𝘖𝘯𝘦-𝘴𝘩𝘰𝘵𝘴 𝘜𝘻𝘶𝘻𝘦𝘯 ☘︎

018 𝑻𝒓𝒂𝒕𝒐 ۞

"No puede ser...¿En serio me enamoré de él?"

Ese era un pensamiento compartido por ambos presentes, Uzui y Zenitsu, que terminaban de compartir un beso digno de una película romántica expresandose así lo que menos querían que se supiera.

Pero...¿Cómo llegamos hasta aquí?Hagamos un contexto rápido.

Tengen y Zenitsu habían sido amigos de la infancia desde la primera vez que el albino piso la casa de su vecino anciano para cuidar a su nieto de mechas rubias.

Ambos sabían que tenian una conexión pero nunca lo aceptaron más allá de una amistad.

A lo largo del tiempo, se distanciaron pero había momentos en la que esa conexión hizo su aparición, se gustaban...era mutuo pero ninguno quiso aceptarlo.

Cuándo llegaron a la adolescencia ambos tomaron caminos separados, Tengen se hizo un mujeriego ya no quedaba nada de ese niño dulce que alguna vez fue.

Y Zenitsu...bueno el seguía igual.

Luego de un tiempo los dos adolescentes empezaron a tener pareja tras pareja, pero a ambos les rompieron el corazón.

Uzui solo quería olvidar a sus ahora 3 ex-novias.

Zenitsu quería olvidar a su ex-novio.

Ambos fueron víctimas del engaño e interés por parte de sus parejas. Pero que se le iba a hacer, el daño ya estaba hecho.

Y los dos querían olvidar ese dolor.

Llegaron a un acuerdo en que se estipulaba que ambos se usarían mutuamente ante el público para olvidar todo ese asunto.

Lo que nos lleva a dónde comenzamos. Lamentablemente los dos Romeos cayeron en las redes de amor de nuevo.

Luego de finalizar con ese bello beso... solamente se quedaron en silencio.

Hasta que Zenitsu lo rompió.

— Si esto...creo que ya debería irme, bye..

— Si creo que es lo mejor.

Dicho esto el rubio se echo a correr para dónde sus pasos lo llevaran.

El albino solo se quedó ahí parado viendo como su amado secreto se corría por los pasillos desolados de la academia.

Este solo suspiro y se encaminó a su hogar.

Por otro lado el rubio terminó en el cementerio, llorando a lado de la tumba de su abuelo y contandole sus penas al pobre muertito.

— Y y-yo nisiquiera se porque-e le seguí el be-eso...además se que no me va...no me va a corresponder.

Como si el destino lo odiara más, empezó a llover.

Y mirando hacia el cielo solo pudo gritar:

— ¡¿En serio, abuelo?! ¿No hay otra manera de enviarme una señal? ¡En lugar de mojarme!

Para su desgracia su departamento quedaba algo lejos, y no quería enfermarse, ya que al día siguiente había clases.

No tenía otra opción, camino por dónde podía mojarse menos, llegando al lugar dónde menos quería estar. Solo tocó la puerta.

Toc toc

Un albino abrió la puerta mirando de arriba a abajo al más pequeño que estaba empapado.

— Por Dios, Zenitsu. ¿Porqué saliste corriendo si esta lloviendo?

— Yo..¿puedo pasar?

— Ah..si si, pasa rápido.

Dijo para hacerse un lado dejando pasar al rubio.

— Ven, tienes que darte un baño.

El rubio solo asintió, dejando guiarse por el mayor hasta el baño.
Aunque el ambiente seguía siendo incómodo.

— Entra, buscaré algo que puedas usar mientras.

— Gracias...

— No hay de que.

Dijo Tengen, para irse a su habitación e irse por ropa que no sea tan grande.

Mientras Zenitsu estaba... reflexionando mirando el agua caliente caer por su cuerpo.

— ...a mí me gusta, pero ¿Él sentirá lo mismo?..

Ese tipo de pensamientos rondaban por su cabeza, hasta que el toque de la puerta lo devolvió al mundo.

— Zenitsu...la ropa la dejo aquí, ¿De acuerdo?

— Gracias, Tengen.

Tengen se fue a sentar a su sala a pensar.

Zenitsu estaba tomando una desición.

— ¡Tengen!

— Mande

— ¡Me gustas!

— ¿Qué?

Para esto, el menor se había ido a la habitación del albino a encerrarse para evitar vergüenza.

El mayor salió a perseguir al rubio, pero le cerraron la puerta en la cara.

— ¡Zenitsu Agatsuma! ¡Habré la puerta!

Dijo mientras intentaba forzar la cerradura.

— ¡No quiero!

Gritó, mientras enterraba su cabeza en la almohada en la cabeza de Tengen.

— ¡Tu también me gustas, y quiero besarte pero no abres la puerta!

Al terminar, la puerta fue abierta abruptamente y de ella salió un rubio saltando hacia el albino abrazándolo.

— ¡Por favor, se mi novio!

— JA JA, claro que si, pichoncito.

Dijo, para levantar el mentón del más bajo, para besarlo y agarrarlo por debajo de los muslos y empezar a caminar hacia dentro de la habitación.

Cerrando con su pie la puerta.