Después de que el primer año terminará, llegó el segundo año en el cual se celebraría el cumpleaños del nuevo miembro de la familia Madrigal, el pequeño Mateo cumpliría un año de vida y Mirabel estaba más que emocionada y ansiosa por el cumpleaños de su pequeño, por suerte para ella su familia estaba con ella para ayudarla con la celebración del niño, además de que esa fiesta era también para darle una especie de bienvenida al pueblo y a la familia, a su pequeña luciérnaga.
Ya estaban a solo tres semanas del cumpleaños del pequeño Mateo y su madre estaba con el y sus tíos y tías, compartiendo en el almuerzo cuando el niño vio a su madre pararse de su silla y salir del comedor directo a la cocina, el niño se bajó de su silla con ayuda de Casita y aunque al principio le costó mantenerse de pie, terminó avanzando y el resto de la familia Madrigal vieron como el pequeño daba sus primeros pasos; ninguna de las personas sentadas en la mesa dijo nada y se dispusieron a mirar al pequeño, Mirabel llegó al comedor con el alimento para Mateo pero cuando vio a su hijo de pie y caminando hacia ella dejó la comida del pequeño a un lado y se puso de rodillas extendiendo sus brazos hacia el pequeño quien al verla sonrío de alegría y comenzó a caminar más rápido hacia ella, para luego ser tomado en brazos por su madre y sentir como está lo abrazaba y le llenaba el rostro de varios besos.
Al día siguiente el pequeño estaba cerca de Casita practicando el ponerse de pie y después caminar, con ayuda de su madre quien estaba enfrente de él después de haberlo ayudado a ponerse de pie, el pequeño comenzó a avanzar y a caminar por la larga distancia que los separaba a el y a su madre, y cuando llegó hasta sus brazos el pequeño Mateo le dio un beso en la mejilla a Mirabel y ella le devolvió el besó a él, tres días después el pequeño estaba junto a sus tías y en los brazos de su abuela disfrutando de la atención y cariño que su familiares le daban, cuando se dio cuenta de que su madre no estaba con el ni el resto de la familia, y el niño al no ver a su madre por ningún lado estaba listo para comenzar a llorar cuando de repente escucho la voz de su madre quien entraba en la sala y él niño al verla llegar, muy feliz dijo la palabra Mamá, su joven madre se quedó estupefacta unos segundos al igual que el resto de su familia; y ella muy emocionada y con lágrimas de felicidad tomó a su niño en brazos y comenzó a llenarle el rostro de besos y abrazarlo sin poder dejar de sentirse orgullosa y feliz porque el pequeño le allá llamado Mamá, sobre todo porque aunque el pequeño no era su hijo de sangre ella igualmente lo amaba como si el niño fuera suyo, y el escucharlo decir esa palabra no solo le confirmaba que estaba haciendo un buen trabajo cuidando de él, si no que además significaba que el pequeño la veía y la quería como si ella realmente fuera su madre.
Horas después en la cena el resto de la familia Madrigal escuchó como el pequeño llamaba mamá a Mirabel y varios de los integrantes de la familia no pudieron evitar sentirse orgullosos y felices por la joven, después de la cena Mirabel llevó a Mateo a la habitación y lo acostó en su cama para que durmiera, mientras que ella se hiba de Casita por un rato y estaba en el pueblo junto a su abuela y dos hombres que querían hablar con ella. Los hombres que la buscaban eran los hijos del panadero del pueblo, su padre que ya era un anciano había fallecido en la noche y la madre de ambos les entregó un papel dónde indicaba quién se quedaría con sus pertenencias más valiosas y apreciadas, y también quien sería el que se quedaría con la panadería del anciano fallecido.
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Joven Madre
FanfictionEn el primer derrumbe de Casita ella había huido, había salido de Encanto y cruzó el río sin parar de caminar, pero algo la había hecho detenerse y ese algo era el llanto de un bebé; buscó por los alrededores hasta que se encontró con una bella muje...