☙04: Trance

106 10 15
                                    


M A R I A N A

—A vos te estaba buscando —Candela venia en mi dirección en el pasillo. Por un momento pensé que se dirigía a otra persona hasta que se detuvo justo frente a mí. Mi boca casi forma una "o".

—¿Que pasó? —pregunté, extrañada.

—Necesito preguntarte algo, es sobre nuestros papás —arrugué las cejas—. De tu mamá y mi papá para ser exactas.

—¿Que pasa? ¿Es por la discusión del otro día en la reunión familiar?

—No exactamente —miró a sus lados al parecer para verificar que no haya ninguno de los chicos cerca de nosotras. Yo hice lo mismo por impulso—. Escuché a mi mamá discutir con mi papá esa noche. Ella le preguntó a él que si aún seguía sintiendo cosas por tu mamá. Papá le decía a mamá que nada que ver que su único interés es que Bruno sepa la verdad.

—¿Que?

Vieron así como en las novelas en esas escenas en las que algún personaje se entera de algo que lo deja desentendido y todo pasa en cámara lenta. Así me sentía yo en este momento.

—Si. ¿Vos sabes si ellos tuvieron algo? ¿Que sabes sobre esa verdad?

—¿Y yo que voy a saber? Es tema de ellos. Me estoy enterando de todo esto gracias a vos.

—Y... —hizo una pausa—. Tú mamá cuenta todo viste.

—¿Perdón? Mira Candela estoy muy ocupada. Lo que sea que haya pasado entre nuestros viejos es su quilombo y bueno lo de mi hermano puede ser cualquier cosa —le resté importancia. Algo que no pareció gustarle mucho.

En eso Agustin entró en mi campo de visión.

—Pensá lo que quieras. Yo voy a averiguar qué pasa acá —se lanzó unas cuantas miraditas y sonrisitas con el antes ya mencionado. Y así sin más se fue a quien sabe donde.

A L A I

—¡Todos a sus cuartos por favor! —el grito de un chico por el megáfono al que había encargado Paz para asegurarse que los pasillos estuvieran vacíos por las noches me sobresaltó un poco porque estaba muy hundida en mis pensamientos. Más bien en la listita esa.

Ya todos debíamos estar en nuestras respectivas camas dormidos pero aún quedábamos unos pocos en el living.

—¡Rubia!

—¡Nenee! ¿Que te pasa? —Bautista empezó a reírse—. Muy gracioso, ¿no? ¡Tarado!

—Bueno bueno che. No te alteres. ¿No escuchaste que tenemos que ir a los cuartos? —me dedicó su sonrisa burlona de siempre.

—Si escuché, no estoy sor- ¡¿Que hago yo hablando con vos? ¿Te podes ir?!

—Mm mm —negó sonriendo.

—Sos el ser más insoportable del universo —me levanté en dirección al baño.

Maldecí para mis adentros cuando me percaté que me seguía.

En pasos rápido me metí en el baño e intenté cerrar la puerta pero él fue más rápido que yo. Ya estaba frente a mí provocando que mi cara choque con su marcado pecho. Deslizó su mano a mi lado cerrando la puerta detrás mi con su mano izquierda

—Epa, si queres un abrazo simplemente podrías pedírmelo —levantó y bajó las cejas en un pequeño acto seguido.

Enarqué una ceja dedicándole mi peor mirada. Él me sonrió.

—Créeme que lo último que querría es un abrazo tuyo, tarado.

—¡Si ya voy¡ ¡Voy a revisar los baños!

Casi Angeles 5-  Los Elegidos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora