Los recuerdos de Camila se volvían nítidos. Regresaba de nuevo dos años atrás, unas cuantas horas antes de despedir a 365 días de mero aprendizaje.
Agradezco a todos por sus hermosos deseos para el año nuevo. Gracias, Ramón_Gtz, por tus estrellas. De verdad estoy muy feliz de cerrar el año y ver cómo han confiado en este proyecto que no sería nada sin ustedes. Comenzó como un mero pasatiempo y hoy lo convierten en un estilo de vida. Este año estoy mil veces agradecida con ustedes. Que todas las bondades se les multipliquen. Saludos hasta Michoacán a la familia Aguilar. Gracias a todos. Bueno, mis cibernautas, es hora de decir adiós. Vestuario terminado, maquillaje listo y a disfrutar lo bueno con nuestros seres queridos. Que Dios los bendiga a todos y tómense una por mí. Eso sí, con moderación. Hasta el próximo año.
Pulsó el botón y terminó la grabación. Tomó un respiro y levantó los brazos en son de victoria.
—¡Mil visitantes!, Emilio, Emilio, ¿lo escuchaste? ¡Mil visitantes!
Desde abajo de la casa se escucha la voz ronca de su esposo.
—Me alegro por ti, Mil.
Se echó de un solo golpe a la cama con ese brillo vivaz en su rostro, satisfecha.
—Lo he logrado.
—Lo has hecho —le respondió Emilio ya junto a ella, en la habitación, mientras seguía haciendo sus quehaceres.
—¿Sabes? Este logro merece celebrarse —dijo mientras mantenía una mirada maliciosa y una postura sugestiva en la cama.
—Mil, tenemos un compromiso y no quiero llegar tarde.
—No duraremos mucho, ¿o sí? —seguía con su mirar pícaro.
—Camila, te he dicho que no. Tenemos un evento y debemos llegar a tiempo.
Su tono de voz se había modificado. Dejó de hacer sus pendientes y con el rostro molesto volteó hacia su esposa. No era la primera vez que respondía de tal manera. De hecho, había sido el primer conflicto interno de Camila: aprender a vivir con el carácter explosivo de Emilio. Al principio dudó si debía mantenerse con él, pero trató de darle solución. A fin de cuentas, solo había levantado un poco la voz, no podía ser tan peligroso. Además, era el hombre ideal, todo el mundo se lo decía. Sin embargo, volverlo a escuchar, su tono, su postura y su forma de responder seguía causando en su interior un horrible malestar.
Lo miró directamente. De pronto, el brillo de sus ojos se desvaneció. Se aferró a una almohada por unos momentos, volteándose del lado contrario a su esposo. Después de unos minutos de reflexión comenzó a alistar su bolso. No hubo más que los ruidos de la habitación. Salieron cual dos desconocidos hasta llegar a la casa de Andrés y Sofía.
Camila comenzó a saludar a todo mundo. Algunos de quienes la seguían en las redes la felicitaban por su logro. Otros simplemente la saludaban por su amistad y por la víspera de año nuevo. Por su parte, Emilio se limitaba a saludar simplemente a sus amigos más cercanos: Sofía y Andrés. Nunca fue un hombre social. Su círculo más allá del trabajo y de la pareja de amigos quizá constaba de un compañero de la secundaria a quien regularmente frecuentaba para ir por unos tragos o jugar Smash Bros en la casa de algún amigo no tan cercano. Emilio era la contraparte de su esposa.
Con regularidad, en los eventos Camila se perdía y Emilio se quedaba en un solo lugar. Aun con su personalidad serena procuraba llegar puntual a las fiestas. Apreciaba su tiempo y el de los demás, incluso en los eventos informales. Su esposa andaba de un lugar a otro y de vez en cuando volvía con él. En una de las ocasiones, recordaba Camila haber salido de la casa a tomar un aire, incluso ella se abrumaba de tanto bullicio. Andrés la miró exhausta y cansada y, por consiguiente, salió junto con ella.
—¿Cansada? —cuestionó.
—¡Ah! ¿Qué te puedo decir? Me siento feliz y emocionada por todo lo que ha logrado mi canal, pero al mismo tiempo siento que todo esto va muy rápido. Para serte sincera, no sé si pueda seguir con esto.
—¡Guau! Ya eres toda una celebridad, eh —expresó con tono sarcástico.
—Cállate —le respondió con una sonrisa—. Quizá no es eso lo que me abruma. Bueno, a diferencia de Sofía yo no tengo un hombre que me admire las veinticuatro horas del día. Emilio es asombroso, pero ojalá pudiera sentir la misma emoción que yo ante los proyectos. Un soporte emocional.
Andrés la miró con una sonrisa amigable.
—Mil, no existe una relación perfecta. Es de cada uno de los individuos adaptarse al otro. Cuando hay amor aprovechas las virtudes de tu pareja para salir adelante y, aun con las diferencias, lo bueno siempre sobresale ante cualquier adversidad. Emilio será un yeti para mostrar sus sentimientos, pero sé honesta, ha estado contigo desde siempre. Él a su modo te apoya. No seas tan exigente, señorita influencer.
—¿Quién diría que fueras todo un filósofo?
Ambos rieron. Él se acercó para darle un abrazo de lado. Camila se recostó en su pecho. Entre ellos de pronto hubo silencio. Había paz, se sentía confortable.
—Gracias —expresó Camila con sinceridad, mirándolo a los ojos.
Él fijó sus ojos a la par. Quedaron hipnotizados y sucedió lo inevitable. Los dos se habían acercado lo suficiente para cruzar sus labios. El momento dejó de ser fugaz y se incorporaron el uno al otro. Tal vez siempre hubo tensión entre ambos y, de algún modo, se deshicieron de ello, quién sabe cuándo tendrían una oportunidad como ésa. Volvieron a la realidad. Ninguno de los dos se miró a los ojos y entraron juntos a la casa, dirigiéndose a la sala con sus respectivas parejas.
—¿Cansada? —cuestionó Emilio a su esposa.
—Sí, deberíamos irnos —dijo Camila un poco nerviosa.
—¿Irse?, pero si aún no es año nuevo —exclamó Sofía deteniendo a la pareja.
Desde el momento del beso hasta la llegada del año nuevo, Camila se mostró nerviosa. Abrazó a todos y conscientemente se alejó de Andrés. El remordimiento la asechaba. Un día después le envió un mensaje sobre lo sucedido. Él le sugirió verse para dejar las cosas claras y pasaron de ir al café del sector a un lugar más silencioso. Sucedió una vez y pretendieron cerrar de nuevo la brecha, sin embargo, volvían a encontrarse en un lugar sin tanta gente. Sus encuentros cada vez se hacían más y más habituales. En una ocasión, así lo recordaba Emilio, mientras Camila tomaba un baño luego de regresar del gimnasio, su celular sonó.
—Mil, te llegó un mensaje —le gritaba desde el cuarto principal hacia el baño.
—Contesta, por favor.
Entre ellos la confianza nunca se perdió. Emilio sabía sobre los montones de propuestas indecorosas casuales de sus fans, pero confiaba ciegamente en la fidelidad de su esposa. Esa vez ocurrió algo extraño, un mensaje de Andrés: "Fue excelente". Pudo haberlo dejado así, sin darle importancia o dejarlo pasar, de cualquier forma, podrían haber estado hablando de trivialidades. Sin querer, o queriendo mucho hacerlo, abrió la conversación. Leyó todo y desde cuándo inició.
Cayó de un sentón a la cama, incrédulo. Miraba los mensajes una y otra vez. Su corazón bombeaba con gran aceleración. Sus respiraciones se volvieron más toscas y complejas. Su mente comenzaba a dar respuestas poco concretas para accionar; todo su cuerpo le exigía hacer algo lo más pronto posible. Era una bomba de sensaciones imparables. Se tapó la cara y miró los mensajes de nuevo. Sabía que su esposa no borraría nada por el pacto de confianza entre ambos. Ahora nada tenía sentido. Quiso llorar, gritar, reclamarle. Las palabras no eran nítidas y quizá no reconoció bien los caracteres. Estaba imaginando. Escuchó a su esposa acercarse. Tuvo el tiempo necesario para tomar algunas capturas, pasárselas y borrar la evidencia.
—¿Quién era? —cuestionó Camila.
—Nadie en especial, solo notificaciones de tu canal.

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Hay entre nosotros
Mystery / ThrillerUn fin de semana común entre dos parejas, lejos de la sociedad de pronto ruidos inexplicables, una muerte inesperada y sentir a cada momento la agonía de mantenerse en vida.