Capítulo V:Los días en que Igor estuvo fuera de casa(5)

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En una de las muchas salas del instituto.

-¿Tienes hambre? -pregunta Evans de repente, cortando así el tenso silencio.

Antes de que Shiloh pudiera abrir la boca, un borborigmo respondió por ella, causándole vergüenza.

El doctor Evans soltó otra bocanada de humo de su cigarro, viéndola aburrido. Después dijo:-Supongo que sí. Ya voy a buscarte algo.

Shiloh se había despertado hace algún tiempo confundida. Los primeros días fueron un caos para ella porque parecía que le hablaban chino con tantas terminologías que ella no comprendía, sólo sabía que era comparable a un conejillo de indias.

Todos los días un doctor diferente la venía a ver, tomaba notas y se iba.

-¿Niña tú realmente tenías una enfermedad? -preguntaban siempre lo mismo y a veces en diferentes formas, pero todas buscando la misma respuesta.

-Si, yo estaba muy grave -explicaba muchas veces Shiloh cansada de la constante dinámica.

-Es difícil de creer -ni le creían y seguían cuestionandola hasta volverse cansones.

-Cuando estaba dormida, soñaba y conocí a Dios. Me dijo que no era mi tiempo y estoy aquí -Cada vez que Shiloh repetía esto, la miraban como si fuera una loca, quitando al doctor Evans que su familia es cristiana y al doctor Woolfgang que la veía como una drogadicta de hierba y se la había dicho una vez.

-¿Quien te dió la hierba para que andes en delirio? -la interrogó el más cretino de los científicos-. Lo regañaré y expulsare de aquí.

-Nadie me da eso. Solo comida insípida sin sal porque al parecer soy una paciente que debe comer mal -contestó Shiloh-. Mantendré lo que dije incluso si me das una hamburguesa o pizza de jamón y queso.

-Que barata, así los chicos harán lo que quieran contigo.

Shiloh no pudo responder a eso porque primero eso fue raro y segundo el doctor Wolfgang era un bastardo que cansaba. No lo incites y se irá más rápido.

Shiloh es buena lectora de personas y gracias a eso, muchos dicen que se lleva bien con Wolfgang. Cosa que hace que ella forme en su rostro una mueca de desagrado.

-¿Shiloh quieres ser mi hija? - Wolfgang consultó con Shiloh sorprendiendola.

-¿Cómo? -expresó estupefacta.

Atrás de ellos, se escucharon varios instrumentos de vidrio rotos. Los dos se volvieron y vieron a Evans mirando de forma rara a Wolgang, logrando que este último se removiera incómodo en su asiento.

-Espera, no era eso lo que quería decir -continuó Shiloh-. Solo estoy sorprendida. Nunca en mis sueños más salvajes pensé que me ayudarías a adaptarme al mundo actual.

-Bueno -el doctor se aclaró la garganta-. Pensé esto detenidamente y creo que soy el mejor, ya que vivo solo desde que mi hijo se casó, por lo que tendrás un hermano mayor o en este caso un hermano menor, ya que eres una vieja de ciento cuarenta años.

Hay mujeres que no les importa que le digan su edad e incluso la celebran, pero hay otras que detestan que les digan su edad. Shiloh es una de ellas, no obstante se mantuvo tranquila ya que ella era el "adulto" aquí.

-Vaya. Por favor déjeme pensarlo -responde Shiloh.

-¿De verdad lo pensarás? Solo tienes mi propuesta -inquirió con incredulidad-. No hay nadie que te haya dado otra propuesta.

-Lo voy a pensar -recalcó esta vez Shiloh.

-Mejor acepta antes de que se arrepienta -habló por primera vez el doctor Evans-. Puede ser un patán pero es bueno cuidando, su hijo es gerente de empresa y una agradable persona.

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