𝐂 𝐈 𝐓 𝐃 | ❝ La noche es testigo de cuántas veces te nombré y te pienso en silencio, y en voz baja nos sinceramos un te quiero ❞
𝐃𝐎𝐍𝐃𝐄 una chica con problemas de audición encuentra un hogar en un chico. En donde un chico encuentra paz en l...
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Existen relativamente pocas cosas por las que Abril estaba plenamente agradecida, una de ellas siendo sus aparatos. Aparatos a Bluetooth.
Aparatos que le permitían escuchar su música sin que le causara dolor de cabeza o tener que molestar a sus vecinos, a pesar nunca haber recibido queja alguna por parte de ellos.
Lo malo de éstos es que la carga casi no les duraba y que no escuchaba nada más aparte de su música. Así fue como terminó no escuchando a su primo bailando su camino hacia su habitación y sin escuchar ni una sola palabra de lo que él decía.
—Y sí, sé que me dijiste que debía de utilizar un pegamento en específico —exhaló irritado, echado en su cama en forma de estrella—. ¿Pero cualquier pegamento ...pega? ¿No? Digo, su nombre los delata...Literalmente, pega-mento. Pega - mento
Abril, sin siquiera haber reconocido la existencia de su primo, continuaba moviendo su cabeza al ritmo de la canción. Xander la observa, esperando una respuesta por su parte, tomando su movimiento de cabeza como respuesta.
—¡Exacto! Sabía que ibas a concordar conmigo —celebró levantándose de un brinco y caminando hacia la puerta—. Debo de admitir que no me esperaba que estuvieras de acuerdo conmigo, o que estuvieras tan callada pero... lo aprecio, creo. Ya regreso —avisó Xander, marchándose de la habitación y cerrando la puerta. Causando que las vibraciones llamaran la atención de la rubia.
Abril eleva su cabeza hacia la ventana y después de dar una ojeada rápida alrededor de su habitación sin encontrar algo fuera de lo normal continúa en lo que estaba, volviéndose a enfocar.
La habitación volvió a su silencio habitual, exceptuando el ocasional ruido provocado por las ruedas de la silla de Abril, el ruido causado por el lápiz en movimiento o un momentáneo tarareo.
—Mierda —murmuró Abril, quitándose los aparatos y observándolos—. Se descargaron —suspiró, decepcionada, colocándolos en su estuche y asegurándose de que estuvieran cargando mientras se colocaba los otros.
—¿Abril? —entra Xander moviendo los labios, como si los estuviera intentando despegar de sus encías—. Me puse el pegamento como lo había hablado pero creo que hice algo mal.
Xander eleva su mirada hacia la de ella. Mirándola con sus ojos cafés simulando los de un venado inocente. Abril, sin entender de lo que su primo hablaba, lo observa con su entrecejo fruncido más una expresión confundida. Pasa mirada por su rostro intentando conectar los puntos hasta que se da cuenta de la repentina extraña forma de sus dientes.
—Xander, no —arrulló acercándose a él, agarrándole por el mentón y elevando su rostro intentando obtener una mejor vista de lo que había hecho—. Abre la boca.
