Capitulo LII

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Asher

Leila se las arregla por cerrar la puerta de su baño con seguro mientras la estampo contra la misma, besándola desesperadamente.

Mis manos viajan a sus pechos acariciándolos, mi pulgar rozando sus pezones por encima de la camiseta negra que combina con el color de su cabello. Ahoga un quejido de placer en mi boca. Dejo sus labios para dejar un camino de besos en su cuello, pechos, mis manos se deslizan dentro de su pantalón deshaciéndome de él al instante y cuando estoy a punto de hacerlo con los míos, bajo la vista nublada por el deseo, en uno de mis bolsillos percibo la boca del arma de oro que ha robado cientos de vidas y la idea que viene a mi cabeza me excita al instante.

Tomo el arma bajo los ojos expectantes de Leila y frunce el ceño débilmente por el placer que la abruma—. ¿Un polvo y luego me matas? —pregunta divertida.

Sonrío y cargo el arma con un nuevo cartucho para aumentar la adrenalina de la situación. Nunca había hecho algo semejante, pero no puedo terminar sin llevar a cabo esta nueva idea que acaba de surgir.

— Déjate llevar —murmuro penetrando uno de mis dedos en su húmeda entrada. Deleitándome con los cortos jadeos que deja en mi oído. Acaricio todo su cuerpo con la boca del arma, sintiendo su piel arder y su entrepierna humedecerse cada vez más.

Introduzco otro de mis dedos, aumentando la fricción y la velocidad, para que cada vez esté más húmeda y excitada.

Una vez está en el punto correcto, comienzo a bajar la boca del arma delineando su cintura, hasta llegar a su entrada. Siento como tiembla débilmente bajo mi cuerpo, pero el que tome mis labios y me bese ardientemente me da vía libre para la fantasía que quiero cumplir.

Con el arma cargada y lista para disparar, introduzco la boca de ésta a su entrada, mientras ella gime de placer sobre mis labios. Trago grueso cuando sus jadeos aumentan y el sonido de la fricción de su cuerpo contra el objeto se escucha en toda la habitación.

Comienzo a marcar el ritmo con el arma mientras lamo su clavícula, dejando pequeñas marcas por todo su cuello con mis labios. Su cabeza cae hacia atrás contra el espejo del baño, cerrando los ojos, luciendo increíblemente sexy.

Levanto una de sus piernas para rodearme la cintura con ellas, penetrándola mucho más. El que un disparo pueda escaparse en cualquier momento la mantiene tensa, no a mi, jamás haría algo para lastimarla.

Es notable el hecho de que no puede aguantar mucho más—. ¡Asher! —gime a punto del orgasmo, mientras la llevo al borde del abismo, y cae. Corrientes de placer desplazándose por todo mi cuerpo al verla temblar, cerrar sus ojos y ahogar sus gemidos mordiéndose el labio fuertemente. Las olas del orgasmo la dejan acelerada y sensible.

Dejo el arma por un lado, sintiendo que la presión en mi entrepierna comienza a ser dolorosa, y antes de que pueda decirme algo la giro contra el espejo para que pueda ver su reflejo conmigo detrás—. Inclínate —pido con la voz ronca.

Me obedece rápidamente excitándome mucho más al ver que soy yo quien tiene el control. Me deshago rápidamente de mi ropa interior mientras veo como la anticipación la vuelve loca por la forma en cómo sensualmente se muerde los labios bajo mi profunda y oscura mirada.

Mi mano acaricia su bonito trasero y le doy una nalgada que la hace saltar. Tomo su cabello con una mano, y la veo en el reflejo del espejo, vulnerable, excitada y expectante.

Se lame los labios al ver mi erección y trago grueso penetrándola de una sola estocada robándole un pequeño grito que espero su familia no haya escuchado.

Sus manos resbalan un poco por el vidrio mientras la agarro de las caderas para llegar lo más profundo que se puede. Se siente tan bien que mi cabello comienza a humedecerse por el sudor, y mi piel comienza a brillar.

Un dulce peligroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora