Capítulo 0-9: Día diario

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Todo el mundo estaba preparado para ir hacia aquella clase mencionada

Era confuso pensar que cada persona tenía una idea del posible asesinato, cada idea podía contradecir a otra de forma completa, pero solo una seria la correcta

Incluso sabiendo que si fallan nada les pasaría, no podían tener en mente que un asesino seguía entre ellos, además, Paula había muerto, una de nuestras compañeras de toda la vida

Zoe tenía el ceño fruncido, se podía notar las ansias de venganza, no podía perdonar aquel acto tan horrible

Mientras todos caminaban se podía ver una mezcla de emociones, algunos no tenían expresión, otros estaban nerviosos e incluso personas emocionadas aunque suene extraño

Pero alguien destacaba entre aquella multitud, Rocío tenía la mirada perdida

Zoe: Oye Rocío, te noto algo distraída ¿Pasa algo? – Dijo mientras ponía una de sus manos en el hombro de Rocío

Rocío: No quiero parecer egoísta pero, en la investigación he estado pensando en otras cosas– soltó un suspiro algo desanimado

Zoe: Todavía nos queda un poco de camino antes de llegar a la clase ¿Quieres contarme?

Rocío: Es que he tenido un mal presentimiento, Miguel Ángel durante dos días no ha respetado el límite de alimentos, creo que por eso alguien se ha visto en apuros y ha tenido que matar a Paula...

Rocío se notaba desanimada y enfadada, parecía que contenía su rabia, pero aún así no quería decir nada

Rocío: No he servido de mucho en la investigación, lo siento

Zoe: No te preocupes por eso Rocío, cuando encontremos al culpable le diremos a Miguel Ángel que tiene que respetar el límite de comida

Eso parecía haberle subido los ánimos a Rocío por unos momentos

Cuando todos estábamos frente a la clase la puerta de esta misma se abrió, cuando entramos se podía ver varias mesas sentadas en círculos y el director sentado en el lugar de los profesores

Director: ¡Podéis pasar! Cada uno tiene su propio lugar, no os preocupeis por nada tenéis que disfrutar vuestra primera asamblea

El director parecía realmente entusiasmado por aquello, no nos quedaba de otra que ponernos detrás de las mesas que tenían nuestro nombre, de forma oficial...

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