9. Saoirse

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Timothée no se había dado cuenta hasta ese momento, pero todo en su vida giraba en torno a Saoirse. Estaba completamente confundido. La sensación de que necesitaba aire porque ella no estaba, las ganas de querer tomar el primer vuelo disponible e ir a buscarla, de sentirse vacío con la sensación de que algo le faltaba cuando claramente era alguien, era algo que no podía ignorar. Durante los días siguientes había estado haciendo las mismas cosas que solía hacer con Saoirse, tomar un café,  ir por comida china, después ir a aquella pastelería que tanto les encantaba pero, no era lo mismo.

En un intento desesperado por ignorar lo que sentía comenzó a salir con otras chicas, intentando acoplar a alguna en la rutina que tenía con Saoirse, pero todo era inútil.

-Esto es muy viejo -dijo una chica mientras caminaban por la tienda vintage que a Saoirse y a él les gustaba

-Sí, ese es el punto -dijo él mientras caminaban tomados del brazo

-¡Vamos a Fendi! -dijo la chica tomándolo de la mano

-¿A Fendi? No, no. 

-¡Sí!

-No, no, no. 

-¡Sí!

-Estamos aquí,  quedémonos aquí.

-¡Ah! No me gustan las cosas viejas -dijo la chica haciendo un puchero

-¿Por qué hablas como niña chiquita?

-Claro que no -dijo también como niña chiquita

Al día siguiente Timothée salió con otra chica y fueron a la pastelería favorita de él y... Saoirse. 

-La fila está muy larga -dijo una atractiva rubia- ¿no podemos ir a otro lugar?

-No -dijo él-. Es la mejor pastelería del mundo, por eso vale la pena estar aquí. 

La rubia sonrió. 

-A ver, -dijo él nuevamente- hay que jugar. ¿Quieres jugar?

-Sí. Juguemos.

-Muy bien, sí. Dime que ordenar. 

-¿Por qué?

-Te vas a divertir. Vas, sugiere algo. 

-Una galleta

-No, no, no, no. Tienes que ser específica, ¿Qué tipo de galleta?

-Una galleta muy grande

Bueno, las rubias no se caracterizan por ser listas. 

Esta ocasión probó con una morena, con quien fue al restaurante de comida china.

-Ven con mamá -dijo mientras veía el carrito de comida-. Vamos a querer dos rollos fritos, dos de wantán, y dos de esas cosas fritas de cerdo. Gracias. 

-Sí, pero son fritas -replicó él 

-¡Ay! Por favor. Come algo frito, no te hará daño 

La chica tomó un poco de wantán con los palitos chinos y lo acercó a la boca de Timothée pero se le cayó sobre sus pantalones, justo en la entrepierna.

La semana entera Timothée había pasado de estar en el trabajo a regresar a su casa, sin mencionar a las chicas con quienes había salido, pero ni siquiera acostarse con otras chicas lo ayudaba, su vida parecía sin sentido. Definitivamente ninguna se compararía a su querida Saoirse, quien en ese instante estaba en una zona urbana intentando comunicarse con él. 

-Timothée, tu teléfono está sonando -dijo otra rubia desde la cama de él 

Timothée salió rápidamente del baño y tomó el teléfono. 

-¿Hola? -no se escuchó nada- ¿Hola? 

La llamada se cortó. 

-No puede ser -dijo él

-¿Qué pasó? -preguntó la rubia mientras comenzaba a besar su espalda

-Era importante, la perdí -dijo él con un tono triste en su voz

-Eso es porque eres una persona importante 

Timothée fue solo al restaurante favorito de Saoirse, pidió dos rebanadas de pastel, chocolate y limón, el sabor favorito de él y de Saoirse. Pero realmente no comió mucho, una atractiva chica se sentó frente a él y comenzó a lanzarle miradas seductoras, hace unas semanas probablemente la hubiera invitado a salir, pero esta vez se limitó a pagar la cuenta y salir del establecimiento. 

Volvió a casa y no se despegó del celular ni por un momento, en caso de que llamara, pero nunca lo hizo.

Estaba volviéndose loco, y la escasa señal telefónica del sitio rural donde se estaban realizando las grabaciones de la película de Saoirse no ayudaba. Las pocas veces que ella intentó contactar no logró contestar,  y al intentar regresar la llamada, esta no conectaba. Era una pesadilla.

El teléfono sonó interrumpiendo el sueño de Timothée, era la 1:00 a.m. pero no importaba, de todas maneras, él  estaba soñando con ella. Saltó de la cama y corrió a buscar el teléfono.

-¿Hola? ¿Hola? ¿Hola?

 La llamada se cortó y cuando intentó regresarla nuevamente no pudo, no había señal.

-¡Agggh! ¡Odio Irlanda! -dijo antes de tirarse en la cama

Dejó de tener citas, y sólo hablaba de vez en cuando con Ansel.

Timothée fue a caminar al parque, al mismo donde Saoirse le dio la noticia de las grabaciones en Irlanda, ahí vio una pareja de ancianos en la orilla de lago intentando avanzar en un bote, el anciano empujaba desde la orilla con un remo sin éxito.

-Parece que nos atoramos -dijo el hombre

-No podemos seguir -continuó la anciana 

-Sí... no nos podemos mover -concordó el esposo 

-¿Necesitan ayuda? -dijo Timothée acercándose 

-¿Podrías darnos una mano? -dijo el anciano 

-Sí, por favor -dijo la esposa 

-Muy bien -contestó él 

-Ten cuidado -le dijo la anciana 

-Señor, tome asiento -dijo mientras comenzaba a empujar el bote- eso será mejor. Aquí van -dijo dando un último empujon

-No te vayas a caer -le dijo el anciano

-Gracias,  gracias  -dijeron al unísono 

La pareja comenzó a avanzar moviendo lo remos. 

-Que tengan buena tarde -dijo Timothée alzando una mano 

-Que tengas un lindo día -respondió la anciana

Les miró y la anciana posó su cabeza sobre el hombro de su esposo tiernamente. Timothée sonrió, se veían tan felices.

Siguió caminando y los miró desde lejos, volvió a sonreír. 

Asintió recordando lo que Ansel le había dicho, "Se están perdiendo de las mejores cosas en la vida". Y comprendió que él tenía razón,  se estaba perdiendo una de las cosas más lindas de la vida.

Love & FriendshipDonde viven las historias. Descúbrelo ahora