𝐂 𝐈 𝐓 𝐃 | ❝ La noche es testigo de cuántas veces te nombré y te pienso en silencio, y en voz baja nos sinceramos un te quiero ❞
𝐃𝐎𝐍𝐃𝐄 una chica con problemas de audición encuentra un hogar en un chico. En donde un chico encuentra paz en l...
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Abril podía sentir la euforia expandirse por todo su ser, pies a cabeza.
Ahí estaba ella, parada a la mitad del gimnasio con su celular en mano y sus mejillas adoloridas por tanto sonreir. Si bien era cierto que ella y Marcus no habían tenido una conversación adecuada desde aquella noche, además de haber preferido mantener un poco la distancia al no estar segura de cómo abordar el tema. Así que prefirió sentarse junto al cerezo con los amigos de Max durante ese corto lapso.
Estaba segura de que la situación no era grave o que era el fin de su amistad. Simplemente se estaban dando el tiempo necesario para calmar las aguas y no apresurar las cosas. Sentarse a tan solo unos metros de él, sobre todo después de esa noche, solo la hacía sentir más la necesitadad de estar sobre él y volverlo a besar. Sobre todo cuando lo atrapaba viéndola y le sonreía.
Si, definitivamente no era el fin de ellos.
Después de esa noche muchas cosas cambiaron. No solo el hecho de que sus sentimientos ya no eran exactamente un secreto, si no que empezara a cuestionar cosas que nunca a las que nunca les había metido mente. Como cuando no compartían ninguna clase y cada vez que se cruzaban por los pasillo, Marcus se aseguraba de rozar su meñiques o cuando ella mencionaba estar sedienta y a los momentos él llegaba con dos botellas de agua asegurando que no se dio cuanta que ya tenía una cuando compró la segunda. Dándole a ella la más helada.
Marcus siempre había cuidado de ella inconscientemente.
—Xander —lo llamó Abril corriendo hacía él, tocando su hombro—. Xander, me tengo que ir.
Xander la quedó viendo confundido, dispuesto a no dejarla hasta que posó su vista en su celular y revisó la hora en su reloj de muñeca soltando una risita.
—Agarro huevos al final el chico.
—¿Sabías de esto?
—Por favor Abril, ¿quién me crees? —acarició su cabellera sonriéndole el uno al otro—. Me vino a buscar ayer y me contó su plan, solo no pensé que tuviese el coraje de hacerlo. Pero no se lo digas, según él, siempre creí que lo haría.
—Xander...—exhalo sentimental ante su confesión y sin resistirlo un segundo más, lo abrazó—. Eres el mejor hermano del mundo.
« Hermano » repitió Xander en su mente, encantando de por fin haber escuchado la palabra que tanto había deseado escuchar desde que la conoció.
—Y tú eres la loca más cuerda del manicomio.
Abril y Xander rieron, quedando abrazados unos minutos más antes de que él la despachara diciéndole que se apurara a llegar al lugar. Abril salió corriendo sonriente por los pasillos, ya no tan solitarios por la llegada de todos los trabajadores ofreciendo algún tipo de entretenimiento, intentando evitar cualquier encuentro con algún conocido.
