ՏəᏦᏦᏆᏃᏆΝᏟᏆ

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Turquía volvió a Ankara transcurrida una semana de emociones y alegría absoluta, aún con el malestar interno de que tenía responsabilidades que no podía desatender.

El capitalino lo recibió con gran ira y le recriminó por no responderle sus cartas. Sin embargo, a la hora de su llegada al edificio presidencial, ya era muy tarde por lo que se vio obligado a ir a descansar. En realidad, eso solo era un pretexto ya que le aterraba saber lo que iba a pasar como si algo se lo predijera. Además, estaba demasiado contento repasando las buenas memorias que había hecho con Azerbaiyán, solo para que viniera alguien que ni siquiera se había inmutado a ir con él a la Provincia de Iğdır, por lo que logró evadir las reconvenciones filípicas del angorense, de momento.

Al dormir, soñó con todas esas vivencias que ahora eran recuerdos remotos que le ponían de buen humor. Ver a Azerbaiyán ser tan feliz, a pesar de esos arrastres internos que la hacían llorar de vez en cuando. Ella era una persona tan fuerte y eso era admirable. Claramente no existía aprobación alguna para todas las cosas que le hicieron, pero quería refugiarla en sus brazos para hacerle feliz.

Tal vez él... Era su verdadera familia.

No obstante, cuando la noche se esfumó y el amanecer trajo el despertar, el turco era consciente de que ya no podía evadir por más tiempo lo que le esperaba pacientemente. Se preparó entonces, luego de tomarse una ducha, siendo ayudado por las sirvientas quienes le prepararon la vestimenta que iba a ocupar por ese día. El saco y la corbata cafés junto con la camisa blanca, fueron una combinación bastante agradable bajo el criterio de Turquía, el cual se vistió y se colocó algo de perfume para oler bien.

Se aventuró posteriormente entre los pasillos decorados con pinturas, floreros, muebles y adornos que sobresalían de los recodos del elegante palacio. También existía uno que otro cartel con las frases célebres del eximio Mustafa Atatürk, el fundador de la República Turca y quien le dio un giro radical a la historia del país desde la caída de su padre, el Imperio Otomano. Sus movimientos nacionalistas los condujeron a un nuevo rumbo y a pesar de que ya había fallecido, sus acciones egregias nunca serían dejadas en el olvido. Él se aseguraría de que fuera de esa manera, sin importar los costos de ello.

Lo mismo pasaba con Azerbaiyán. Quería protegerla pero el asunto era bastante delicado y trató mantenerse relajado cuando llegó a su oficina, encontrándose inesperadamente con Ankara, quien estaba con los brazos cruzados además del ceño fruncido.

—Umarım güzel bir şekerleme geçirmişsindir ama seninle konuşacak ciddi şeylerimiz var (Bien, espero que hayas tenido una linda siesta pero tú y yo tenemos cosas serias de las cuales hablar).

—Si es sobre el asunto de Azerbaiyán, ya sabes que me rehuso a enviarla de vuelta a su país, hasta no haber resuelto su asunto legal.

El turco no miró por ningún instante al opuesto quien estaba apoyado sobre el escritorio, viendo fijamente al de piel roja quien se iba a una de las mesas junto a las ventanas del estudio para tomar algunos portafolios con papeles importantes los cuales debían ser revisados por su persona. Ankara podía notar el desinterés en la mirada ajena sobre el tema, sin medir las posibles repercusiones de sus actos. Pero le haría abrir los ojos ya fuera de mala o buena manera.

—La Unión Soviética ha estado llamando a nuestras unidades fronterizas y ya no está dispuesto a devolvernos a nuestros hombres. Aunque exige que Azerbaiyán sea de vuelta a su territorio bajo el principio de reci...

—NO VOY A DEVOLVER A AZERBAIYÁN, ¿ESTÁ CLARO?

Vociferó Turquía con cólera, tirando los documentos sobre la escribanía con su entrecejo arrugado por el malestar, causando que el otro se enfadara también.

𝓐𝓬𝓲 𝓽𝓸𝓻𝓹𝓪𝓺  ✵ 𝙰𝚣𝚎𝚛𝚋𝚊𝚒𝚢𝚊́𝚗 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora