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Habían pasado ya varios días desde que Wei Ying se mostró frente al niño y fue descubierto por Hanguang-Jun, a pesar de los insistentes llamados del pequeño no se había atrevido a aparecer nuevamente.

— A-Die, ¿Quieres intentarlo un poco más o voy por la cena de una vez?

Wangji soltó un pequeño suspiro, dejo de lado el Guqin y miro la cascada por unos momentos en silencio.

— Hay que cenar.

— Ya regreso, A-Die.

El niño le dio un rápido y muy corto abrazo antes de salir hacia el comedor para recoger su cena. Wangji volvió a colocar sus dedos sobre las cuerdas, dudando por un momento y después volvió a tocar la canción.

La imagen era muy triste, el hombre lucia cansado, parecía estar en una fina línea antes de romperse.

¿Cuánto más podría aguantar Wangji antes de rendirse finalmente?

Era algo que ni el mismo Wangji sabía.

Y era algo que preocupaba al fantasma delante de él.

A pesar de estar en el mismo claro que este hombre, Wei ying se negó a responder al llamado o mostrarse como antes. Se encontraba sentado frente a este, observando su rostro con una curiosidad desconfiada, desde que su alma habia sido casi restaurada, sus memorias estaban dispersas.

Lo único que recordaba con claridad, era pensar que ese hombre y el no eran amigos, ni si quiera cercanos. Luego, la imagen de ese rostro, que usualmente es estoico se intercalaba con una preocupación y tristeza, parecía estar sujetándolo entre sus brazos y repitiendo su nombre incansablemente.

¿Como era posible que este hombre luciera tan roto? Wei Ying no lo entendía, pero también era claro que no estaba fingiendo.

Desde el primer día que había podido estar presente frente a A-Yuan, este hombre seguía buscándolo. Años llamándolo en canciones, y él nunca se había atrevido a mostrarse frente a él.

— Wei Ying, ¿qué estás haciendo?

Otro hombre llegó a su lado, aunque nuevamente, Wangji no fue capaz de percibir ninguna de las dos almas frente suyo. Wei Ying se levantó del suelo y suspiro, cuando iba a volver a hablar, un pequeño niño apareció de nuevo, acomodando las cosas en la mesa para poder cenar.

— Esto no está bien, estoy muy confundido.

— Si crees que no le va a importar, ¿porque huyes cada vez que lo encuentras?

— No estoy huyendo.

— Lleva cuatro años buscándote, el niño ni siquiera te busco. Huyes de él y no del mocoso.

— No sé si es porque sólo tienes un ojo, pero si no te has dado cuenta ya, solo me interesa A-Yuan.

— Se ve como el hijo de un niño rico. Lo estás viendo justo ahora, tiene cachetes redondos, se ve fuerte y siempre anda por ahí alegre, si ya lo estás viendo ¿porque necesitas hablar con él? ¿Estás seguro que él es el único que te interesa?

— ...

Wei Ying observo al hombre colocar pedazos de verdura en el plato del menor, y al niño felizmente comer de los mismos.

Recordando aquella vez, cuando Wei Ying escucho el llamado, estaba confundido, demasiado confundido. Que fuera el mismo Hanguang-Jun quien lo buscara primero, no se lo creía, se sorprendió aún más cuando un pequeño niño que le era muy familiar estaba sentado en silencio a su lado, simplemente viéndolo.

Estaba seguro, ese niño, era su rabanito, el mismo alterado, juguetón e inquieto rabanito, se veía como la figura miniatura del cansado hombre que tocaba el Guqin.

A-Yuan, ¿Me recuerdas?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora