SOLO ME ESFUERZO

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— ¿Alguien podría explicarme por qué Sunghoon está acorralando a Sunoo contra una pared, mientras le come la boca? —el rostro de espanto de Hueningkai era toda una obra de arte. Se veía alarmado y traumatizado, y a pesar de verse gracioso nadie se burló, sus amigos solo pudieron espantarse junto a él por la repentina pregunta.

— ¿Cómo dices que dijiste? —cuestionó Arin, perpleja.

— ¡No me hagas repetirlo! —chilló, negándose a volver a recordar la escena que había visto.

Su principio fue buscar bebidas, por lo que la idea era entrar a la cocina, tomar un par de refrescos y salir de esta. Un plan simple y perfecto, con final feliz. Pero su idea se terminó derrumbando cuando se encontró con la desagradable escena que dos de sus mejores amigos se estaban montando, por lo que esta pasó a ser: entrar a la cocina, mirar, y huir, huir, huir, huir. Huye tan rápido como puedas, Huening, se dijo a sí mismo.

— ¡¿Acaso Sunghoon ya se declaró?! —habló Yeji luego de haber procesado la información—. Vaya, que poco romántico y vago que es Sunghoon...

— ¿De qué estás hablando? —preguntó Soobin que estaba perdido en su mundo, o quizás en los ojos del hermano de su amiga, por lo que aún no entendía nada.

— Que a Sunghoon le gusta Sunoo —respondió YeonJun en lugar de su hermana, esta le dio la razón y toda la sala gimió en sorpresa—. ¿Qué? ¿Me van a decir que nunca lo notaron? ¡Por favor! Sunghoon es la persona más obvia del mundo. En el poco tiempo que he pasado junto a todos ustedes, se notó que tan enculado estaba. ¿En serio no lo notaron? —todos negaron a sus palabras.

— Sí, en serio lleva encantado con él desde hace, pff, demasiado tiempo —la chica hizo un gesto con su mano, como si indicara la cantidad de tiempo—. Nunca creí que se declararía pronto. Menos de una manera tan... sosa. Pero al parecer le funcionó.

El resto de la conversación se basó en los dos chicos que aún estaban en la cocina. En dicha conversación, incluso Jay habló, aportando para las burlas que pesarían en los hombros de sus menores. Qué dulce es la venganza. Jungwoon sólo podía mirar a su novio con una tierna sonrisa, creyendo increíble que se emocionara tanto sólo para burlarse de sus amigos. Acariciaba los cabellos de este, sólo centrándose en él y olvidándose de quienes estaban a su al rededor. Un gesto grosero tal vez, pero cuando de su Jagi se tratara, nadie más existía.

Salió de su burbuja, en la cual sólo existía Jay, cuando escuchó los chiflidos y festejos de todos. Buscó el motivo de festejar, y lo encontró en los dos chicos que estaban tomados de las manos, saliendo de la cocina sonrojados hasta las orejas.

— ¡Felicidades a los novios! —gritaron todos, aplaudiendo por ellos. De un momento a otro, Sunghoon había olvidado su vergüenza y también festejó.

— ¡Kim Sunoo es mi novio! ¡Me dijo que sí, también le gusto! —exclamó haciendo un extraño baile de victoria. Durante tanto tiempo deseó aquello y por fin lo había conseguido. Desde ahora cuidaría bien de su amigo, ahora novio, para que juntos fueran felices.

El festejo duró poco más de media hora, hasta que dieron las 23:00, hora en la cuál decidieron sentarse en la sala de estar de Sunghoon, el lugar favorito en el mundo de todos. Aquella sala tenía sillones que eran la gloria y una televisión tan espectacular que no podrías apartar la mirada de ella ni aunque quisieras. Acordaron en ver la última película de Rápidos y Furiosos. Demasiado predecible y ya hasta quemada, pero el grupo de amigos disfrutaba de aquella extensa saga como ninguna, nunca se habían perdido ningún estreno y esta no sería una excepción.

Todos la disfrutaban, menos Jay, quien ya estaba harto de aquella saga. Pero no se quejó, no podría ganarles a 5 monos que escupían y tiraban excremento cuando discutían. Entonces optó por callarse y sentarse en el suelo, frente a su novio. Si no disfrutaba de la película, al menos lo haría con las caricias que las suaves manos de Jungwoon daban en su cabellera. Amaba, sin dudas, la sensación de sus dedos acariciar su cabeza, de una manera tan delicada. Se sentía como si el mayor buscara relajarlo y hacerlo sentir en el mismísimo cielo, siendo abrazado por blancas y suaves nubes, tan suaves como las caricias de Jungwoon. Quizás aquella no fuera la intención de este, pero él lo sentía de igual manera.

El novio de JayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora