Capítulo 5.

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GUSTOS

Una de las cosas que más le gustaban era cocinar, era muy parecido a preparar pociones, debía pesar, contar, medir y seguir pasos específicos para lograr un buen resultado, sin embargo, los procedimientos para hacer pociones eran muy estrictos y exactos, si no se seguían al pie de la letra podía terminar en una explosión o algo peor, pero en la cocina tenía un poco más de libertad, podía ponerse creativa y experimentar con ingredientes distintos, nuevas especias, diferentes vegetales y carnes de muchos tipos.

En ocasiones les decía a las mucamas que ella prepararía la cena, cuando esto sucedía, Imelda y su padre sabían que les esperaba algo único para degustar, nunca los había decepcionado, cada uno de los platillos que había preparado era único y exquisito.

Podía desenvolverse cómodamente dentro de la mansión todo lo que quisiese, pasearse por los frondosos jardines completamente verdes durante la primavera y de tonos rojizos durante el otoño, o andar por los altos e iluminados pasillos decorados con grandes ventanales con Cian a su lado, estirando de lado a lado sus alas o simplemente dejándolas caer, arrastrándolas por el suelo, ya que, a sus doce años, estas median aproximadamente un metro con cincuenta centímetros, más que su propia estatura en esos momentos.

Adoraba los rosales que trepaban por las paredes del jardín principal y se extendían por todo el ancho de estas, también los atardeceres que pintaban el cielo de naranja y morado todos los días, le gustaba abrir la ventana de su alcoba por las mañanas y sentir la brisa alborotando su cabello y las plumas que rozaban su espalda.

Aún con las cosas que le gustaban de la mansión, de su padre, Imelda y vivir en sociedad, ella no era feliz.

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⏰ Última actualización: May 02, 2022 ⏰

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