Claves de Amor

V

Habían pasado dos semanas desde lo ocurrido y ni Grace, ni Jobert se acercaron en ese tiempo y la verdad es que lo agradecí demasiado porque tenía que pensar las cosas. May y Alex empezaron a interactuar más conmigo, pues seguía sin poder quedarme sola porque mi mejor amiga decidió disculparse conmigo, yo sabía que lo hacía por pena o eso era lo que no quería creer, en el fondo May me quiere solo que no la complemento como ella desea.

- ¿Qué harán en la tarde? - preguntó Alex.

- Yo, nada.- confesé.

- Tu nunca haces nada Ally. - renegó y quedaba mirando a May con cara de sospecha.

- Deberías estudiar, si sigues así, tu mamá te va a castigar. - proseguí.

- Aburrida. - escupió.

- Al menos tengo buenas notas. - les encaré y saqué la lengua en señal de burla.

- ¡Ya basta! Parecen dos niños que recién salen del kínder y les quitaron su juguete. - gritó Maya.

- ¡Cállate! - Escupimos Alex y yo, ambos al mismo tiempo.

- Bueno, ¿Vamos al cine? - May preguntaba y al mismo tiempo nos dirigía una mirada asesina a ambos.

- Okey - respondimos ambos.

- ¿ Que veremos?- pregunté.

- !Terror no!- May gritó.

- ¿Cuál es el sentido de ir entonces May? - comentó Alex.

- Solo si es terror, voy. - decidí.

- Okey, ustedes ganan... - se rindió.

Agradecía mucho en mi interior que Alex y May estén allí a mi lado, riendo y discutiendo por cosas insignificantes y eso me hacía feliz, por un instante quise que eso durará para siempre.

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Estaba llegando tarde, si, por Maya. Ella se la pasa todo el día metida en el baño y cuando pase por ella, a penas llevaba la mitad de arreglada.

-!Vamos a llegar tarde¡- grité.

- ¿Y el autobús?- volteó y empezó a buscar algo con su mirada.

- ¿Crees que te va a esperar, Señorita? - con una mueca torcida la saludé.

La ventaja que teníamos con May era que la escuela solo quedaba a cuadras de nuestro vecindario, así que optamos por correr lo mas rápido que pudimos y justo antes de que cerraran el portón, terminamos haciendo fila para el castigo. 

- Ahora mi madre me llamara la atención May - le resondre con un rostro lleno de enojo.

- No seas exagerada - respondió y soltó una risa burlona. 

El castigo, escribir cien planas "no llegar tarde" y bastar con decir que era mi primera tardanza en toda mi vida de estudiante,  y ya veía el grito de mamá.

- Pueden ir a su salón - me indico el tutor a cargo. De inmediato comencé a caminar y no es por optar que me tocaba arte, curso en el que no avanzábamos mucho. Al entrar al aula, note la miradas fijas en mi, pues si, así se siente recibir la atención por llegar tarde. El maestro del aula no se encontraba, lo cual era la razón por la que mis compañeros se paseaban por todo el salón y sin mencionar que pude encontrar con la mirada a Jobert, quien me tiro una pequeña sonrisa a lado de Grace, que bajo la mirada por lo sucedido. 

Decidí acercarme y sentarme en el asiento vacío de atrás, era obvio que pudieron notar claramente mi presencia, sobre todo Jobert, que no quitaba sus ojos de encima.

- Hola, Grace... - con una voz confusa y temerosa le toque el hombro.

- Hola, Ally - volteo a mirarme soltando una pequeña palabra.

- Yo creo... - estaba por terminar la frase pero ella me interrumpió.

- Lo siento Ally, se que hice mal y que debí ser sincera contigo en todo este tiempo, se que confiabas mucho en mi y que tal vez traicione tu confianza, ¿podríamos ser amigas de nuevo? - se sinceró. 

- No te preocupes, se que reaccione mal y que necesitaba tiempo para pensar. Yo nunca deje de considerarme tu amiga, solo que me decepciono tu confianza y se que Jobert también es importante para ti, así que si, sigamos nuestra amistad.- la abrace y terminamos riéndonos en ese instante. 

Jobert estaba a su lado, pero a pesar de que escucho todo lo que dije, no se movió, ni volteo, solo pude notar que sonrió un poco y no se porque jodidamente me pareció tan linda su sonrisa. 

Nota:

La amistad es el amor puro y sincero, si se trata de disculpas o perdón no dudes en hacerlo, porque los mal entendidos se extienden, pero el amor de amigos solo se esconde y sale de su escondite cuando dos personas deciden perdonarse.