Capítulo 3

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Eran las seis de la mañana cuando llegaron los médicos y enfermeras a lo de siempre. Rutinas, preguntas y chequeos. Cuando se iban llegaba alguien a dejarle el desayuno y luego su mamá hacía aparición para preguntarle cómo estaba y le sonreía como si nada hubiese ocurrido.

Aquello había sido lo mismo desde que lo habían ingresado desde urgencias y luego Baji ya esperaba que llegara Emma con algo de fruta picada para luego conversar sobre el pasado y un poco del presente. Pero aquel día Emma no llegó, en vez de ella su madre estuvo más tiempo de lo usual con él.

—Y estaba pensando en buscar un trabajo luego en Takayama para estar junto a ti —Escucha decir a su madre mientras terminaba de ordenar la habitación.

Keisuke pasó saliva, pequeñas gotas de sudor comenzaban a formarse en su frente debido al estrés y los nervios.

—Mamá, yo... yo no quiero irme de Shibuya —dice con tono bajo pero lo suficientemente audible para ella.

—Pero no podemos seguir aquí, quiero que te alejes de los problemas.

—Los problemas siempre terminarán siguiéndome —le aseguró nervioso, su madre calló— Sé que prometí no causar más problemas pero no quiero ir a un jodido pueblo entre las montañas que queda a miles de kilómetros de aquí.

Baji observa a su madre tronar sus nudillos, un gesto que hacía cada vez que pensaba y los nervios la comían de a poco. Ciertamente ella deseaba alejar a Baji de las pandillas, de los problemas, porque cuando le dieron la noticia de que su hijo había sido herido ella sintió que moría. No podría soportar perder a su único hijo.

Keisuke se levantó con cuidado de la cama y se arrodilló frente a ella pegando la frente en el suelo, su largo cabello cayó hacia adelante cubriendo su campo de visión.

—Por favor mamá. Hay algo que tengo que hacer aún aquí; por mi honor, mis amigos y todos los que me importan.

La mirada de la señora Baji tembló al escucharlo decir aquello y en cuestión de segundos un dolor intenso comenzó a quemar en su garganta anunciando un inminente sollozo. Le había traído recuerdos de muchos años atrás cuando su esposo también había dicho algo similar. El padre de Baji había sido también un delincuente en sus días de juventud y a pesar de todos los problemas que causaba (y en los que se metía) ella siempre lo amó. Recordaba que él siempre le decía que ante todo tenía un honor y principios inquebrantables.

Ella deseaba que Keisuke creciera alejado de problemas pero parecía ser que no conocía del todo a su hijo ni tampoco sobre eso que aún tenía que hacer pero que parecía muy importante para él.

—Ninguna madre quisiera ver a su hijo en pandillas Keisuke. Pero, quiero confiar en tí... aún después de todo quiero confiar en tí. —ella no pudo evitarlo, soltó un sollozo temerosa de pecar al decidir darle esa confianza a su hijo que podía costarle la vida.

—Lo sé. Estoy aquí por mi estupidez y lo lamento —Keisuke no despegaba la frente del suelo mientras decía aquello mordiéndose el interior de la mejilla al escuchar a su madre llorar nuevamente. La herida en su abdomen comenzaba a doler— Pero hay alguien que me necesita.

La señora Baji se colocó en cuclillas, aún con lágrimas resbalando por sus mejillas y posó una mano sobre la cabeza de su hijo.

—Keisuke, por favor, no quiero que te pase algo tan horrible de nuevo.

Los labios del chico temblaron y luego su espalda, seguido su madre le hizo levantarse para poder abrazarlo y decirle que pasara lo que pasara ella estaría allí para él.

Su única condición era que no intentara suicidarse de nuevo.

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Cero interés | BajiEmma Donde viven las historias. Descúbrelo ahora