Capitulo V

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Asher

— Oye, ¿Tienes otro de esos? —le pregunto a Marcos refiriéndome a su cigarrillo, el cómo es un chico tan educado, me lanza otro al igual que el encendedor; a veces su simpatía me recuerda a mi. La estúpida de Vanessa no deja de ver con mala cara a los chicos que se encuentran fuera de la cafetería fumándose un cigarrillo, solo yo se cuanto odia el humo de estos, porque según ella, respirar ese aire produce cáncer; probablemente sea cierto, pero no me importa para ser sincero. Para molestarla, porque ese es mi pasatiempo favorito, cuando ella gira su vista hacia mi dirección al ver que yo también estoy fumando uno, le expulso el humo en su cara.

A veces soy un inmaduro de mierda, lo sé.

— Vuelve a hacer eso, y te arrepientes —amenaza apuntando con su ridículo dedo. Siempre lo mismo Vanessita, y nunca pasa nada.

— Exagera..

—. Hey Lei, ¿podemos hablar?— La voz de alguien me interrumpe, automáticamente como si me hubieran hablado a mi, centro mi mirada en el chico, no es guapo, ni siquiera se si esa cosa es considerada atractiva, un castaño bastante común; es como el típico chico que encuentras hasta en la tienda de ropa, con el que supongo es el jersey del equipo. Me sorprende que la llame por Lei, solo nosotros hacemos eso, aunque yo no suelo hacerlo porque me parece un apodo ridículo para un nombre tan bonito, pero jamás había escuchado a alguien no conocido llamarla así, es algo íntimo.

¿La conoce o algo así?

— Si no tardamos mucho.. —responde esa dulce voz que tanto me gusta, mientras comienza a levantarse. Centro mi mirada en ella y frunzo el ceño justo como lo hago cuando sé que está apunto de hacer una estupidez. Pero como siempre, le vale madres lo que yo haga o diga, detiene su acción pero su mirada demuestra que piensa irse con el.

¿Por qué quiere irse con él? ¿Es su ex o una mierda así?

Eso explicaría por qué tanta confianza por parte del imbécil, y porque me da tan mala espina.

Como el idiota parece ser bastante insistente, y parece darse cuenta que yo fui el que hizo dudar a Leila, decide presentarse conmigo, algo que debió hacer desde hace mucho tiempo, porque estamos de acuerdo que cuando llegas a una mesa donde hay varias personas para hablar solo con una, primero te presentas con los demás—. Soy Matt, ex mejor amigo de Leila —dice mientras levanta su mano para estrecharla conmigo. Yo no pienso tocar esa cosa.

¿Matt dijo? Ah, ya se quien es. Leila una vez me conto la historia sobre sus antiguos amigos, según se, no la trataban muy bien, no se todos los detalles, pero se lo suficiente como para comenzar a odiar a este idiota.

Me da mala espina, tiene el ego hasta el cielo, no es atractivo, y encima trataba mal a la persona más importante en mi vida, ¿Qué más razones necesito para odiarlo?

El tal Matt baja su mano. Al menos entendió la indirecta—. ¿Por qué ex mejor amigo? —pregunta el chismoso de Julio, pero el chico por un momento solo me ve a mi, y lo que veo en su mirada, no me gusta.

Algo no cuadra, no se que es, pero algo no cuadra.

Luego centra su mirada nuevamente en Leila—. Justo sobre eso quiero hablar —dice rogándole con la mirada, «patetico» Hay algo en esa mirada cuando la ve a ella diferente a cuando me ve a mi, tiene un brillo inexplicable, como si se sintiera atraído a ella. Sobre mi cadáver este imbécil se levanta a hablar con Leila. Mucho menos si le gusta, eso no.

— Sabes la razón Matteo —Contesta ella tajante, al parecer la forma en que pronuncia su nombre no le agrada al tal Mateo porque por un momento se nota su disgusto.

Un dulce peligroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora