SO BAD ;; MING [FALLING INTO YOUR SMILE]

02

EL CONCIERTO HABÍA ACABADO Y LOS APLAUSOS LLENARON EL LUGAR, DESDE LOS BAÑOS HASTA LA COCINA, haciendo llorar a Yuga y sonreír aún más en grande a Dalai.

—Gracias por...—la voz de Yuga sonó temblorosa— venir hoy, realmente si no fuera por ustedes, nunca podría ver esa sonrisita que ella tiene

Y a pesar de no ver nada y esperando a que su amiga la viera, Li rodó los ojos, realmente le parecía ridícula la actitud de su amiga, sobre todo, porque a ella le daba igual si veía el mundo o no, incluso, El Principito lo podía decir por ella: Lo esencial es invisible a los ojos. Ming decidió levantarse y acercarse hacía la Yuga quién no dejaba de llorar, e incluso, apenas podía recibir las donaciones y hablar con las personas... por lo que, su mejor decisión fue subir al escenario e ir hacía Dalai, quién estaba esperando pacientemente a su amiga.

—¿ya dejaste de llorar?—preguntó al sentir a alguien acercarse— oh, lo siento.. le confundí

—¿Cómo lo sabes?

—Bueno, las pisadas de Yuga no son tan pesadas y bueno, no usa perfume de hombre—dijo riéndose con suavidad— ¿no lo cree?

—Lo dudo—dijo riéndose también— ¿tu nombre era Dala, no?

—Dalai, mucho gusto—extendió su mano hacía la dirección contraria de Ming.

Y el chico decidió moverse de manera sutil para quedar frente a ella y tomar su mano, haciéndole a ella sonreír... usualmente, hacía cosas así a propósito para probar a las personas.

—Yo soy Ming

—¿Sufriste un accidente de mano, Ming?—preguntó tanteándola.

—Si, ¿cómo lo sabes?

—Bueno, usualmente la gente que tiene párkinson el movimiento suele ser un poco más brusco—admitió.

—Debiste haber sido médica en tu otra vida—bromeó juguetón.

—Probablemente—se encogió de hombros— ¿es primera vez que vienes, no?, tu voz no la recuerdo ni la puedo asimilar...

—Si, es mi primera vez aquí

—Ven—palmeó el banquito a su lado, corriéndose un poco.

—¿Estás segura?, es un banco muy pequeño

—Lo sé—se cruzó de piernas para utilizar menos espacio— por eso, ven aquí, debe ser agotador estar de pie

—No te preocupes—negó con la cabeza, y luego, recordó que no podía verle— quería hacerte una pregunta, ¿te gustan los videojuegos?

—He oído de algunos, realmente nunca he intentado hacerlo—se encogió de hombros— no hay muchas computadoras que sirvan para jugar videojuegos con braille

—¿No las hay?—frunció el ceño.

—No, lo que más hay, son las básicas de oficina y vaya a saber como funcionan