¡ÉL o YO! (Minlix - Minsung - Jinlix)

16

Ya ha pasado una semana desde que no he visto a Felix, pero estoy enterado de cada uno de sus movimientos debido al detective que he contratado para seguirle, estoy harto de esto, estoy en mi oficina y veo las malditas fotos de ambos abrazados, besándose, restregando sus cuerpos, ya es tiempo de que vuelva a mí. me coloco de pie, camino hecho furia fuera del edificio.

Voy en mi auto deportivo en dirección al departamento de Hyunjin, ya fue mucho el tiempo, no permitiré que los sentimientos de Felix hacia él siga creciendo, él es mío, ya no voy a seguir compartiendo el tiempo, su cuerpo y menos su corazón, él solo debe amarme a mí.

Al llegar al edificio, voy al subterráneo para estacionar, al salir del auto camino en dirección al elevador el cual me deja directamente en el piso de Hyunjin. Al llegar camino hacia la puerta, busco en el bolsillo la copia de llave que él alguna ves me había dado, cuando aquellos tiempos que estábamos solos usábamos su departamento para traer a esos chicos que conocíamos en nuestras salidas nocturnas y los cogíamos como bestias toda la noche hasta el amanecer, el solo pensar que ahora hace lo mismo con Felix, sé como es él, debo tener cuidado, después de todo lo que he descubierto.

Inserto la llave en la cerradura, abro la puerta, al entrar escucho algunos sonidos no muy fuertes, tras voy caminando voy encontrando restos de ropa en el suelo, cada paso que voy dando los sonidos se van asiendo mas fuertes y mas claros, entre gritos y jadeos, no quiero ni imaginar lo que esta pasando, siento el corazón acelerado, apreté las manos en puños, mis pasos se hacen mas lentos, tenia miedo de lo que iba a ver, pero era un hecho que esto sucediera, aunque no lo quería asimilar. llego a la entrada del salón, mayor es mi sorpresa al ver aquellos dos cuerpos desnudos en el suelo teniendo sexo, sexo salvaje, escuchar el golpeteo de sus cuerpos, sus gemidos, quiero matarlos

-Me... me encantas Jin – es escucha sus gemidos sonoros – sigue... no te detengas... aah... mmm aaah!

-También... me encantas – le responde el contrario – es delicioso estar dentro de ti – suelta un gemido – eres tan... caliente – le enviste con profundidad, acelera sus movimientos – siempre es... es un placer – gruñe entre gemidos – estar dentro... de ti – suelta otro gemido

Los escucho gemir, jadear, follan de una manera salvaje, esta mas que claro que conocen muy bien sus cuerpos, se besan, yo guardo silencio, no emito ni un sonido, ellos no se han dado cuenta de mi presencia, Hyunjin lo enviste hasta acabar dentro de él, se les ve el disfrute, el pacer que se han dado, quiero matarlos, quiero destrozarlos, torturarlos de una manera inimaginable, se dicen palabras melosas y sonríen mientras se besan, en cierto punto de su acto sexual no se percataron que yo los había grabado con el móvil, guardo el aparato en el bolsillo, estoy furioso hasta mas no poder, esto jamás se lo perdonare a Hyunjin... jamás.

Comienzo a aplaudir en frente de ambos, no puedo sonreír, no puedo evitar estar decepcionado y triste ante lo que vieron mis ojos hace unos momentos atrás, ambos individuos voltean a ver hacia donde esta el sonido, sus ojos se abren como platos, están notoriamente sorprendidos, en especial él.

-¿Cómo estuvo amor? ¿te llevo hasta el fondo supongo? – veo escurrir los fluidos entre sus piernas, ¡vaya! Si que lo ha llenado

-¿¡Mi... Minho!? – su voz esta ronca, su rostro se sonroja

-¿Cómo entraste? ¿Qué haces aquí? – pregunta hyunjin, no le respondo, fijo mi mirada en mi amado

-Dices amarme, pero has estado follando con él – sonrió de medio lado maliciosamente, debo aguantar, no voy a derrumbarme y darle el gusto a este idiota de Hyunjin – dime Jisung ¿te encanta como te lo hace? Al menos eso escuche

Veo sus ojos cristalizarse, se coloca de pie, intenta cubrirse con algo, pero no tienen nada a su alrededor, se ve asustado "¿ahora tienes miedo, cuando antes bien que lo disfrutabas?", me quito el saco que llevo puesto y se lo tiro para que se lo coloque, este comprende y se lo coloca, luego se arrastra hasta mis pies entre lágrimas, suplicando que lo perdone