción, pero en ese momento yo no pensaba eso y se vio plasmado en lo que le respondí.

__¿Y que va a hacer?

__Nada.

__¿Eh?

__Si se lo has contado es porque confias en que no va a hablarlo con nadie así que no veo motivo por el que deba hacer algo.

Exhalé el aire que había estado guardado en mis pulmones y que inconscientemente no dejaba salir, y sonreí aliviada.

__Pero, si se atreve a hacerlo.

Su rostro había cobrado un tono sombrío y una vena de su frente empezaba a marcarse.

__La destrozaré.

Me levanté del asiento y estiré un poco la tela de una de las mangas de su camisa intentando captar su atención, cosa que conseguí.
Y aún con las piernas temblorosas y mi corazón latiendo a mil por hora, logré decirle.

__Ella no lo hará, confíe en mi. Así que por favor, enseñeme a mamarsela por favor.

Dicho esto me arrodillé ante él con mis mejillas completamente rojas y los ojos a punto de desbordar alguna que otra lágrima de vergüenza.

__Baja la cremallera.

Intenté seguir su instrucción pero cuando mi mano ya estaba sobre el cierre, a punto de bajarlo, me paró.
Lo miré sin entender nada.

__Con tu boca.

Tragué con más nerviosismo que antes y moví mi rostro hacia su entrepierna hasta que mis dientes presionaban un poco la cremallera de su pantalón, luego bajé y así acaté su primera orden.

__Bien, ahora sacala.

Quité el botón que había encima del final de la cremallera y bajé un poco sus pantalones hasta visualizar su ropa interior. Hice lo mismo con esta y con una de mis manos saqué su miembro.

Aún estando flácido se veía demasiado grande, hasta el punto de darme escalofríos solo pensar como se sentiría tenerlo completamente en tu boca, pero eso era imposible.

Lo miré y esperé su siguiente orden.

__Lamela, primero empieza por la punta. Hazlo hasta que esté dura.

Abrí mi boca, saqué la lengua y me preparé para sentir algun sabor asqueroso que debería aguantar hasta el final de esta "lección".

Lamí la punta una vez y ningún sabor desagradable invadió mi boca aunque por si acaso aún no canté victoria.

Di un par de lamidas más a la punta para luego centrarme en su tronco y volver al principio de nuevo. Al mismo tiempo me ayudaba también de mi mano izquierda la cual bajaba y subía a una velocidad mayor que mi lengua.

Al cabo de unos segundos ya sentí como su polla estaba erecta y más grande que antes, si es que eso era posible.

__Ahora intenta meterla en tu boca y utilizar tu lengua, el resto que no te quepa lo estimularás con tus manos.

De nuevo abrí la boca pero antes de tener la oportunidad de metermela sentí como ponía su mano sobre mi cabeza y tiraba un poco de mi pelo haciendo así que lo mirase de nuevo.

__Ni se te ocurra morder.

Dijo entre dientes y soltó mi pelo, aunque su mano la dejó reposando sobre mi cabeza.

Abrí todo lo que podía la boca y me metí aproximadamente un tercio de su polla en mi boca, no era mucho pero era lo único que podía hacer en ese momento así que puse mis manos a la obra mientras intentaba, con ayuda de mi lengua, hacerlo sentir bien.

Empecé a mover mi cabeza de delante hacia atrás y así repetidas veces hasta que se corriese.

En un momento de curiosidad por mi parte, miré hacia arriba para ver que clase de expresión tendría en su rostro.
Estaba como siempre, con el ceño fruncido y la boca cerrada, observando mis movimientos y cada acción que hacía, pero, esto cambió cuando decidió mover sus caderas ocasionando que su miembro me entrase más profundo causando así que me empezasen a dar arcadas al sentir como aquella polla tocaba mi campanilla sin piedad.

Y así la sala se llenó de aquellos sonidos que producía mi garganta hasta que tras unos minutos de follarme la boca se corrió dentro de ella.

Ahí fue cuando su expresión facial cambió un poco. Cerró sus ojos y apretó los dientes mientras se dejaba llevar por la sensación del orgasmo.

Salió de mi boca y me miró.

Estaba roja, tenía algunas lágrimas cayendo por mis mejillas debido a las arcadas, algo de saliva caía desde la comisura de mi boca hasta el final de mi barbilla y en mi boca estaba su semen, no tenía ningun sabor desagradable como pensé que tendría, supongo que mantenia una dieta que daba un mejor sabor de semen.

__Tragalo.

Y esa fue su última orden que seguí por ese día.

Un profesor demasiado estricto (Bakugo Katsuki x tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora