Parte 7.

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Al terminar mi día completamente dramático y lleno de chismes con Andrea, le mencione que me tenía que ir después de lo susodicho, me había dado cuenta que le había contado de más y eso no era nada bueno. Salimos de Starbucks, tuve que despedirme de ella a la fuerza ya que me hacia uno de sus típicos berrinches para que continuara contándole; Le di un abrazo y un beso en la mejilla para después retirarnos del local. Tome mi celular y pedí un Uber, estaba demasiado cansada como para volver a irme caminando hasta al reino de Harry.

Al llegar a casa escuche mucho movimiento dentro la casa parecía como si hubiera una selva llena de animales salvajes dentro de la mansión, abrí la puerta y no había nadie en la desván pero ahora se escuchaban más fuertes, fui subiendo las escaleras y entre más subía aumentaba más la intensidad de los sonidos al llegar al pasillo alce mi mirada hacia arriba, había una puerta en el techo donde provenían todos aquellos ruidos tan estruendosos, la abrí y las escaleras descendieron hasta el suelo; Mi miedo más grande siempre han sido los áticos pero puede que esté sucediendo algo muy malo y no hay señales de Harry desde que llegue.

Una vez arriba sonó uno de los gritos más perturbadores que pude haber escuchado en mi vida, di un salto del susto al ver como un mueble callo de golpe hacia un costado de mí, voltee de reojo hacia mi derecha y Harry estaba parado entre las oscuras sombras del ático, sus hombros subían y bajan, no llevaba una camisa puesta y se miraba complemente sudado, su cabello largo estaba mojado. Yo solo me quedaba anonadada ante su presencia tan extraña, toque el suelo del ático y sonó un chirrido petulante, su cuerpo se detuvo en seco hasta que comenzó a girarse hacia a mí, me miro y bajo su mirada dejando caer su cabello sudado al igual que a sus hombros.

— ¿Qué demonios haces aquí arriba? Jamás te han dicho que no perturbes a las personas adultas cuando no están de buen humor. — Dejo salir un pequeña risa burlona de sus labios mientras tenía la mirada baja.

— Escuche ruidos muy fuertes provenientes de aquí arriba cuando llegue a casa... Era un poco obvio que subiría. Por cierto solo tienes veintiún años, no te creas todo un adulto después de que me demostraste tus problemas de ira. — Mencione impotente de sus actos.

— Baja del ático niña o te bajare yo y créeme no querrás que lo haga. — Se cruzó de manos y me sonrió.

— No tengo porque hacerlo, tú no me mandas. — Me arrepentí completamente después de dejar esas palabras de mi boca.

Comenzó a caminar lentamente hacia a mi mientras yo me alejaba poco a poco del hasta que choque que una de las frías y rugosas paredes del ático, tomo una de mis mejillas mientras le daba una caricia con su pulgar, me mostró un de sus sonrisas tan hermosas y posiciono sus labios en los míos, volví a sentir sus labios suaves y tersos contra los míos pero esta vez iba a ser diferente, esta vez no me iba a dejar de él, esta vez no sería como él quería. Alce mi rodilla lentamente rozándole su entrepierna el jadeaba hasta que esos jadeos se convirtieron en un grito de dolor. Le había dado un golpe en su entrepierna con mi rodilla, abrí mis ojos y solo pude observarlo tirado en el suelo retorciéndose, solté una carcajada y me retire del ático para ir hacia mi habitación. Me sentía mal por haberle hecho eso a Harry pero no podía dejarme de él, es el novio de mi mamá y no debo, entre a mi habitación y me tire en la cama, eché un vistazo debajo de la cama y ahí estaba Caramelo mi lindo bebe, lo tome entre mis brazos y lo subí conmigo a la cama hasta que me deje llevar por los latidos de Caramelo y me quede dormida.

Ala mañana siguiente desperté de muy buen humor, me di una ducha, me puse unos jeans y una blusa junto con mis vans rosados para salir de la habitación, baje las escaleras y llegue al desván, comencé a escuchar risitas traviesas provenientes de la cocina y como siempre no dude en ir, me asome por la ventanilla de la cocina y estaba la figura de Caroline con el chofer de Harry besándose me quede boquiabierta al ver tal imagen frente a mis ojos, saque mi celular para tomarles una foto a esos dos para después salir corriendo de aquel acto salvaje que sucedía en la cocina, corrí hacia la sala de cine y me senté de golpe en uno de los sillones reclinables para seguir observando la foto.

— ¿Qué es lo que observas?

Harold... — Mis nervios aumentaron al cien por ciento.


My Mom's New Boyfriend.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora