Las pesadillas me han perseguido desde mi infancia.
La sensación de no respirar,
Ese cuerpo extraño en el que vives,La mirada que te acecha,
La profundidad del poso de los recuerdos.La inmensidad del bosque de las lamentaciones
Aquellas veces que corría bajo el cielo estrellado.
Lloraba entonces,
Sufría
Me ardía el almaEn noches míseras todo regresaba a mí
Yo amo los recuerdos
Mi infancia marcadaMi inmaculado alma de niño,
Cuan perverso se ha vuelto
Y esto es por mi.
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si tuviera al menos
PoezjaEn posadas míseras, en navíos vagabundos y al calor de amo- rosos contactos se fue urdiendo -bien que mal- esta versión del sublime Enloquecido. DAÑERO