𝐂 𝐈 𝐓 𝐃 | ❝ La noche es testigo de cuántas veces te nombré y te pienso en silencio, y en voz baja nos sinceramos un te quiero ❞
𝐃𝐎𝐍𝐃𝐄 una chica con problemas de audición encuentra un hogar en un chico. En donde un chico encuentra paz en l...
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La pijamada parecía haberse terminado en un parpadeo y los estudiantes no parecían querer para de hablar sobre lo asombrosa que ésta terminó siendo. Mientras que Abril y Marcus iban caminando de hombro a hombro e intercambiando sonrisas cómplices.
Se habían pasado toda la noche juntos y cuando llegó el momento de dormir, se quedaron envueltos entre el calor de las sabanas y colchas en las duchas.
—Fue una noche interesante —sonrió Abril, viéndolo.
—Si, se podría decir que si.
—¿Se podría decir? ¿Y eso qué significa?
—Bueno... muchas cosas —rió Marcus entrelazando sus manos.
Abril dejó su cabeza caer sobre su hombro en lo que caminaban hacia las afueras del edificio.
El día estaba soleado y las masas de adolescentes parecían pelear entre ellos a ver quienes conseguían un puesto bajo la sombra. Marcus los guió hasta un poste, apoyando su espalda en él y atrayendo a Abril hacia él.
—Anda, admite que fue una noche bonita.
—Fue más que bonita, solecito —le susurró apartando el cabello de su rostro y llevándolo tras su oreja.
Abril estaba sonriendo, extasiada por las últimas 24 horas, pero al sentir los dedos de Marcus rozar sus aparatos no pudo evitar escuchar la voz de Ginny, repitiendo el comentario que hizo sobre su sordera.
Sabía que no había nada de qué avergonzarse. Ser sorda o tener alguna discapacidad no te volvía menos que al resto pero cada vez que alguien le hacía ese tipo de comentario no podía evitar que su mente regresara años atrás. Cuando se enojó consigo misma, con todos, por no poder hablar "normal". Cuando las burlas iniciaron.
Ya habían pasado años pero aún veía las caras de esos niños que la señalaban, como si ella no pudiese deducir lo que estuviesen diciendo cada vez que ella abría la boca e intentaba hablar.
El doctor les había informado que eso podía ocurrir. Hablar arrastrando las palabras, a veces sin siquiera pronunciarlas bien pero que con terapias y una vez con sus audífonos todo mejoraría y así fue pero esa mejoría tardó en llegar.
Una vez que obtuvo su primer par y se pudo escuchar hablar, fuerte y claro, pudo entender el porqué de las burlas de los demás niños. Lloró, lloró tanto. Se avergonzaba de sí misma. ¿Cómo era posible que le hablara así a los demás? Con ese tono, arrastrando las palabras, casi que ni se le entendía lo que decía.
Era solo una niña, ¿que iba a saber ella?
¿Cómo iba a saber de lo mala que las personas y hasta niños podían llegar a ser?
