II

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Ya había pasado una semana y May era la más conocida del salón, perdón, de la escuela y eso ocasionó que poco a poco se alejará de mí.
Aunque nos veíamos a menudo en el autobús o cuando iba a recogerla, ella era otra. Cada vez que andaba sola, Grace era la primera en acompañarme, era difícil para mí, tener amigos ya que no soy muy social, incluso cuando me veía sola en la cafetería, ella y el chico que parecía su plaga, osea el coqueto de Jobert se juntaban conmigo.

— ¿Nos vamos juntos? — con intriga Jobert y sus preguntas.

— Mi mamá vendrá por mi. — mencionó aquella chica que resaltaba sus ojos marrones claros.

— ¿Y a ti quién te pregunto? — Jobert y Grace estaban mirándose fijamente como si una bomba estallase.

— Maldito imbe...— maldecía Grace hasta que la interrumpí.

— Me iré con Grace.

— Nos iremos los tres entonces. — mencionó el chico de ojos claros.

Entre broma y broma, y las locuras que se le ocurría a Jobert nos pasábamos el tiempo juntos todos los días, esto se había vuelto un hábito para mí. La chica pelinegra siempre me buscaba o trataba de entablar una conversación conmigo, pero siempre su chicle estaba con ella.

— Ring...— escuche ese sonido cuando tenías que ir a clase.

— Es la hora. — dijo Grace con pesadez y flojera en su rostro.

Si, nos tocaba historia y ni a Grace, ni Jobert ni a mí nos gustaba el curso. La profesora era una pelirroja con rulos y piel blanca con pecas, quién no paraba de hablar ni un segundo hasta que terminara la clase. Eran de esas que nos daban sueño y no querer venir más a esta materia.
Siendo hora de salir de la escuela, fui a mi locker y sin darme cuenta Grace ya estaba a mi atrás.

— Vamos Ally. — mencionó ella.

— ¿Y Jobert?— pregunté.

— No importa.

— Pero... — me tomo del brazo y tiro de él, haciéndome correr lo más que puedo hasta la esquina minimarket cerca de la zona. Aunque no entendí la razón por la cual lo hacía, ella solo sonreía y con entusiasmo me quedaba dando señales de algo curioso que haría.
Ella miraba mucho a los alrededores, pero no entendía a quien buscaba.

— ¿A quien buscas? — le pregunté con voz entrecortada por lo cansada que estaba.

— ¡Allí están!

— !Mierda, mis oídos Grace!

Ella señalaba hacía dos chicos, era claro que eran mayores que nosotras, podría poner que estarían en tercer grado y nosotras apenas estábamos en primero.

— Oh no, yo me voy.— empecé a caminar hacia la dirección opuesta, pero sentí mi piel siendo tocada por la pelinegra, quién sujetaba mi brazo para que no pudiera irme.

— Solo esta vez, ¿Si? — sus ojos brillaban por el favor que me pedía.

— ¿Qué? No. No pienso ir con ellos.

— Por favor...

Termine caminando con ella y acercándome a los dos chicos uno era bajito, tenía cabello ondulado y piel blanca, mientras que el otro era más alto con ojos azules oscuros y piel trigueña. Grace se acercó para darle un beso en la mejilla al chico alto, aunque no supo disimular lo nerviosa que estaba, porque pude notar al instante que su piel se tornaba de un color carmesí.

— Yo soy Carlos — decía el chico bajito que me llegaba a la altura del hombro.

— Ah hola. — no sabía que decir, estaba completamente sacada de onda. Estaba con personas extrañas hablando y yo no tenía la menor idea de lo que estaba haciendo. Lo que si sabía es que esto no iba a terminar bien.

Un mes después

Ya era viernes y nos tocaba gimnasia, Grace no paraba de hablar de Mario, el chico alto y ojos azules que le encantaban tanto, no entendía el porqué, pero ella siempre lo defendía de los insultos de Jobert.

— ¿Tenemos que dar volteretas?— asustada preguntó al profesor.

— Bueno, si quieres reprobar no lo hagas. — fue la respuesta del profesor, con una expresión que mostraba seriedad y de esas que te quieren matar.

No lo podía negar, Grace estaba últimamente muy distraída, había sido por Mario. Me pedía todos los días acompañarla afuera de la escuela o hasta su casa, con ambos chicos y cada vez me sentía más incómoda con el chico bajo a mi lado. ¿Alguna vez han escuchado la palabra "están de violín"? Pues así me sentía yo.
El chico bajo me atraía un poco, pero no quería fijarme en él, una que era mayor que yo y otra que es muy popular.

— ¿Hoy nos vamos juntos?— la voz gruesa de Jobert se hizo presente.

— Olvídalo. — gruñó la pelinegra.

— ¿Ally?

— Ella viene conmigo. — decidiendo mi destino, ya encontraba a Grace.

— Esta vez voy contigo Jobert. — me arme de valor y decir.

Terminaba la clase de gimnasia y solo quería irme corriendo de allí. Y fue lo que hice. Últimamente Jobert o Grace me ponían a decidir entre la espada y la pared, eso equivalía a mucha presión para mí, lo cual no era lo que quería. Por suerte vi como May terminaba de salir sola y opte por la opción de que nos iríamos juntas, quería intentar volver a ser como antes.

— ¡May, espera! — grite juntando el aire que tenía en mis pulmones y haciendo que explote en el conjunto de palabras.

— Hola, Ally. — sonrió amablemente con su bello rostro.

— ¿Vamos juntas?

— Si, claro.

Ambas caminábamos al mismo paso, era algo que teníamos en común, pero al mismo tiempo en que lo hacíamos comenzábamos a reír, era lo que definitivamente dio a demostrar que algo está enfriando nuestra amistad. El silencio fue muy profundo y ninguna de las dos nos atrevimos a hablar o al menos saque una conversación, así que decidí romper el hielo.

— Me gusta alguien. — con una voz baja comencé.

— ¿A ti? ¿Quién es el afortunado? — sorprendida mencionó.

— Es Carlos de Tercero, ¿No sé si lo conoces? — haciendo añicos mis dedos me encontraba.

— Ah, sí, si lo conozco. A mí me atrae.— lo dijo lo más relajada posible, como si la conversación fuera lo más normal, aunque sabía que tenía que alejarme con aquella frase que dijo ella "a mí me atrae" con solo cuatro palabras bastó para saber que no podía perder a la única persona que confiaba en mi vida.



Claves de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora