CAPÍTULO 20

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El día pasó rápido, estuve pensando como normalmente hacía y me había quedado dormida después de que anocheciera. Entonces sentí un golpe.

-Oye, despierta-. Decía Jeff mientras golpeaba mi cara con una almohada para espabilarme.

Mis ojos se abrieron con desgana y solté un quejido con voz grave.

-Levanta.

-¿Qué... qué ocurre?

-Tengo que largarme.

Mis ojos se abrieron del todo y me incorporé.

-¿Irte?

-Debo hacer algo, tengo un par de cosas pendientes.

(Si se marcha por días podré escapar o planear algo..)

-¿Cuánto tardarás en volver?

-No lo sé, tal vez vuelva mañana a la noche.

(Perfecto...)

-No te emociones, acabaré encontrándote si tratas de escaparte, ilusa.

Mi expresión se tornó a una de sorpresa.

-Bueno, me voy.

Se incorporó de la postura inclinada hacia mí y bajó por las escaleras.

-¡Espera! ¿Y si alguien entra?

-Te jodes-. Dijo antes de cerrar la puerta delantera.

Se había ido, tenía que tratar de escapar a pesar de su advertencia, tenía que arriesgarme, si no estaría así toda la vida hasta que me matara. Bajé las escaleras y cogí algún que otro aperitivo lo metí en un saco viejo que había el cuál tuve que sacudir para quitar el polvo. Forcé la puerta, estaba atascada a propósito.

-Sucio psicópata-. Solté para después dirigirme a la cocina a buscar algo para poder abrirla.

Los cajones estaban bajo seguro, ¿qué tipo de persona tiene seguro en los cajones de la cocina? No, sólo en los que había cuchillos, lo sabía por que al forcejear se oía el sonido. Entonces tuve que rendirme y optar por buscar otra cosa. Miré en todas partes y traté de desatascar centenares de cosas. Ya desesperada y molesta mi mirada se posó en un barrote negro y fino de metal que colgaba arriba de la puerta de la cocina. Hice una media sonrisa de lado y salté con todas mis fuerzas para alcanzarlo. Fallé, no llegaba, cogí una silla y lo arranqué de su lugar. Coloqué el extremo entre la puerta y el marco y di un fuerte giro haciendo que se rompiera.

-Bingo..

Cogí el saco y salí, prefería haber salido por una ventana, pero todas tenían barrotes y ya había tratado de golpearlos, algo muy estúpido por que son de acero...

-Adiós, asqueroso lugar..

Abandoné la casa con el saco, caminé cabizbaja, a pesar de haber escapado mi mente estaba...pesada..todo estaba tan borroso. Para colmo escuché estática. En los primeros segundos me pareció raro, hasta que reconocí el sonido. Giré mirando a todos los árboles a mi alrededor. Había uno más largo, negro y deformado, parecía estar muerto. Entonces comenzó a moverse, reconocí a aquella figura al instante, el jefe de aquellos locos. Comencé a correr y mi respiración se entrecortaba. "No puedes escapar de tu destino" "Naciste para esto" "Únete a mí, no tienes de otra" "¿Prefieres morir a manos de él?" Era todo lo que escuchaba en mi mente, odiaba cuando se metía en mi cabeza y me hablaba, todo daba vueltas pero no me detenía. Cuando paré parecía que me había perdido de vista. Tomé algo de aire pero antes de seguir noté algo atrás mío que me tiraba de los brazos hacia atrás.

-Volvemos a encontrarnos..

(Masky...)

Forcejeé con él y pude lograr propinarle un codazo en la mandíbula. Seguí corriendo.
Me estaba acercando a la ciudad. ¿Tanto había corrido? ¿Era una ilusión? No sabía que la ciudad estaba tan cerca. Podría ir a mi casa, no, pondría a mis padres en peligro, pero la comisaría estaba cerca. Cuando dirigí mi mirada hacia atrás todos aquellos locos me pisaban los talones. Algunos se repartían por los lados, me recordó a la vez aquella que me secuestraron. Pero cuando me adentré a la ciudad muchos se pararon en la entrada del bosque. Me pareció extraño ¿Acaso no podían dejarse ver? Claro, seguro la policía tenían alguna que otra idea de ellos, como cuando vinieron aquellos policías. Entonces corrí adentrándome en callejones, debía dirigirme donde había gente, necesitaba que alguien me ayudara. Ya casi estaba oscureciendo y me había pasado horas escapando. Me escondí en un callejón detrás de un contenedor.

-¿Madi, estás aquí? Debes salir..-. Decía uno de ellos mientras rechinaba el sonido de su hacha arañando las paredes.

En el momento en el que se alejó un poco del sitio donde me encontraba salí de mi escondite sin mirar atrás. No sabía donde iba, la gente me miraba extraño pero nadie se disponía a ayudarme o tan siquiera escucharme. Me miraban como una loca y las madres cogían a sus niños para que miraran hacia otro lado. Solté algún que otro insulto al presenciar eso. Necesitaba ayuda, los locos aquellos iban a matarme y la gente no hacía nada. Busqué algún policía, no había ninguno y la comisaría, no recordaba donde se hallaba aunque pensaba que sí..Mis piernas temblaban sin poder dar más de sí y sentía que se me iban a caer. Mientras iba corriendo por un callejón algo me agarró del hombro tirándome hacia una esquina.

-Maddison él a cambiado de opinión, eres útil, ahora deja de resistirte.

-Estais todos locos-. Dije zafandome del agarre de aquel chico, Hoodie o algo así..

-¡No huyas de tu destino, Madi, no podrás escapar de nosotros!-. Decía mientras corría tras de mí.

Giré hacia otro callejón, sólo había borrachos alguno que otro trató de agarrarme para aprovecharse de mí, traté de golpearlos y seguía corriendo mientras escuchaba como me maldecían a lo lejos. Entonces doblé por una esquina y sentí que me cogieron del brazo hacia dentro de una esquina. Pensé que era un borracho como los que me había encontrado. Tapó mi boca y me apretó contra él sin dejarme ver quién era. Me quedé en silencio al oír los pasos ligeros de la secta aquella. Cuando se alejaron traté de golpear a quien me inmovilizaba.

-Estáte quieta-. Dijo una voz suave pero grave.

Le obedecí, pronto me soltó y lo miré, era un chico de más o menos mi edad. Piel clara con pelo oscuro y ojos negros.

-Ellos te perseguían, ¿son borrachos o una fiesta de disfraces? Lo digo por sus vestimentas.

-Ellos me siguen, están locos..tengo que irme, gracias por la ayuda-. Dije mientras me alejaba.

-Oye, si quieres huir, yo puedo ayudarte.

Giré mi cabeza después de parar en seco.

-¿Enserio? Pero..¿al menos puedo saber quién eres?

-Mi nombre es Luke.

-Maddison, ¿y cómo pretendes ayudarme?

-Tengo buenos escondites.

-No debo confiar en nadie ahora..-. Dije mientras quitaba mi mirada de él.

-Entonces..¿prefieres que aquellos locos te cazen?

Tenía razón, no sabía donde ir ni que hacer, lamenté tener que confiar en alguien pero, no tenía otra opción ahora.

-Está bien, te sigo.

-Bien.

Entonces nos adentramos en la oscuridad de los callejones mientras yo esperaba con ansias un lugar donde no pudieran encontrarme.

Parece que ha habido otro encuentro, pero no se trata de un creepypasta...¿o sí?

SIN PIEDAD [Incompleta]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora