Capítulo 5: "... en tu rostro."

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"Que... me... lleve... un... demonio."

Definitivamente no era su día.

Apenas sonó su alarma, la cual indicaba que su audífono ya se había cargado, al estar tan irritada terminó cayéndose de la cama.

Y lo peor era que la cosa no terminaba ahí.

A causa del golpe, sus rodillas dolían a más no poder. Sentía que iba a fallecer del dolor agudo, incluso pensaba quedarse en cama.

Luego fue obligada a bajar a desayunar, donde antes le inyectaron su insulina diaria y cuando intentó comer, no pudo.

Pero era de esperarse que ni eso le funcionaba.

¡Oh! ¡Y para colmo debía ir a sacarse sangre!

No era que Angie le tuviera miedo a las agujas, para nada, tenía más de cinco tatuajes por algo. Le gustaban, solo un poco, pero no era masoquista.

─ ¡Angie! ¿Ya estás lista? ¡Nos vamos en cuarenta minutos! ─ su papá gritó desde las escaleras, Angie suspiró con fastidio. Llevó sus manos a la cara, resfregándolas con molestia.

Iba de mal en peor.

─ Por cada minuto de enojo, perdemos sesenta segundos de felicidad dijo Ralph Waldo Emerson ─ citó con su característica voz entrecortada.

─ Nah, mejor que se vaya a la mierda ─ farfulló mientras se encaminaba hasta su ropero. Había mucho por que hacer.

Y apenas eran las diez de la mañana.

.

.

─ No entiendo.

Brisa la miró incrédula durante algunos segundos. Angie la comprendió, ella tampoco sabía que era tan tonta.

─ No pasaste a diabetes tipo dos ─ le dijo, tecleando algo.

─ Pero la insulina... ─ frunció sus cejas.

─ Descubrimos que sos alérgica a la insulina NPH ─ explicó mientras seguía mirando la pantalla.

Y para peor momento, Angie nuevamente sentía que todo quedaba en silencio, veía que Brisa hablaba, pero no podía escucharla.

Maldita mierda.

Golpeó ligeramente el escritorio e hizo gestos rápidos para que la doctora supiera qué estaba pasando. Brisa suspiró y movió sus dedos para explicarle la situación.

Angie nunca antes se había sentido tan humillada como en ese momento.

─ ¿Qué pasa entonces? ─ cuestionó, sintiendo la mirada intensa de Brisa mientras movía sus dedos.

─ Probaremos distintos medicamentos hasta llegar al ideal ─ la respuesta fue corta y rápida, justo lo que Angie necesitaba en ese momento.

Brisa se quedó callada, analizando la expresión de Angie. De alguna manera, le importaba mucho los sentimientos de la peliazul frente a esta noticia. Como si estuviera a punto de saltar para consolarla.

No, definitivamente había algo malo en ella. Los sentimientos que estaban floreciendo estaban completamente prohibidos.

Sin embargo, cuando Angie mostró una pequeña sonrisa diciendo ─ Confío en usted, doc ─ Brisa supo que no podía más.

¿Qué mierda se suponía que hiciera ahora?

SUNSETZ ─ [ BRANGIE ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora