"Que... me... lleve... un... demonio."
Definitivamente no era su día.
Apenas sonó su alarma, la cual indicaba que su audífono ya se había cargado, al estar tan irritada terminó cayéndose de la cama.
Y lo peor era que la cosa no terminaba ahí.
A causa del golpe, sus rodillas dolían a más no poder. Sentía que iba a fallecer del dolor agudo, incluso pensaba quedarse en cama.
Luego fue obligada a bajar a desayunar, donde antes le inyectaron su insulina diaria y cuando intentó comer, no pudo.
Pero era de esperarse que ni eso le funcionaba.
¡Oh! ¡Y para colmo debía ir a sacarse sangre!
No era que Angie le tuviera miedo a las agujas, para nada, tenía más de cinco tatuajes por algo. Le gustaban, solo un poco, pero no era masoquista.
─ ¡Angie! ¿Ya estás lista? ¡Nos vamos en cuarenta minutos! ─ su papá gritó desde las escaleras, Angie suspiró con fastidio. Llevó sus manos a la cara, resfregándolas con molestia.
Iba de mal en peor.
─ Por cada minuto de enojo, perdemos sesenta segundos de felicidad dijo Ralph Waldo Emerson ─ citó con su característica voz entrecortada.
─ Nah, mejor que se vaya a la mierda ─ farfulló mientras se encaminaba hasta su ropero. Había mucho por que hacer.
Y apenas eran las diez de la mañana.
.
.
─ No entiendo.
Brisa la miró incrédula durante algunos segundos. Angie la comprendió, ella tampoco sabía que era tan tonta.
─ No pasaste a diabetes tipo dos ─ le dijo, tecleando algo.
─ Pero la insulina... ─ frunció sus cejas.
─ Descubrimos que sos alérgica a la insulina NPH ─ explicó mientras seguía mirando la pantalla.
Y para peor momento, Angie nuevamente sentía que todo quedaba en silencio, veía que Brisa hablaba, pero no podía escucharla.
Maldita mierda.
Golpeó ligeramente el escritorio e hizo gestos rápidos para que la doctora supiera qué estaba pasando. Brisa suspiró y movió sus dedos para explicarle la situación.
Angie nunca antes se había sentido tan humillada como en ese momento.
─ ¿Qué pasa entonces? ─ cuestionó, sintiendo la mirada intensa de Brisa mientras movía sus dedos.
─ Probaremos distintos medicamentos hasta llegar al ideal ─ la respuesta fue corta y rápida, justo lo que Angie necesitaba en ese momento.
Brisa se quedó callada, analizando la expresión de Angie. De alguna manera, le importaba mucho los sentimientos de la peliazul frente a esta noticia. Como si estuviera a punto de saltar para consolarla.
No, definitivamente había algo malo en ella. Los sentimientos que estaban floreciendo estaban completamente prohibidos.
Sin embargo, cuando Angie mostró una pequeña sonrisa diciendo ─ Confío en usted, doc ─ Brisa supo que no podía más.
¿Qué mierda se suponía que hiciera ahora?
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SUNSETZ ─ [ BRANGIE ]
FanficBrisa era una endocrinóloga de buen corazón, con muchos planes para su futuro. Angie era solo una persona sorda y diabética, sin ganas de volver a pisar ningún hospital. Pero tal vez el hospital no era tan malo como pensaba. Inspirada en: "Sunsetz"...