☙01: Concurso

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M A R I A N A

Nervios. Eso es lo que provocan las audiciones y es justamente lo que siento en este momento. Cada año en el Mandalay se celebra el «Mándala Music». Básicamente es un concurso donde pódes cantar o bailar. Los ganadores en las primeras audiciones son seleccionados para crear bandas, que luego compiten entre ellas por un trofeo en el «Mándala Music Show».

Así mismo con los bailarines que quedan en grupos de bailes o algo por el estilo. No soy buena alargando las cosas. Los que no queden pueden participar en el año siguiente. Es mi primera audición que gracias a mi mamá me animé a participar. En realidad no me dejó de insistir por muchos meses, todos los días Literalmente créanme.

¿Y si desafino cantando? Ay no... ahí viene la inseguridad otra vez. La verdad es que detestaría pasar vergüenza delante de miles y miles de estudiantes. Y peor aún, siendo mi papá uno de los jurados. Lo que me tranquiliza es que no es de estos que te exigen por el hecho de "soy jurado y sos mi hija así que no me hagas pasar papelones o te desheredo".

Bastante tengo con que me reconozcan por ser hija de Marianella Rinaldi y Tacho Morales participantes de una de las bandas que causó sensación en su momento los "Teen Angels". No es algo de lo que me avergüence. Para nada. Pero me gustaría ser reconocida por mi y no por mis padres.

—Mariana, es tu turno —me informó antes de desaparecer por mi lado, Paz.

Es la coordinadora del Mándala Music y una de las directoras del colegio hasta el momento. Según me contó el abuelo Nico el próximo año cambiarán a Paz por un nuevo director pero que ella seguirá ayudándolo.

Y esas fueron las palabras mágicas que al instante lograron que los nervios que se habían disipado con los pensamientos volvieran otra vez.

C A N D E L A

Paz pasó por mi lado apenas salí de mi camerino. Le dediqué media sonrisa la cual me devolvió antes de verla entrar por una puerta que supongo es otro camerino. Desde aquí se podía ver quiénes concursaban. Cerré los ojos y mis puños inhalando y exhalando dos veces para tratar de disipar los nervios.

—¿Estás lista, candelita?

Mis ojos se abrieron al instante al escuchar una voz que conocía muy bien. Me di la vuelta para verlo. Y, ahí estaba. Bautista Franccini. Su pelo morocho levemente desordenado, un mechón rebelde caía sobre su frente. Su mano derecha estaba apoyada en una pared mientras que la otra reposaba en su cadera dejando notar la pequeña nota musical tatuada en su dorso. Sus ojos color miel se encontraron con los míos.

—Si. Y no me digas candelita —revolee los ojos. Nunca nos hemos llevado bien. En realidad casi ninguna de las primas se lleva bien con él. Es insoportable.

—Es que sos una nenita rubia hueca entonces por eso el diminutivo —esbozó media sonrisa burlona.

Levanté mi cabeza para mirarlo Justo a los ojos. No puedo dejar que ningún chico me intimide, eso jamás. Soy una Bedoya.

—Pues esta nenita ya se aburrió de hablar con vos así que apártate de mi camino porque estorbas, cerebro diminuto.

Enarqué una ceja.

—Candela, después de Mariana te toca. Atenta —Paz se paró a mi lado dándome la indicación para luego retar a Bautista ya que se había colado en el área de chicas.

Los dejé aún discutiendo y me adelanté hacia estar justo detrás de la cortina por la que ahora recién había salido mi ex mejor amiga para presentar su audición. Mariana se colocó en medio del escenario y dio una seña al Dj con su dedo índice para que ponga la pista.

Casi Angeles 5-  Los Elegidos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora