IV

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No podía creer que ya estábamos en agosto y que había desperdiciado dos semanas de mis hermosas vacaciones durmiendo y haciendo los deberes de la casa. Ni les menciono que ni vi la luz del sol porque ni primavera llegaba y con el frío que hacía nadie tiene ganas de congelarse.

— ¡Ally!— Grace empezaba a correr justo en la dirección que me encontraba.

— No esper.... — mi reacción fue demasiado tarde.

Grace ya se encontraba abrazándome y apretujándome contra ella. No nos habíamos visto dos semanas pero ella me llamaba cada minuto y segundo para saber cómo estaba, incluso mi madre ya sospechaba que empezaba a tener novio — ni eso tengo— pero bueno. Jobert se encontraba a su lado pero el nisiquiera se destinó a mirarme, y no era la primera vez, desde aquel día que quiso decirme algo y me quedé con esa curiosidad, él no volvió a dirigirme la palabra, ni un solo mensaje en las vacaciones.

— ¿Qué sucede Ally? — la voz repentina de Grace se dirigió a mí.

— Él, ¿Qué le pasa? — señalando con mi mirada hacia él, Grace pudo notarlo.

— Ah, Jobert, seguro una de sus conquistas no le hace caso. — dijo la pelinegra. — Vamos al salón, no le hagas caso.

Aún seguía confundida, no dejaba de pensar en que era lo que él quería decirme ese día.
Empezábamos con matemática y Grace se la pasaba tratando de entender la clase y eso requería de que le explicase 100 veces un tema, un gran esfuerzo pero conseguía captarlo. Luego pasábamos a arte y música, la flauta y yo ya éramos una sola, pues no lo voy a negar pero Jobert fue un excelente maestro y me ayudó mucho para aprobar.

— !Ahora vengo!— dijo Grace, saliendo por la puerta.

Me había quedado sola allí sentada y eso lo odiaba porque no tenía con quién hablar, justo en aquel momento el recuerdo de Carlos en mi mente llegó y no pude evitar tocar una nota triste con la flauta. Odiaba sentirme así, no me gustaba Carlos si no que me dolía que todo vuelva a ser lo mismo de siempre.
De pronto, sentí que alguien se acercaba a mí, sentándose a mi lado y provocando una gran sombra sobre mí. Subí la mirada al instante y me gire a su lado para poder observar quién era, y me sorprendí que Jobert este a mi lado.

— Mm... — balbuceos salieron de mí.

— Yo se que no era lo que esperabas. — dijo en un tono muy triste.

— Oh no, ¿Porque dices eso?— al instante quise evadir su mirada.

— Yo no creo que pueda ser tu amigo. — esa frase salió de sus labios y no les voy a negar que me dolió mucho, sentía que perdía a un amigo más. — tú me... — continuó, pero hizo una pausa cuando notó que me empezaba a gotear lágrimas en mis mejillas y mis ojos caían hacia el suelo.

— Esta bien. — fue lo último que dije.

En ese instante sentí que perdí a alguien que estuvo ahí conmigo por mucho tiempo y aunque no podía evitar que mis lágrimas cayeran, quería salir de allí en aquel momento. Me puse de pie y decidí ir al baño, pero mientras intentaba pararme de mi asiento, un brazo tomo mi cintura y termino enrollando sus dedos a mi piel, dejándome caer en el asiento de nuevo.

— No me has dejado terminar. — dijo aquel chico con hoyuelos en su sonrisa, ya casi cerca en mi oreja.

— Ya me ha quedado claro Jobert. — espete y solté su agarre con mucha fuerza, aunque esté no dio resultado.

— ¡Puedes escucharme, Ally! — gritó, haciendo que mis oídos queden sordos por completo. — No te lo dije antes y me aleje de ti porque quería pensar muchas cosas— pauso un momento y siguió. — No quería equivocarme con esto, ni arruinar nuestra amistad, pero esto es más fuerte que yo. — se quedó en silencio dudando cada vez más.

— ¡Maldita sea Jobert, Dilo de una vez!— concluí furiosa.

— ¡ Tú me gustas Ally!— no pude evitar el shock en ese entonces, aunque el siguió. — Desde hace mucho sabes, tú me parecías alguien muy interesante y cuando Grace se acercó a ti, la excusa fue estar con ella todo el tiempo. Cuando te gustó Carlos, no sabes cuánto maldije a ese imbecil por no darse cuenta lo maravillosa que eras y no tenía el valor de confesarme a ti, no por el hecho que estabas enamorada de él, si no el por como lo ibas a tomar. — el fingió una tierna sonrisa, y continuó. — Ese día, antes de las vacaciones, esto era lo que quería decirte y ....

— ¿Grace sabia esto?— nuestras miradas hicieron contacto en ese momento que lo interrumpí.

— Si. — fue su respuesta.

Me levanté de mi asiento y decidí alejarme de él, para buscar a Grace entre el montón de personas en el patio y la encontré junto a lado de su novio, quién ambos reían.

— ¿Tú sabías lo de Jobert? — le pregunté sin importarme las miradas que notaba alrededor.

— Yo...— decía la pelinegra.

— ¡Maldita sea Grace, tú sabías y no me dijiste nada! ¿ Sabes lo preocupada que estaba y a pesar de ello no dijiste nada? — un fuerte gritó salió de mí. — Olvídalo.

No sabía que hacer en ese momento, creí que haber confiado en Grace era lo mejor del mundo, yo le contaba mis cosas y ella también a mi, o eso era lo que pensaba. Mis pasos fueron siguiendo sin rumbo alguno y mi mirada seguía en el suelo para evitar que cayeran lagrimas en mi rostro. May se encontraba cerca de mi casa, pues aunque había decidido irme sola, era raro que este parada allí. Ella me miró fijamente denotando su preocupación en su rostro, era fácil de leer sus pensamientos.

— Ally, ¿Que paso?— optó por preguntar.

— Nada. —  respondí.

— ¿Ally? — siguió insistiendo.

— ¡A ti que te importa May! Me dejaste de lado desde que entramos a la secu y tú solo tuviste ojos para ser popular, te olvidaste de mí. No tienes derecho. — sentí como volvía formarme lágrimas en mi rostro nuevamente. — Solo anda a tu mundo y déjame en paz.

— ¿Pero Ally?— empecé a caminar escuchando de lejos su voz.

No sabía cómo titular mi primer día después de las vacaciones, tal vez le ponga "el peor día de mi vida" , ese día perdí la confianza en Grace, la amistad de Jobert y me había revelado a mi mejor amiga, para finalizar también agregando a la lista había discutido con mi madre. Genial.

El peor día de mi vida...

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