C H A P T H E R E I G H T

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- ¿Que te preocupa? - Libba se sentaba a un lado de Scylla, dandole un café que gustosa recibía.

- Bellweather convocó a una junta - dejaba el café junto con el sobre, este siendo agarrado por la contraria.

- ¿Y ahora que hiciste? - preguntaba aún sin abrir el papel.

- Nada, solo está buscando a un perro -  Señalaba a la rubia, acostada en aquel piso acolchado mientras los doctores apuntaban algo en sus hojas.

Había ido con Libba para saber las condiciones físicas e internas de Raelle, y también tener más tiempo para pensar en su siguiente movimiento.

- ¿Huyo de Bellweather? - Dejaba el sobre en la mesa, perpleja por la nueva información, volteando a ver a la chica y después a Scylla.

- No... No sé, no me ha querido decir nada - se revolvía el cabello a la vez que, discretamente, veía como a la rubia le quitaban la playera y la dejaban en aquel sosten deportivo.

- Te lo dirá cuándo demuestres que le tienes confianza - le tomaba la cara, veía sus ojos azules y sonreía de forma tranquilizadora.

Libba tenía razón, tenía que ir a aquella odiosa junta.

- Oh Dios Mío - Porter veía llegar a Scylla, con aquel traje azul eléctrico y a su lado la rubia, con un traje negro que, igual que la castaña, se acompañaba con una playera blanca

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- Oh Dios Mío - Porter veía llegar a Scylla, con aquel traje azul eléctrico y a su lado la rubia, con un traje negro que, igual que la castaña, se acompañaba con una playera blanca.

- ¿Que haces? Todos los perros deben de traer correa - Tomo el brazo de su amiga y la alejo después de que le dijera a Raelle que fuera con el perro de Porter.

Unos pasos más lejos, se quitó del agarre del rubio y le metió un golpe en su hombro.

- Creí que no ibas a venir - Se sobaba la zona golpeada y esperaba respuesta.

- ¿Desde cuándo le temo a Bellweather? - se cruzaba de brazos, viendo a la morena, rodeada de personas y riendo para tomar un trago de su copa.

- Espero que esto no termine en algo malo - Porter veía las reuniones pasadas en su cabeza, como una película donde recopilaba todas las discusiones y peleas de aquellas dos.

- No, hoy tengo un plan y Bellweather lo tiene que respetar - sonreía, se despedía del rubio y le hablaba a Raelle para entrar en la mansión.

'La junta puede empezar'

Los altavoces dejaron de transmitir la música, la voz solo comunico aquel mensaje y las personas empezaron a caminar hacia el salón mientras las luces se iban volviendo blancas.

- Cada silla tiene el nombre de cada uno de ustedes - Abigail empezaba a buscar, discretamente, a aquella rubia, amarrada a una correa de alguno de esos señores.

Para su sorpresa, Scylla había entrado al salón, sin ninguna correa para jalar pero si con un "perro" demasiado conocido, Raelle.

Ella tenía a Raelle, pero lo que más le extraño fue la falta de correa, la falta de moretones y lo bien que se veía la rubia sin aquel collar con picos que ella solía ponerle.

- Ya que estamos todos aquí, quiero hablar de algunos temas - dejaba su whisky y empezaba a explicar circunstancias y nombres sin relevancia.

- Por último, Scylla - sintió la castaña la veía, los hombres y mujeres se ponían atentos y el ambiente se ponía pesado.

- Dame el perro

- No - dejaba el vaso, sonreía a la chica a un lado y se paraba.

- Ese perro es mío, así que no te lo pienso dar - su saco hace tiempo que estaba reposado en el perchero, y su arma escondida en su pantalón

- ¡Tienes que devolverlo!

- ¡No lo voy a entregar!

El silencio era la melodía del ambiente, el sudor corría por los acompañantes y la tensión se respiraba en el aire.

El dorado hacía un reflejo con la luz del salón, creando una hermosa vista para el arma en la mano de Abigail, apuntando justo al plateado, el mismo que brillaba con el pequeño movimiento en la mano de Scylla.

- ¿Por qué?

- Porque tiene mi confianza, y ese es un lazo más fuerte que una correa - Raelle había esperado algún disparo, algún cumplido a su poder y no a ella, no aquel donde decía que confiaba en ella.

Dejaba la pistola en la mesa, caminaba hacia el pequeño taburete donde tomaba la botella, medio llena, de aquel whisky, se servía un vaso y tomaba un trago.

- Está bien - Dejaba el vaso y se servía más.

- Te lo vas a quedar, después de una pelea - alzaba la mano para callar a la castaña e ignoraba la mirada de la rubia.

- Si no, vete olvidando de tus distritos - acababa con el líquido.

- Si no, vete olvidando de tus distritos - acababa con el líquido

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Perro De Pelea [Raylla G!P]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora