III

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𝓜𝓪𝓻𝓴 𝓶𝔂 𝔀𝓸𝓻𝓭𝓼, 𝓽𝓱𝓮𝓻𝓮'𝓼 𝓽𝓻𝓸𝓾𝓫𝓵𝓮 𝓪-𝓫𝓻𝓮𝔀𝓲𝓷
{𝓢𝓷𝓸𝔀𝓦𝓱𝓲𝓽𝓮 𝓪𝓷𝓭 𝓽𝓱𝓮 𝓢𝓮𝓿𝓮𝓷 𝓓𝔀𝓪𝓻𝓯𝓼}

𝓜𝓪𝓻𝓴 𝓶𝔂 𝔀𝓸𝓻𝓭𝓼, 𝓽𝓱𝓮𝓻𝓮'𝓼 𝓽𝓻𝓸𝓾𝓫𝓵𝓮 𝓪-𝓫𝓻𝓮𝔀𝓲𝓷{𝓢𝓷𝓸𝔀𝓦𝓱𝓲𝓽𝓮 𝓪𝓷𝓭 𝓽𝓱𝓮 𝓢𝓮𝓿𝓮𝓷 𝓓𝔀𝓪𝓻𝓯𝓼}

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ᴀsᴛʀɪᴅ

- Y... ¿tenéis muchas cosas mágicas aquí en Auradon? Como... ¿varitas mágicas y eso? - escuché que preguntaba la hija de Maléfica.

Mis ojos fingían repasar la tinta recién imprimida del folleto que me había pasado Doug, pero mis oídos, bendecidos con la magia del Hada Azul, estaban muy atentos a la conversación que se realizaba a unos metros de distancia.

- Si, existen, claro. Pero casi no se usan. - respondió educadamente el entonces futuro rey - La mayoría de nosotros somos mortales corrientes.

- Uh, que casualmente son reyes y reinas.

Levanté las cejas, la chica de cabellos morados tenía un punto.

- ¡Es cierto! ¡Nuestro linaje real tiene cientos de años! - exclamó mi capitana, muy orgullosa.

Quizás demasiado orgullosa.

Tuve el valor de mirar hacia atrás, hacia quiénes espiaba.

Audrey hacía que su novio la rodeara por los hombros mientras él sonreía, algo incómodo. La princesa también dejaba su mirada venenosa a los nuevos, pero oculta y envuelta por una sonrisa que quería aparentar ser dulce.

Supe que llegaba nuestro turno en cuánto Ben situó su mirada sobre mí y el chico de gafas a mi lado.

- ¡Astrid! ¡Doug! ¡Bajad! - Ben se separó de Audrey, casi parecía que rehuía a su contacto, mientras se reunía con nosotros al pie de las escaleras.

Nos rodeó a ambos por los hombros para situarnos enfrente de los nuevos.

Gemma tenía razón, en realidad Ben estaba muriéndose de los nervios. Oí a su corazón latir por ello.

- Estos son Doug y Astrid. Os ayudarán con los horarios y os enseñarán vuestros dormitorios.

Doug asintió felizmente, complacido.

Por mi parte, di un saludo con la mano, queriendo mostrarme mínimamente amistosa.

Los chicos de la isla solo nos miraron, casi determinando si éramos o no una amenaza. Llegando a la conclusión de que éramos inofensivos.

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