Desilusión

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Estaba tan aturdida con su belleza y su porte que no vi su cuello en ningún momento, más estupida que yo nadie. ¿Tan necesitada de hombre estoy? Me sentí hasta un poco mareada pero obviamente no podía dejar que tía Isabel se diera cuenta de mi reacción. Su pregunta me había dado un golpe de agua fría más fuerte que los que ella traía en su cuerpo - ¿ya conociste al padre David? ¡Padre, padre, padre!!! Era la palabra que retumbaba  como una campana en mi cabeza, acabo de poner mis ojos en un hombre que recién conozco y para el colmo es sacerdote. Solo a mi me pasan estas cosas.

-¡ahhh, si! Creo que si.- fue lo único que pude decir.
- ¿deseas llevar tus cosas a tu cuarto antes de comer?
- si tía. Por favor, si no me necesitas para algo ahora me gustaría descansar un poco del viaje.
- déjame ayudarte a subir tus maletas- para el colmo es todo un caballero, ¿no puede ser más Perfecto?

Ya en el cuarto me tiré en la cama más cansada por la idea de que David fuera un sacerdote que del mismo viaje. Tan fuerte me dio la situación que me quede dormida casi inmediatamente.

Habían pasado 6 horas cuando desperté por las risas de mujeres en la primera planta. Después de un buen baño salí de mi cuarto y justo al termino de las escaleras estaba él.

- ya despertaste.- se acercó a mi con ese perfumen que me invadía mis fosas nasales- te recomiendo que no bajes aún. Tu tía está con las señoras del pueblo que vienen todas las tardes a tomarse un té o café con ella mientras le traen como el periódico todos los chismes del pueblo.

- pero usted ¿como sacerdote del pueblo no es el encargado de decirle que no lo hagan?

- si y lo hago, pero "árbol que crece torcido jamás su tronco endereza". - pronuncia mientras se agacha un poco para quedar a mi altura y continuar - en un pueblo tan pequeño el entretenimiento es el chisme- y se marcha dejándome otra verdad. Ambos dormimos en el segundo nivel de la casa y mi tía por su accidente duerme a bajo, eso quiere decir que estamos y estaremos solos aquí arriba. ¡Oh-oh! Esto no es bueno.

Decido bajar a conocer al grupo de periodista gratuitas del pueblo a pesar de las palabras del sacerdote y descubro que son 5 mujeres:

Doña María viuda del exalcalde del pueblo don Pedro del montes. Es de unos 70 años y se le nota lo religiosa y esas suelen ser las más chismosas.

Doña Altagracia casada con el dueño de la finca más grande de la zona tiene como 45 años pero se le ve lo amargada por encima de la ropa.

La señora Matilde es de la edad de mi tía y se nota lo decente que es, me sorprende que esté en este grupo.

La señora Alicia y su hija Sofía la señora es altanera demostrando su posición económica al vestir y su hija al parecer está aquí solo por una cosa "el padre David" solo hablaba para preguntar por él o decir lo bien que hace las misas, aunque no soy quien para juzgarla porque David, bueno el padre David está todo un bizcocho.

Pase un rato escuchando y de verdad que son chismosas, supe que la hija de José se va a casar con el carnicero del pueblo porque está embarazada, que claudia la maestra acaba de perder su quinto embarazo, se dice que los hijos del dueño del hotelito no son de él, ...etc. Creo que ya conozco a todo el mundo por la boca de estas demonias.

Después de que se marcharan decidí preparar la cena, hice unas pastas que mi madre me entró en la maleta, ya que sabe que es la comida favorita de mi tía.

- esto está delicioso
- lo secundó padre, mi niña no sabía que cocinabas tan bien.
- no lo hago tía, por lo menos no como usted. Ahora bien, ¿cuándo dejará de decirme niña? Ya tengo 25 años.
- acaso crees que porque te casaste ya no eres mi niña.
Y justo ahí mire a David quien tenía una cara de desconcierto total. - ¿eres casada?- preguntó algo asombrado.
- divorciada- respondí y no sé si fue mi imaginación pero el soltó un suspiro, como si había estado reteniendo el aire por mucho tiempo.
-creo a verte dicho que ese hombre no era para ti- sabía que me lo iba a sacar en cara.
- si tía, lo hizo. ¿Qué tal si cambiamos de tema? Porque mejor no nos cuenta cómo termino en un pueblo tan pequeño, padre David. - a penas lo conozco y me cuesta tanto mirarlo como sacerdote.
- bueno, eso es fácil estoy aquí porque me mandaron aquí para cubrirle el puesto al padre Alberto que está en roma estudiando por 1 año.
- es decir, ¿qué en un año se irá a otro lugar?
-exactamente dentro de tres meses?
-entiendo, y ¿sabe donde lo enviarán luego?
- se que iré a mi casa en la capital por un mes y después me enviaran a donde mi señor disponga que requieran de mi servicio.
- resulta increíble que siendo tan joven y ... elegante haya elegido este camino.
- Dios no mira físico tampoco edad mi niña. - intervino Isabel.
-así es señora Isabel - confirmó el como si acaso no supiera lo que provoca en los demás.

Después de cenar y reposar tía Isabel con su silla se dirigió a acostar y David y yo (mejor dicho el padre David) la recostó en la cama, yo la arropé y cerré las cortinas para que al amanecer no despertara por la luz del sol.

Al salir a la sala encendí él televisión y rápidamente él lo apagó. Con mi cara de sorpresa le pregunté que porque lo hizo y me explico que despertaría a Isabel. Sin saber qué hacer y si nada de sueño decidí subir a mi cuarto pero antes de entrar David me detuvo: en mi habitación hay una tv 📺 si deseas puedes verla ahí yo estaré preparando la prédica de la misa de mañana en la planta de abajo.
- no es necesario.
- por favor, se que no debes tener sueño porque dormiste en la Tarde así que ya que yo no le doy uso hazlo tú. - ¿por qué tenía que decidir ser sacerdote? este hombre puede tener a la mujer que desee a sus pies es tan atentó.
- está bien. Pero en cuanto termines regresas a tu cuarto y yo iré al mío para no molestarte, perdón molestarlo.
- tranquila, puedes tutearme a penas te llevó tres años.
- si así lo deseas lo puedo hacer pero con una condición.
Me miró sorprendido: ¿cuál?
- que sólo sea cuando estemos solos.
Él sonrió para matarme y acepto.

Nos dirigimos a su habitación la cual es mucho más grande que la mía está decorada de manera neutra con colores gris, negro y blanco; Los muebles que la adornan se notan que no son  de la casa, ya que no se parecen a ninguno de los que tía suele utilizar. Al darse cuenta de mi sorpresa me explico que la decoración y muebles fue un regalo de la familia de la señora Alicia (la madre de Sofía) Los cuales aceptó con la condición de que al marcharse la habitación se le se diera al padre Alberto. También me comentó que ellos deseaban que él viviera en su casa y él sé opuso para no dejar a Isabel sola. (Era obvio que le gustaba bastante a Sofía).

Antes de marcharse encendió el tv, me presto el control y yo no pude evitar recostarme en su cama. ¡Madre mía! Que rico olía, las sabanas tenían impregnado su perfume lo que me envolvió y al cabo de un rato que no supe cuando estaba teníendo un sueño lúcido.

Estaba recostada en una sábana color blanca en un pasto verde en una colina desde donde veía el pueblo más abajo a mi alrededor en la sabana había paires de comidas y canastas de frutas diferentes. A lo lejos podía ver venir al padre David con esa sonrisa divina que tiene sin camisa solo en un pantalón blanco de tela fina mientras en el fondo escuchaba un anuncio de toallas sanitarias nosotras.

Vaya vida la mía ni soñar tranquila puedo. Dos horas después escuché el toque de la puerta, obviamente era el padre.
- es tu habitación y tocas la puerta.
- Educación ante todo.
- bueno, ya me retiro te dejo descansar.
- si deseas puedes quedarte un rato más a mi no me molesta.
- Gracias pero no creo que un sacerdote deba ver los programas que veo yo en la tv. - el sonríe.
- pero podemos hablar para conocernos un poco más ya que vamos a compartir en la misma casa.
Sonrió yo antes de decirle: no deseo confesarme contigo. Y con una sonrisa salgo del cuarto. Él se queda ahí mirándome riendo también.

Ya en mi habitación me voy directo al baño, me desnudo y me entró en la bañera y me digo a mi misma. Si eso es el primer día como me haré el resto de mis días aquí.

Amor imposible (el sacerdote y yo) Where stories live. Discover now